PARASHAT TAZRIÄ

ALEGRÍA ESPIRITUAL

PARASHAT TAZRIÄ

ALEGRÍA ESPIRITUAL

En nuestra parashá de la semana, Parashat Tazriä, entre otros temas toca la Toráh, se toca el tema del Metzorä, lo cual es una persona quien recibe una enfermedad espiritual llamada Tzarät y que le llega solamente a ciertas personas producto de ciertos tipos de conducta no correctas que tuvieron, y se revela a través de unas manchas sobre la piel, parecido a la enfermedad que hoy se conoce como la lepra, solo que la Tzarät tiene características y comportamiento distinto.

La Toráh nos dice [Vaykrá 13:2]: “Adam ki yihihe be´ör besaró seet o sapajat o baheret ve´haya be´ör besaró le´negä tzarät” (Una persona la cual tenga sobre la piel de su carne seet o sapajat o baheret habiendo sobre su piel una mancha de tzarät) “ve´huva el Aharon Ha´Cohen o el ajad mi´banav ha´Cohanim” (Y vino donde Aharon Ha´Cohen o uno de sus hijos Cohanim) y luego de llegar al Cohen, la Toráh nos cuenta sobre el proceso de análisis al cual debe someterse esta persona para que el Cohen determine definitivamente si acaso posee la enfermedad de Tzarät, poniendo a la persona en el estado de un Metzorä, o no, dado que hay casos en los que el Cohen veía que la mancha comenzaba a cambiar a un tono que no es impuro, y purificaba a la persona, significando que no se trata de la enfermedad espiritual de Tzarät, y en otros casos no.

Todo el proceso al que debe someterse una persona que recibe esta enfermedad de Tzarät es algo muy duro. Una vez que el Cohen determina que la persona tiene la enfermedad de Tzarät, trae el Rambam que esa persona tiene una mitzváh de la Toráh de insinuar a cualquier persona que pase cerca suyo que él está impuro, y adicionalmente a esto debe el Metzorä rasgar su ropa, soltarse el cabello, y ser enviado fuera del campamento donde tiene prohibido que lo saluden o el saludar a otras personas, literalmente teniendo que vivir una semana de duelo como una persona a la cual le falleció un ser querido. Finalmente, el Metzorä debe ser sometido a un proceso de purificación donde se sumerge en la mikveh y trae dos ofrendas de expiación, que son dos pájaros.

Toda persona la cual escucha sobre el proceso que tiene que pasar la persona que fue afectada con la enfermedad espiritual llamada Tzarät, inevitablemente se pregunta sobre ¿cómo puede ser que una persona tenga que pasar un proceso tan denigrante, de ser apartado del campamento durante siete días y tener que hacerle saber al resto que se le acerca que él esta impuro? ¡Nuestra Toráh es una Toráh de bondad, una Toráh perfecta! por ende, ¿cómo puede ser que se haya puesto absolutamente de lado el honor de la persona y la haya obligado a someterse a un proceso tan denigrante, tan solo por haber recibido este tipo de enfermedad espiritual llamada Tzarät?

Para poder entender esto, debemos primero entender el motivo por el cual El Creador decidió que se le envíe este tipo de enfermedad espiritual a una persona especifica. La Guemará en Masejet [Ërejin 16b] trae que el motivo principal por el cual una persona recibe esta enfermedad espiritual de Tzarät sobre su piel, es por el pecado de “Lashon Ha´Rä” (blasfemia). Es decir, por el hecho de que esta persona habló mal de otra persona, independientemente de si lo que dijo es algo que es verdad, igual así, por el hecho de que esta persona blasfemó y habló cosas denigrantes de su prójimo, resulta que Del Cielo le envían esta enfermedad espiritual llamada Tzarät, y trae la Guemará ahí que: “Hu hebdil ben ish le´ishto, ben ish le´reëhu, lefijaj amráh Toráh badad yeshev” (Esta persona con su blasfemia causó una distancia entre un hombre y su mujer, o entre un hombre y su prójimo, por eso será distanciada y se sentará fuera del campamento). El Sefer Ha´Jinuj [mitzváh 171] trae que de la misma forma que el pecado del “Lashon Ha´Rä” (blasfemia) aleja a la persona de todo lo bueno, así mismo la Toráh lo alejó de su entorno, lo cual no es algo bueno.

