PARASHAT VAYGASH 5784

EL QUE SABE LLORAR, SABE ALEGRE

PARASHAT VAYGASH

EL QUE SABE LLORAR, SABE ALEGRARSE

En Parashat Vaygash, la Toráh nos cuenta sobre el reencuentro de Yosef con sus hermanos y la escena donde Yosef se les revela contándoles que él era Yosef, el hermano que habían tirado a un pozo y vendido hace 22 años atrás.

Algo bastante interesante que vemos respecto a Yosef, es que de todos los personajes que hay en el Tanaj, él quien la Toráh nos revela más veces que lloró.  Una de las veces que lloró fue justamente cuando abrazó a su hermano Binyamin, tal como está escrito: “Va´ypol äl tzavaré binyamin ejav va´yebk, u´Binyamin bajá äl tzavarav” (Y cayó sobre los cuellos de Binyamin su hermano y lloró, y Binyamin lloró sobre su cuello).

La Guemará explica que Yosef lloró por los 2 Bet HaMikdash que iban a ser construidos en el sector que recibió Binyamin dentro de la tierra de Israel y luego iban a ser destruidos (y por eso está escrito “los cuellos de Binyamin” en plural, dado que hace referencia a los dos Baté Ha´Mikdash), y Binyamin lloró por Mishkan Shiló que es el lugar donde iba a estar el tabernáculo antes del Bet Ha´Mikdash durante 369 años, y también se destruiría.

La pregunta que existe sobre esta escena, es ¿Por qué cada uno lloró sobre la destrucción que iba a suceder en el sector del otro, y no lloró por la destrucción que iba a suceder en su propio sector? Normalmente una persona es más cercana a sí mismo que al resto, por lo que aparentemente cada uno debía haber llorado por su pedazo. Incluso en la mitzváh de amar al prójimo como a uno mismo, está escrito “ve´ahavtá le´reaja camoja” (amaras para tu prójimo como para ti mismo), pero no está escrito amalo igual que a ti mismo, dado que nadie puede llegar a amar al prójimo igual a como se ama a uno mismo, pero si puede acercarse a ese amor. Entonces ¿Por qué Yosef y Binyamin no lloraron cada uno por la destrucción que iba a suceder en su propia porción, y enves de eso lloraron por la destrucción que iba a suceder en el lugar del otro?

La respuesta de esto se encuentra en el entendimiento sobre para que existe el llanto, y que la trae el Rebe Mi´Luvavitch [Likutei Sijot 10, página 148]. El llanto existe, normalmente, para aliviar a la persona quien llora. El llanto no tiene la capacidad de corregir algo, sino que tiene la capacidad de descargar y alivianar a una persona. Si es que una persona tiene la posibilidad de arreglar y corregir algo – no debe calmarse a sí mismo a través del llanto, sino que debe pararse y actuar para arreglarlo.

Cuando una persona ve la destrucción de su amigo, en realidad nunca se tiene la posibilidad de arreglarlo completamente, dado que el arreglo completo va a depender siempre de su amigo, de que vuelva en arrepentimiento y corrija sus caminos. Eso no quiere decir que no tengamos la responsabilidad de saber llamarle la atención de una forma correcta y rezar por él, al contrario, lógico que hay que hacerlo, pero el paso final que va a generar el arreglo finalmente puede solamente venir de parte del amigo, y no en manos de uno.

Es por esto que cuando una persona ve que el Mikdash de su amigo se encuentra destruido, se une al dolor de su amigo a tal punto en que llega a llorar por él. Uno de verdad se siente parte de ese dolor, de esa destrucción, a tal punto que llega a llorar por ello.

En cambio, cuando se trata de una destrucción que existe dentro del Bet Ha´Mikdash de uno mismo, la persona no puede conformarse con llorar, tal como dice el dicho famoso “Tovah peülah ajat, me´elef anajot” (Es mejor una sola acción, que mil suspiros y llantos). Es decir, en vez de llorar, la persona tiene que esforzarse por volver construirlo a través de hacer buenas acciones y hacer teshuváh, la persona debe actuar, ya que eso es lo que trae la salvación personal, y no quedarse sentado llorando.

Es por esto que Yosef y Binyamin lloraron, por la destrucción que vieron cada uno en su hermano, y no lloraron por su propia destrucción, dado que respecto a la destrucción que puede haber en el Bet Ha´Mikdash que cada uno de nosotros tiene en su vida, no existe lugar para comenzar a llorar, sino que la persona se debe levantar y actuar, hacer algo al respecto para volver a construirlo y arreglar el problema. En cambio, el llanto por la destrucción que posee nuestro amigo, ese llanto es el que fue creado para expresar el dolor y la aflicción que sentimos, y también despertar misericordia, para anular cualquier tipo de decreto.

