KORBÁN TODÁH (OFRENDA DEL AGRADECIMIENTO)
PARASHAT TZAV
OFRENDA DEL AGRADECIMIENTO
En nuestra Parashá de la semana, Parashat Tzav, la Toráh entre otros temas que toca, nos habla sobre una ofrenda muy especial, la cual se la llama “Korban Todáh” (Ofrenda del agradecimiento), y tal como su nombre lo dice – esta ofrenda se la trae como agradecimiento Al Creador por algún suceso especifico que le sucedió a la persona, como por ejemplo, si es que viajó por el mar y logró llegar sano y salvo de su travesía, o si es que estuvo enfermo en cama y logró recuperarse, o si es que estuvo preso y lo liberaron, etc, por todo motivo de agradecimiento hacia El Creador que la persona desee ofrendar esta ofrenda, puede hacerlo.
Muchas cosas interesantes posee este Korban Todáh, como por ejemplo lo que trae el Midrash en Vaykrá Rabáh [9:7] que en el futuro, todas las ofrendas van a ser anuladas exceptuando una, que es el Korban Todáh. Otra cosa bastante interesante, es la forma en que se come este Korban, siendo un Korban que incluye una cantidad muy grande de comida que debe ser consumida, y por otro lado contiene una cantidad muy corta de tiempo para poder hacerlo. La Toráh trae que, en este Korban, aparte de ofrendarse un animal, hay que traer nada más y nada menos que cuarenta panes, cuatro tipos de panes, trayendo diez unidades de cada uno. Respecto al tiempo, la Toráh nos dice que, si bien el Korban Todáh es un tipo de Korban que pertenece a la familia de los Korbanot Shelamim, y los Korbanot Shelamim se los puede comer durante el día en que se lo ofrendaron, la noche que sigue, y el día siguiente hasta la puesta de sol, en el caso del Korban Todáh es distinto, pudiéndose comer solamente durante el día en que se lo ofrendó y la noche que le sigue.
Es decir, vemos que por un lado este Korbán Todáh incluye una cantidad de panes que ningún otro Korban incluye, y por otro lado se lo debe comer en un tiempo récord más corto que el resto de los Korbanot de su misma categoría, y si es que no se alcanza a comer, todos los restos se los deben quemar. Claramente todo esto nos hace preguntarnos la gran pregunta sobre ¿Qué motivo hay tras el hecho de que El Creador quiera que así sea?
La respuesta para esto, es que la Toráh quiso mostrarnos que hay dos formas de agradecer, una forma es agradecer a solas y en privado, haciéndolo solamente entre uno y Ha´Kadosh Baruj Hu, y la otra forma es agradecer frente a otras personas, y publicar el milagro o el suceso que Ha´Kadosh Baruj Hu hiso con nosotros dentro de su inmensa bondad. Por ende, uno de los motivos por los cuales la Toráh requirió que se tenga que ofrendar una cantidad de comida tan grande junto con el Korban Todáh, a pesar de que hay un tiempo tan corto para comerlo que es imposible que una persona sola pueda terminarlo, es justamente para que esta ofrenda del agradecimiento tenga que siempre ser comida con otros invitados, es decir, que siempre la persona quien trae un Korban Todáh deba invitar otras personas para que se lo coman junto con él, y de esta forma inevitablemente el agradeciéndole hacia Al Creador sea hecho en público, teniendo que contarle al resto el motivo por el cual trajo un Korban Todáh.
Agradecer en público, no necesariamente significa tener que publicar con todo el mundo las cosas buenas y las bendiciones que recibimos Del Cielo, hay que tener cuidado con eso, ya que muchas veces envés de ser algo producente, resulta siendo algo contraproducente y que puede hacer que la persona pierda la bendición. Agradecer en público, significa saber propagar en el resto una actitud de agradecimiento por aquellas cosas que recibimos día a día y que a veces se ven simples o se ven como cosas que no son dignas de agradecimiento. Agradecer en público significa contagiar a los que nos rodean con ese sentimiento de agradecimiento, lo cual los motiva a ellos a que luego también adopten esta actitud.