Cuando la Toráh nos cuenta sobre este fenómeno que le sucede a una persona que habla algo denigrante sobre otro, y el proceso al cual es sometido producto de esto, debemos entender que la Toráh no viene hablarnos acá solamente de un castigo, sino que viene a hablarnos del trasfondo que se esconde tras esta actitud que tuvo la persona, y sobre cuál es el proceso al cual se debe someterse aquella persona justamente para poder tratar de raíz lo que lo conllevó a recibir Tzarät, y así no volver a caer en eso.

Para poder entender un poco mejor la profundidad que hay detrás de esta enfermedad llamada Tzarät, nos gustaría remontarnos a una historia que aparece en Melajim sobre la época de Jizkiahu Ha´Melej. En aquella época, Sanjeriv, el rey de Asiria, comenzó a conquistar distintos pueblos que se estaban revelando en contra de su reinado, entre los pueblos que tenía planeado conquistar, se encontraba la ciudad de Yerushalaim donde reinaba Melej Jizkiahu.

El rey Jizkiahu, era un hombre muy recto frente Al Creador, a tal nivel que nuestros sabios nos cuentan que él logró llevar a Äm Israel a un nivel espiritual nunca antes visto, habiendo uno de los niveles de estudio y conocimiento de Toráh muy alto dentro de Äm Israel durante su época. Es más, nuestros sabios nos cuentan que el rey Jizkiahu podría haber sido el Mashiaj en su época, y al final no lo fue por un suceso que hubo. Sin embargo, Jizkiahu tenía un solo problema, y ese problema era justamente el secretario que tenía.

Jizkiahu tenía un secretario muy inteligente llamado Shevná. La Guemará cuenta que Shevna era un Talmid Jajam (sabio estudioso de la Toráh), y tenía incluso un grupo de alumnos a quienes les enseñaba Toráh, al igual que el rey Jizkiahu, quien también enseñaba Toráh en esa época. Es más, la Guemará cuenta que Shevná tenía incluso más alumnos que el rey Jizkiahu, teniendo 130.000 alumnos a quienes les daba clases, versus el rey Jizkiahu quien tenía tan solo 110.000 alumnos, es decir, el rey tenía menos alumnos que su secretario.

Cuando uno escucha esto, uno se pregunta ¿Cómo debiera reaccionar un rey cuando ve que su secretario tiene más alumnos que él y le enseña Toráh a un grupo más numeroso que el suyo, aparentemente superándolo en fama? Lo más probable, es que el rey le diga a su secretario: “Escucha, la verdad es que esto de que tengas más alumnos que yo, y que des clases de Toráh a un público más numeroso que el mío, no encuentro que corresponda. Yo soy el rey acá, tú sabes. Por ende, te pido por favor que cambies la forma en que estas actuando y achiques el público al cual le enseñas Toráh.” Sin embargo, Jizkiahu Ha´Melej no dijo nada, se quedó en silencio y aceptó con felicidad el hecho de que Shevná, quien era su secretario, entregue clases de Toráh frente a un público más grande que el suyo y que tenga más alumnos que él, actitud la cual claramente es digna de admiración.

Cuando Sanjeriv llegó a las afueras de los muros de la ciudad de Yerushalaim, y comenzó el sitio de la ciudad, evitando de que ingrese cualquier tipo de alimento a la ciudad y así se rindan frente a él, Shevná vio una oportunidad para él. Shevnáh se dijo a sí mismo: “Esta es mi oportunidad. Yo tengo más alumnos que Jizkiahu Ha´Melej, y seguramente la mayoría del pueblo va a ir tras de mí. ¿Cómo puede ser que yo sea más querido que el rey Jizkiahu, e igual así él sea el rey de Yerushalaim y no lo sea yo? Esta es mi oportunidad para tomar el cargo de rey sobre Yerushalaim, mi momento ha llegado, y el tiempo de Jizkiahu Ha´Melej se ha acabado”.

