UNO PARA TODOS Y TODOS PARA UNO
PARASHAT BERESHIT
UNO PARA TODOS Y TODOS PARA UNO
Después de lo que hemos vivido, y lo que seguimos viviendo como pueblo, cada uno de nosotros debe asegurarse no salir de esto igual como entró. Cada uno de nosotros debe preocuparse que haya un antes y un después en su vida después de la grave situación a la que fuimos sometidos como pueblo.
Es difícil pensar que esta desgracia en nuestro pueblo haya caído justo en la semana de Parashat Bereshit por casualidad, justo en el comienzo de la Toráh, justo en la parashá que habla sobre la creación del mundo, lo cual de por sí ya habla de nuevos comienzos para todos. Por ende, BH hoy nos gustaría concentrarnos en un punto que, a nuestro parecer, viendo la situación desde adentro, vemos una conexión directa con lo que estamos pasando ahora como pueblo.
Durante cada uno de los 6 días de la creación del mundo, al final del día, la Toráh escribe: “Va´yar Elokim ki Tov” (Y vio Elokim que buena la obra que había hecho). Sin embargo, en uno de los 6 días no está escrito “Va´yar Elokim ki Tov” (Y vio Elokim que buena la obra que había hecho), sino que se corta esa parte del verso, y esto es en el segundo día de la creación, donde la Toráh termina escribiendo “Va´ykra Elokim la´Rakiä shamayim, va´yehi ërev va´yehi boker yom sheni” (Y llamó H´ al cielo bajo su nombre y fue día y fue noche día dos), y lógicamente esto nos obliga a tener que entender el por qué.
El Midrásh en Bereshit Rabáh [4] pregunta esta pregunta sobre ¿por qué en el segundo día no está escrito “Ki Tov” (es decir, que H vio que era buena la obra que había hecho) y en todo el resto de los días si está escrito? Y sobre esto contesta el Midrash Rabáh que el motivo por el cual la Toráh no escribió “Ki Tov” es porque en el segundo día de la creación se creó justamente el “Majloket” (la división), donde se dividió el agua inferior del agua superior. Es decir, en un comienzo el agua era una sola, y en el segundo día se la separó en 2 dejando una parte en la tierra y otra parte en el cielo, que son las estrellas.
Al leer este Midrash, automáticamente nos surge una pregunta, y es que en realidad hay otro día más en la creación que también se generó una separación de dos cosas, e igual así vemos que la Toráh escribió “Ki Tov” en aquel día, siendo esto en el cuarto día de la creación, que es el día en que HaKadosh Baruj Hu separó entre la luz y la oscuridad, e igual así vemos que está escrito [Bereshit 18]: “…u´l´havdil ben ha´or u´ben ha´joshej, va´yar Elokim ki tov” (Para separar entre la luz y la oscuridad, y vio Elokim que buena su obra). Entonces ¿Por qué en el segundo día de la creación la Toráh no escribe “Ki Tov” (que fue bueno) por el hecho de que hubo una separación, y en cambio en el cuarto día si lo escribe?
Sobre esto explica el libro “Maäyan Ha´Toráh” que existe una gran diferencia entre la separación que se generó entre el agua inferior y el agua inferior, con la separación que se generó entre la luz y la oscuridad. La luz y la oscuridad son dos cosas totalmente contrapuestas, la luz tiene como propósito expulsar a la oscuridad, es decir, la oscuridad es nada más que absencia de luz, y basta con que haya un poco de luz y con eso se remueve mucha oscuridad, por ende, al ser dos conceptos completamente contrapuestos la luz con la oscuridad, su separación si fue algo que encontró gracia frente a los ojos de Ha´Kadosh Baruj Hu, y por eso en el cuarto día donde se separó la oscuridad de la, luz la Toráh si escribió el término “Ki Tov”. En cambio, respecto al agua, a diferencia del caso de la oscuridad y de la luz donde la luz fue creada específicamente para eliminar la existencia de la oscuridad, el agua es totalmente lo contrario, ya que cuando un agua se une con otra, lo único que se genera es una unión y un fortalecimiento de esa agua, se convierte inmediatamente todo en una sola agua, siendo mucho más difícil poder evaporarla y eliminarla, es por esto que cuándo se generó la separación del agua en el segundo día de la creación, la Toráh no escribió el término “Ki Tov” (que fue bueno).
Como muchos saben, El Admor HaZaken - quien es el autor del famoso libro Tania - vivía en Rusia durante una época muy dura. En el año 5559, durante los días de Jol Ha´Moëd Sucot, vinieron unos soldados rusos a la ciudad del Admor para capturarlo y ponerlo en la cárcel. El Admor logró escapar a otra ciudad, solo que después de aconsejarse con unos cuantos cercanos de él, decidió volver a su ciudad para entregarse, y lo atraparon saliendo el último día de la festividad de Sucot, es decir, prácticamente en el mismo día donde comenzó el ataque de Jamas contra nosotros en este año, solo que hace 325 años atrás.