Nosotros podríamos pensar que la importancia de saber ser agradecido, es algo que tiene que ver con una actitud virtuosa, una actitud que debiéramos aspirar a tenerla, pero que no es tan grave si es que no logramos adoptarla al nivel que se debiera adoptar. Sin embargo, esto no es así, ya que tal como lo veremos, saber ser agradecido posee una importancia que va más allá de lo que nosotros creemos, llegando a ser literalmente un ingrediente critico en nuestra relación con El Creador y con nuestro entorno, al punto en que no se trata solamente de una actitud virtuosa, sino que de una actitud imprescindible para poder vivir bien.
Uno de los personajes en la Toráh que sirve como un ejemplar para entender este arte del agradecimiento, es Yosef Ha´Tzadik. Yosef Ha´Tzadik tuvo una vida lejos de ser fácil. En una parte de su vida, a los 17 años fue vendido por sus hermanos como esclavo, y luego fue comprado en Egipto por un amo el cual lo compró con intenciones de abusar de él, y Yosef lo sabía. La Toráh nos cuenta, que la esposa del amo de Yosef Ha´Tzadik, llamada Eshet Potifar, era una de las mujeres más bellas del mundo, y esta mujer se enamoró de Yosef, intentando hacerlo pecar con ella numerosas veces.
En una de las escenas que trae la Toráh sobre la esposa del amo de Yosef, Eshet Potifar, trae que ella intentó tentar a Yosef Ha´Tzadik para que se acueste con ella, pero sin embargo, la Toráh dice que Yosef [Bereshit 39:8]: “Va´yimaen” (se abstuvo) y le dijo: “Einenu gadol ba´bait ha´zeh mi´meni, ve´lo jasaj mi´meni meuma ki im otaj ba´asher at ishtó” (Tu marido me puso en una situación donde no hay nadie más grande que yo en esta casa, y no me privó nada de lo suyo, exceptuándote a ti que eres su mujer) “ve´ej eëséh ha´raäh ha´guedoláh ha´zot ve´jatati Le´Elokim” (Por ende como voy a hacer aquel acto tan malvado de acostarme contigo, y le pecaré A Elokim).
La palabra “Va´yimaen” (se abstuvo) está escrita en la Toráh con una acentuación muy peculiar que aparece solamente cuatro veces en toda la Toráh, llamada “Shalshelet”. Este signo de acentuación llamado “Shalshelet” se lo lee de una forma que expresa redundancia, para explicarnos que es una acción que fue realizada más de una sola vez, y adicionalmente a esto, la palabra “Shalshelet” viene de la palabra “Hishtalshelut” que significa “derivado/consecuencia”, para explicarnos que esa acción tuvo un derivado o consecuencia.
Dos preguntas principales surgen de esta escena con Yosef Ha´Tzadik y Eshet Potifar, la primera es, ¿por qué la Toráh puso el signo de “Shalshelet” y utilizó esta acentuación sobre la palabra “Va´yimaen” (se abstuvo)? y la segunda es, ¿por qué Yosef Ha´Tzadik dijo: “ve´ej eëséh ha´raäh ha´guedoláh ha´zot ve´jatati Le´Elokim” (Por ende, como voy a hacer aquel acto tan malvado de acostarme contigo, y le pecaré A Elokim)? Ya que aparentemente mezcló en una misma frase dos cosas, hablando primero de todo lo bueno que su amo le ha dado y sobre cómo iba a ser un malagradecido de tocar a su mujer haciéndole algo tan malo después de todo lo bueno que ha hecho con él, y luego habló de un tema muy distinto, hablando de pecar en contra de Elokim, lo cual aparentemente parecen ser dos cosas separadas la una con la otra.
En realidad, si bien se ve como algo separado, veremos que todo está todo conectado lo uno con lo otro, y todo gira en torno a un solo concepto, que es el concepto del agradecimiento que debe tener la persona.