¿Qué hiso Shevná? Agarró una flecha, amarró un pergamino en la punta de la flecha, y luego la lanzó en dirección hacia el campamento donde se encontraba Sanjeriv con su ejército. Dentro del pergamino, Shevná escribió lo siguiente: “Rey Sanjeriv, mi nombre es Shevná, y tengo más alumnos que el rey Jizkiahu, la mayoría del pueblo está conmigo y yo quiero hacer las paces contigo. Como veras, el rey Jizkiahu está en contra de ti, pero en cambio yo, yo si quiero que tu seas quien goberné sobre todos los pueblos, por ende, cuando termines de hacer tu trabajo y conquistes Yerushalaim, no te olvides de nosotros”.

Shevná tenía sus propios cálculos, él estaba seguro que Sanjeriv iba a ganar la guerra, gobernar Yerushalaim y luego cuando vuelva a su ciudad en Asiria y tenga que elegir un gobernador local para la ciudad de Yerushalaim, se va a acordar de que Shevná estaba de su parte, y con seguridad lo elegiría a él y Jizkiahu saldría de su cargo de rey.

Jizkiahu Ha´Melej se enteró de todo esto y se puso bastante nervioso, entendió que Shevná planeaba seriamente una rebelión en contra suyo. Por ende ¿Qué hiso? Lo que hiso fue levantar sus ojos Al Cielo y rezar con mucha fuerza a Ha´Kadosh Baruj Hu para que lo salve de la situación.

En ese momento llegó donde él el profeta Yeshäyahu y le dijo lo siguiente: “Kesher reshaïm einó min ha´minian” (La conexión que tiene un malvado no es parte de la cuenta), es decir, el profeta Yeshäyahu le dijo en otras palabras: “Esa conexión que tú ves que tiene Shevná con las personas que lo rodean, no tienes nada que preocuparte, no es una conexión real, y no lo van a elegir a él por sobre ti, y eso por el motivo de que él se está comportando con una actitud malvada, y está planeando una estrategia con el enemigo contra ti”.

Shevnáh estaba tan seguro de lo que estaba planeando, que se dirigió hacia el lugar donde se encontraban las tumbas de los reyes de Äm Israel, todos aquellos reyes que venían de la descendencia del rey David, incluyendo la tumba de David Ha´Melej. Shevnáh aun no era rey, pero frente a sus ojos él ya se sentía un rey, él ya sentía que tenía el puesto de rey sobre Jerusalem y por ende le correspondía venir a buscar una tumba donde pudiera ser enterrado junto al resto de los reyes de Äm Israel eventualmente, dado que él ya se sentía un rey frente a sus ojos.

Cuando llegó al lugar de las tumbas, se encontraba esperándolo ahí el profeta Yeshäyahu, y cuando lo vio le dijo a Shevnáh: “Mah lejá poh ve´mi lejá poh” (Qué haces acá y que tipo de conexión tienes con las personas de este lugar), en otras palabras, diciéndole: “¿Qué haces acá buscando un cargo y un puesto que no te corresponde? ¿Qué haces codiciando e intentando quitarle el puesto a tu rey Jizkiahu? ¿Por qué no te conformas con lo que tienes y la linda posición en donde te encuentras, donde eres un gran rabino que puede dar clases de Toráh e interactuar con 130.000 alumnos? ¿Por qué buscas ponerte sobre la cabeza una corona que no te pertenece a ti? Es mi deber decirte como enviado Del Creador, que todos tus intentos van a fracasar y tu no vas a finalizar tu vida de la forma en que debías hacerlo, y no solamente eso, sino que incluso lo que ya tenías, te lo van a quitar Del Cielo”. Sin embargo, Shevnáh no se asustó de lo que le dijo el profeta, y tampoco le hiso caso, continuando en su camino.