Uno de los grandes zares que había en Rusia, visitó unas cuantas veces al Admor Ha´Zaken en la cárcel para poder hacerle un par de preguntas y poder investigarlo, este zar era un hombre muy inteligente y también experto en la Toráh. Siempre que llegaba a visitarlo, veía como el Admor Ha´Zaken estaba absolutamente inmerso en sus pensamientos profundos, por lo que el zar inmediatamente entendió que se trataba de un hombre muy elevado.
En una de sus visitas, este zar le hiso una pregunta al Admor, y le dijo: “Está escrito en la primera parashá de la Toráh, “Va´ykra H´ Elokim el Ha´Adam va´yomer lo: ayeka” (Y llamo H´ Elokim a Adam diciéndole: ¿Dónde estás?). Mi pregunta es la siguiente: ¿Acaso H´ no se encuentra en todos los lugares? Y de ser así, entonces ¿Acaso H´ no sabía dónde se encontraba físicamente Adam como para tener que preguntarle “Dónde estás”?”
El Admor levantó sus ojos, y con una mirada penetrante le pregunto al zar: “¿Acaso tú crees en que la Toráh es algo eterno, y que se aplica en todo lugar y en todo momento?”. “¡Claro que lo creo!” le contestó el zar. “Bueno, entonces voy a explicarte de que se está hablando en realidad acá” le dijo el Admor.
“En realidad, la Toráh no se está refiriendo acá al lugar físico de Adam Ha´Rishon, es más, la Toráh no se está refiriendo solamente a Adam Ha´Rishon, sino que se está refiriendo a cada uno de nosotros. En cada momento de la vida, El Creador nos llama a cada uno de nosotros y nos dice “Ayeka?” (Donde estás), no porque quiere saber dónde estamos parados físicamente, claro que no, Él lo sabe perfecto, sino que desea saber otra cosa, desea saber dónde nos encontramos parados espiritualmente. Cada día que pasa, es un día menos que tenemos, y cada uno de nosotros vino a este mundo con un tiempo definido para poder hacer cosas. Sobre eso viene El Creador y nos pregunta “Ayeka!”, donde estás parado ahora en tu avance, cuánto has logrado hacer y aprovechar en el tiempo que te he dado sobre este mundo. Cómo, por ejemplo, digamos que tú has vivido “tantos años” (y lo increíble es que acá el Admor le dijo exactamente la cantidad de años de vida que tenía el zar, lo cual lo dejo impactado) y viene El Creador y te pregunta sobre qué has hecho con esos años, cuánto los has aprovechado, ¿acaso ayudaste a gente? ¿hiciste del mundo un lugar mejor?”
El zar ruso quedó impactado de la respuesta recibió, por lo que felicitó fuertemente al Admor Ha´Zaken y luego hablo con los otros zares rusos recomendando que se libere al Admor que era un hombre extremadamente sabio y santo, y que con seguridad le habían tendido una trampa, no podía ser que sea culpable de algo malo, y así lo liberaron.
Rabotay, al comienzo hablamos de la diferencia que hay entre la separación del agua y la separación de la luz con la oscuridad. La oscuridad, es lo que vimos esta semana como pueblo con el ataque que recibimos, oscuridad es lo que trae al mundo un grupo terrorista como lo es el grupo de Jamas, sin embargo, somos nosotros, Äm Israel, quien debe traer la luz y combatir esa oscuridad. La luz remueve la oscuridad, y nuestra misión es combatir la oscuridad para removerla de una vez por todas.
Veníamos como pueblo de unos meses de mucha separación, todos sabemos eso, sobre todo el problema político que veníamos arrastrando. Nosotros como pueblo somos igual que el agua. El agua al juntarse lo único que hace es unirse y fortalecerse. Cuando nos separamos y creamos divisiones entre nosotros como pueblo El Creador llora en el Cielo y se acuerda del día en el que se separaron las aguas, día en el cual la Toráh simplemente no pudo escribir “Ki Tov”, dado que no era algo bueno.
Nosotros debemos entender que la unión como pueblo es la fuente de nuestra supervivencia, debemos recordar que veníamos ahora de meses de separación en los cuales H´ nos estaba preguntando como pueblo “Ayeka!” (¡Donde están!), donde está mi pueblo unido, mi pueblo donde todos se aman los unos con los otros y todos se ayudan los unos con los otros. Desgraciadamente veníamos dormidos.
Solamente El Creador sabe cómo despertarnos y como unirnos. Nosotros debemos entender que como pueblo debemos siempre vivir con una actitud de “uno para todos y todos para uno”, y de esa forma nunca nadie nos podrá vencer.
Que escuchemos puras buenas noticias para todo Äm Israel.
Shabat Shalom U´M´Voraj.