La palabra “Beji” (llorar) en hebreo tiene un valor numérico de 32, que es la misma guematria que tiene la palabra “Lev” (corazón). Claramente esto no es una coincidencia, sino que el corazón está directamente ligado con el ojo quien es el encargado de expulsar las lágrimas al llorar, tal como lo trae la Guemará en Masejet Ävodáh Zará [28b] que la raíz del ojo está conectada al corazón.

Una persona que sabe llorar, es una persona que sabe sentir, y solamente quien sabe llorar, también sabe reír. Llorar por uno mismo no es lo que debemos hacer, dado que eso nos abstiene de hacer acciones, pero llorar por el prójimo, eso algo bendecido y no es algo fácil de lograr, dado que se requiere preparar muy bien el corazón para lograr la conexión necesaria y llegar a llorar por desear la salvación que requiere el prójimo.

Solamente quien logra llegar a tener un corazón que llora por la falta del prójimo, es quien podrá también alegrarse de verdad con la alegría del prójimo, en general, aquellas personas como Yosef Ha´Tzadik quien sabia llorar, es quien de verdad sabe alegrarse.

Sin embargo, surge la pregunta, ¿acaso solamente podemos llorar por una falta o salvación que requiere el prójimo? ¿Qué sucede si tenemos una falta en nuestra vida personal, acaso no hay forma de poder llorar? Si nos fijamos bien, Yosef HaTzadik no lloró cuando lo tiraron al pozo, ni tampoco lloró cuando lo vendieron como esclavo, sin embargo, el Midrash cuenta que en general Yosef si lloraba por las noches, lo que nos trae la Toráh son solamente una de las veces que Yosef lloró, pero no quiere decir que sean las únicas veces que lloró.

David Ha´Melej (älav ha´shalom) también fue alguien quien lloró mucho, incluso él escribe en Tehilim [30:6]: “Ba´Ërev yalin beji, ve´la´boker rinah” (En la noche dormía sobre un llanto, y por la mañana me despertaba con alegría). ¿Cómo se puede hacer eso? ¿Cómo puede una misma persona acostarse sobre su llanto y luego por la mañana despertar con alegría?

El secreto se encuentra en lo que trajimos anteriormente, que uno no debe llorar por uno mismo, sino que llorar por un tercero. El llanto de Yosef Ha´Tzadik y el llanto de David Ha´Melej, no era un llanto por ellos, no era un llanto de pena por el sufrimiento que estaban pasando, ya que ese tipo de llanto detiene a la persona, la deja inhabilitada de actuar. El llanto de Yosef Ha´Tzadik y el llanto de David Ha´Melej era un llanto por El Creadorm tal como lo explicaremos.

Yosef Ha´Tzadik David Ha´Melej tenían en mente solamente una cosa en la vida, y es como ayudar Al Creador a poder Santificar Su Nombre sobre este mundo. Por ende, cuando algún tipo de sufrimiento o problema les sucedía, como por ejemplo cuando Yosef lo metieron a la cárcel, o cuando David Ha´Melej fue perseguido por su hijo para matarlo y se tuvo que escapar, lo que se ve afectado en ese momento en otras palabras es el éxito de su misión de poder santificar El Nombre Del Creador en el mundo, ya que ahora en vez de dedicar sus fuerzas y tiempo a esa misión, deben dedicarlo a solucionar el problema, y eso momentáneamente hace que se vea afectada esa misión. Quiere decir que, cuando Yosef David lloraban, incluso cuando lloraban solos por la noche por sus propios problemas, en realidad lo estaban haciendo por un tercero, y ese Tercero es Ha´Kadosh Baruj Hu.

Por eso escribe David Ha´Melej “Ba´Ërev yalin beji, ve´la´boker rinah” (En la noche dormía sobre un llanto, y por la mañana se despertaba con alegría), ya que por la noche lloraba para pedir misericordia y se quiten los obstáculos que le impiden que haga su misión como debe ser de ocuparse en santificar el nombre de , y por la mañana se despertaba alegre de saber que ahora comenzaba otro día nuevo, y con él la oportunidad de seguir construyendo.

El ojo saca por el mismo orificio dos tipos de lágrimas, lágrimas de tristeza y lágrimas de alegría, la única diferencia entre las unas y las otras es que las lágrimas de tristeza son saladas, y las lágrimas de alegría son dulces. Ambos salen del mismo lugar, ya que el llanto con la alegría estaran siempre conectados. Nosotros debemos saber una cosa, y es que solamente la persona quien sabe conectarse con su corazón y llorar, sabrá también conectarse con su corazón y alegrarse.

Shabat Shalom u´mvoraj.