La Guemará en Masejet Sanhedrin cuenta que después de esto sucedió lo siguiente. Shevnáh continuó con su imaginación y esperanza de convertirse en el rey, y dentro de su convencimiento decidió que era el momento de hacerle una visita amigable a Sanjeriv para conocerse en persona. Para esto juntó 130 de sus alumnos quienes lo escoltarían durante la salida de los muros de la ciudad de Yerushalaim hasta el campamento de Sanjeriv. Cuenta la Guemará que al momento en que iban saliendo de la ciudad de Yerushalaim, donde lógicamente Shevnáh iba primero en el grupo, llegó el ángel Gabriel y cerró los portones de la ciudad dejando solamente a Shevnáh afuera de la ciudad y todo el resto de los 130 alumnos quedaron encerrados dentro de los muros de Yerushalaim, y justo en ese momento, mientras Shevnáh se encontraba solo parado a las afueras de la ciudad, fue golpeado con la enfermedad de Tzarät.

De repente, los soldados de Sanjeriv detectaron que Shevnáh se encontraba solo a las afueras de la ciudad, y lo trajeron frente a Sanjeriv. Cuando Sanjeriv lo vio, y vio que estaba solo, le preguntó sobre donde estaba el resto del pueblo, ya que él le había escrito en el pergamino explícitamente que la mayoría del pueblo estaba de su lado, y todos los apoyaban.

Shevnáh le contestó a Sanjeriv que el resto se habían quedado encerrados dentro de la ciudad. Sanjeriv era más sabio de que Shevnáh creía, por ende, cuando Sanjeriv escuchó esto le dijo: “Yo veo que te encuentras infectado con la enfermedad de Metzoräh en el cuerpo, y también se perfectamente que en su Toráh está escrito que una persona la cual tiene eso debe ser expulsado del campamento. Ahora entiendo todo, tu me mentiste, me dijiste que todo el pueblo estaba contigo, e intentaste utilizarme, cuando en realidad lo único que eras es un hombre con Tzarät que fue expulsado de su campamento. Este error te costará la vida”.

Cuenta la Guemará que Sanjeriv agarró a Shevná y lo mató de una forma muy cruel, y hasta ahí llegó todo el plan que tenía Shevnáh de tomar el puesto de Jizkiahu Ha´Melej. Luego al cabo de unos días, Ha´Kadosh Baruj Hu hiso bajar una tropa ángeles que mataron 185.000 soldados de Sanjeriv y todo el ejército de Sanjeriv se terminó escapando del miedo, declarándose la victoria para Jizkiahu y todo Yerushalim.

Sin embargo, ¿Cuál fue el error de Shevnáh? ¿Qué fue lo que le causó caer tan bajo a tal punto que comenzó a hablar mal de su rey y tratar de quitarle su puesto? Su problema fue uno que desgraciadamente le sucede a muchas personas, y es el problema de no saber concentrarse en quien es él, y en cuál es su misión sobre este mundo, mirando hacia el costado y codiciando lo que tiene el otro y en la misión del otro, en vez de concentrarse en lo que él tiene y valorar su propia misión sobre este mundo.

La blasfemia (llamada por la Toráh “Lashon Ha´Rä”) posee su raíz justamente en eso. Es decir, cuando una persona habla algo denigrante de otra persona, en realidad debemos entender que ese acto es solamente un signo de algo más profundo que está pasando con aquella persona la cual está blasfemando del otro. Cuando una persona siente la necesidad de hablar algo denigrante de su prójimo, es porque en realidad aquella persona no está contenta consigo misma y no está contenta con su misión en la vida, y por ende, naturalmente aquella persona al verse atrapado en condiciones donde no puede elevarse a sí mismo, a pesar de que quiere hacerlo, lo que hace es optar por tratar de disminuir al otro hablando cosas denigrantes de él, y asi sentir un consuelo cojo, necio, y absolutamente momentáneo, para el problema que tiene, que es un descontento consigo mismo y con su misión en la vida.