Yosef sabía exactamente que su amo lo había comprado desde un comienzo para abusar de él, incluso, es más, el amo había tratado de abusar de él, solo que Yosef se salvó al suceder un milagro y un ángel evitó que suceda la desgracia, y a pesar de todo esto, igual así vemos algo increíble, vemos como Yosef seguía sintiendo un agradecimiento muy grande por su amo, enfocándose solamente en lo bueno que había hecho con él, y no en lo malo. Cuando la mujer de su amo, Eshet Potifar, quiso pecar con Yosef, Yosef perfectamente podría haberse dicho a sí mismo: “Es verdad que mi amo me ha dado bastante, sin embargo, yo le he dado igual a él, le he trabajado con absoluta fidelidad durante todo este tiempo, por ende, en ese sentido estamos igualados, además, él tuvo intenciones de abusar de mí y hacerme daño, y por ende no hay motivo por el cual yo debiera serle fiel a alguien quien intentó dañarme, y por eso no veo por qué debo abstenerme de lo que su mujer me está pidiendo…”, así podría haber pensado. Sin embargo, Yosef Ha´Tzadik se concentró solamente en lo bueno que ha hecho su amo con él, y no en lo malo (a pesar de sabemos que lo existía), y por eso vivía constantemente con un sentimiento de agradecimiento hacia él, logrando mantenerse fiel a su amo incluso frente a pruebas como la que estaba pasando, y a pesar de que el amo no había sido un ángel y también le había hecho cosas malas, igual así Yosef se sentía agradecido hacia él, concentrándose solamente en lo bueno.
Por ende, volviendo a las dos preguntas que hicimos al comienzo, sobre por qué se utilizó la acentuación de “Shalshelet”, y sobre por qué Yosef Ha´Tzadik ingresó dentro de una misma frase dos términos aparentemente no tienen nada que ver, hablando sobre el mal agradecimiento con su amo y sobre pecar contra El Creador, veremos que esta todo conectado.
Cuando una persona sabe ser agradecido con la gente que lo rodea, y sabe poner atención en las cosas pequeñas que otros hacen por él, sabiendo agradecer por ellas y valorarlas, finalmente terminará también siendo agradecido con Quien más debe serlo, que es con El Creador que nos brinda todo. Pero si es que la persona es todo lo contrario, Jas Ve´Jalila, siendo una persona que no sabe agradecer a la gente que hace cosas por él, sea lo que sea, teniendo actitudes de mal agradecimiento, aquella persona finalmente terminará siendo malagradecido con El Creador Bendito Sea, y terminara pecando a Elokim, tal como dijo Yosef.
Quiere decir que, el signo “Shalshelet” sobre la palabra “Va´ymaen” (se abstuvo) nos enseña que esta actitud donde Yosef se abstuvo de hacer un acto de mal agradecimiento, en realidad posee una “Hishtalshelut” (derivado/consecuencia). ¿Cuál? Es el derivado o consecuencia que Yosef Ha´Tzadik nos dice en el mismo verso, ya que, si nos fijamos bien, Yosef le dice a Eshet Potifar: “ve´ej eëséh ha´raäh ha´guedoláh ha´zot ve´jatati Le´Elokim” (Cómo voy a hacer aquel acto tan malagradecido de estar contigo, y le pecaré A Elokim), diciéndole en otras palabras: “¿Cómo quieres que haga un acto de malagradecido en contra de tu marido que es mi amo?, Si hago algo así, ¡finalmente terminaré pecando contra Elokim!”, y eso es lo que nos dice el Midrash Ha´Gadol [Shemot 8]: “Col ha´cofer be´tovató shel javeró, le´ba´sof cofer be´tovató Shel Makom” (Todo el que es malagradecido con lo bueno que le hiso su amigo, finalmente será malagradecido con lo bueno que le dio Su Creador).
En los años 20s del 1900, vivía en Alemania un joven yehudí llamado Walter Ratenau. Este joven tenía una mentalidad muy extremista y opinaba que todos los judíos tenían que adaptar en un 100% la cultura alemana y modernizarse. En un momento de su vida escribió un artículo que salió en unas cuantas revistas donde escribía extensamente el por qué lo correcto era que todos los yehudim de Alemania dejaran por completo sus tradiciones y se adapten en un 100% a la cultura alemana.