Eso es lo que le pasó a Shevnáh, quien, a pesar de tener una hermosa vida, llena de entrega y sentido, con un bello cargo, no vio nada mejor que codiciar el puesto que tenía el rey Jizkiahu, su propio rey, llevándolo a hablar cosas denigrantes del rey, y finalmente recibiendo Tzarät y perdiendo todo lo que tenía en este mundo,

Por eso si nos fijamos bien, la Toráh quiso que esta persona que hablo mal de alguien y recibió Tzarät permanezca a solas fuera del campamento, dado que de esa forma, estando a solas consigo misma, la persona va a poder recapacitar y meditar sobre cuál es su valor personal, y enfocarse en quien es él en vez de enfocarse en quien es el resto, y que tiene el resto, y también, si nos fijamos bien, justamente por eso la Toráh comandó a que sea Aharon Ha´Cohen, o alguno de sus descendientes, quien tenga que ver y analizar a la persona que recibió esta enfermedad de Tzarät para decidir si es que esta impuro o no.

¿Por qué Aharon Ha´Cohen o uno de sus descendientes? Ya que no hay nadie como Aharon Ha´Cohen que sepa alegrarse con su parte y no caer en codiciar la del resto. ¿Dónde lo vemos? Cuando Ha´Kadosh Baruj Hu quiso mandar a Moshé Rabenu para que lidere la redención del pueblo, Moshé Rabenu le dijo a Ha´Kadosh Baruj Hu que él no quería ser el enviado, dado que su hermano Aharon era quien se encontraba actualmente como profeta del pueblo de Israel en Egipto, y no quería quitarle el cargo. Sin embargo, El Creador Quien conoce los corazones y sabe que va a suceder, le dijo a Moshé Rabenu: “No te preocupes, dado que “ve´reajá ve´samaj be´libó” (Te va a ver, y se va a alegrar en su corazón), es decir, tu hermano Aharon no va a sentir ningún tipo de envidia u algo parecido, sino que pura alegría real por ti, ya que él entiende su lugar y está contento con la misión que se le otorgue.

Aharon Ha´Cohen, o uno de sus descendientes quienes heredaron esta cualidad de saber la parte del vaso lleno, son ellos quien la Toráh quiso que visiten a la persona que recibió Metzorät, dado que nadie como ellos podría hablar con la persona y hacerla recapacitar de lo innecesario que hay en hablar mal de otra persona, y del beneficio nulo que nos resulta de blasfemar, a sabiendas que desear el puesto que tiene el otro en esta vida, eventualmente nos va a hacer terminar hablando cosas denigrantes de él.

Aharon Ha´Cohen, o uno de sus descendientes, es quien puede venir donde la persona y decirle: “Hermano mío, ¿Qué pasa? ¿Por qué no estas conforme con tu vida y tu rol sobre este mundo? ¡Date cuenta de quién eres tú y explota ese potencial! No hay nada que mirar al lado, somos todos distintos y con misiones distintas, y cada uno es responsable de avanzar lo más que puede en su camino” y de esta forma, la persona al recapacitar esto, inmediatamente entiende que la blasfemia que hiso sobre el prójimo fue algo por las puras, sin ningún tipo de beneficio real, y de ahí en adelante no se tropiece nuevamente con la piedra de blasfemar del otro.

Es decir, vemos de acá que la Toráh quiso solamente una cosa a través de la enfermedad espiritual llamada Metzorät, y es justamente devolverle a la persona que se tropezó en blasfemar, su alegría espiritual, ya que la persona que esta alegre espiritualmente, no cae en hablar cosas malas del resto. A eso debemos aspirar BH.

Shabat Shalom u´m´Voraj.

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