El padre de Walter Ratenau de tanta vergüenza que sintió al enterarse del artículo que había escrito su hijo, compró todas las revistas de la ciudad, y las puso dentro de cajas en patio de su casa. Cuando su hijo Walter llegó y vio todas las revistas ahí, el padre lo miró con pena en los ojos y le dijo una sola frase, le dijo: “Hijo mío, nunca te olvides que eres yehudí”.
El tiempo pasó, y Walter Ratenau creció y se convirtió en un político importante dentro de Alemania, siendo el ministro de hacienda y luego el ministro del exterior de Alemania. Mientras se encontraba en su cargo de ministro del Exterior, su padre falleció repentinamente.
Llegó el día de Yom Ha´Kipurim, y como cada año, la comunidad de Berlin llevaba a cabo un gran rezo en la Sinagoga de Rav Wainwerg (conocido por su famoso libro Sridé Esh). La costumbre en el rezo de Yom Ha´Kipurim, es que después del rezo matutino, se realiza una pequeña interrupción antes de Minjáh, y en ese momento se ingresa un rezo en recuerdo de los fallecidos, conocido como el rezo de “Izkor”, donde el Jazan, o el Rabino, se para sobre la tarima y lleva a cabo un rezo especial en recuerdo de los fallecidos, y cada persona se puede acercar y entregar nombres para el rezo. Mucha gente había asistido a la Sinagoga, por lo que durante la interrupción, muchos de ellos salieron fuera de la Sinagoga para tomar un poco de aire y estirar los pies.
De repente, todos ven como un auto lujoso se estaciona en la entrada de la Sinagoga en pleno Yom Ha´Kipurim, y de él se bajan dos guardaespaldas y un señor de traje. El señor de traje era nada más y nada menos que Walter Ratenau, quien entró apresuradamente a la Sinagoga pensando de que se había perdido el rezo de “izkor”. Cuando ingresó y vio que justo se encontraban en “Izkor”, se alegró mucho y se dirigió para entregar el nombre de su padre y así puedan recordarlo. Mientras tanto, todas las personas que estaban fuera de la Sinagoga se decían entre ellos: “¿Qué se cree este hombre? ¿Acaso piensa que por venir unos minutos a la Sinagoga para el rezo de Izkor se le van a perdonar todos los Yom Ha´Kipurim que no cuidó y no hiso nada? ¡Se nota que no entiende nada!”.
Sin embargo, después de que Walter Ratenau dejó la Sinagoga y todos volvieron a entrar, se paró el rabino de la Sinagoga, Rav Wainwerg, y dijo frente a todos: “Yo sé lo que ustedes están pensando. Sin embargo, quiero que sepan algo muy importante. Quiero que sepan que estoy 100% seguro que si es que ese hombre supo venir a la Sinagoga solamente para nombrar a su padre en agradecimiento por lo que hiso durante su vida y así poder recordarlo en Izkor que él sabe que era algo importante para su padre fallecido, con seguridad que terminará acercándose Al Creador”.
Transcurrieron 60 años desde esa historia, y uno de los alumnos de Rav Wainwerg, llamado Rav Waingort, comenzó a contar esta historia frente a un público de personas en una comunidad que le pidieron habalar. Cuando terminó de contar la historia, un joven con kipáh que se encontraba dentro del público se le acercó a Rav Waingort con lágrimas en los ojos para agradecerle por las palabras que había dado frente a ellos, y dentro del agradecimiento le contó que él era nada más y nada menos que uno de los nietos de Walter Ratenau, y que efectivamente, tal como dijo Rav Wainwerg, toda la familia volvió en Teshuváh y se acercaron Al Creador.
Ese el Korban Todáh (Ofrenda del agradecimiento), es la ofrenda que representa la importancia que hay en saber ser agradecido, y es por eso que el Korban Todáh es la única ofrenda que nunca será anulada, ya que el agradecimiento es lo primordial para lograr cercanía real con El Creador, y la necesidad de acércanos Al Creador es algo que nunca será anulado.
Hagamos un esfuerzo por ser agradecidos incluso por aquellas cosas pequeñas que recibimos del resto.
Shabat Shalom U´M´Voraj