SUCOT - UN COMIENZO

NO HAY COMIENZO SIN COMIENZO

SUCOT

NO HAY COMIENZO SIN COMIENZO

Nos encontramos al comienzo del año, recién pasamos los días de Rosh Ha´Shaná y Yom Ha´Kipurim, festividades las cuales tienen absoluta incidencia en cómo será nuestro año por venir. Algo interesante de todo esto es que El Creador decidió que inmediatamente posterior a estos dos grandes días de Rosh Ha´Shaná Yom Ha´Kipurim, venga la festividad de Sucot, una festividad bastante peculiar en unos cuantos sentidos, tanto en las mitzvot que incluye, cómo también en los fenómenos halajicos que incluye.

Hoy nos gustaría enfocarnos en un solo punto muy interesante que esconde todo este fenómeno, un punto el cual nos va a cambiar la forma de ver y enfrentar este comienzo del año.

Si nos fijamos bien, para poder construir una Sucáh, no necesariamente tienen que haber 4 muros cerrados herméticamente con un Sejaj que cubra de forma perfecta todo el interior de la Sucáh, sino que existen una cantidad de indulgencias para poder permitir la Sucáh y considerarla Kasher bastante numerosas e interesante que no lo vemos en ningún otro lugar.

Por ejemplo, existe una ley en Sucot que se llama Lavud, lo cual básicamente establece que si es que hay una distancia entre el muro de la Sucáh y el Sejaj (el techo) de la Sucáh igual o menor a 3 tefajim (menos de 24 centímetros) se considera como si no hubiera ese espacio y se ve el Sejaj como si estuviera unido al muro de la Sucáh considerando la Sucáh válida para la mitzváh. Otra indulgencia halajica que vemos en la Sucáh, es una ley llamada “Dofen Äkuma” (muro chueco), lo cual básicamente establece que si es que el Sejaj estaba alejado del muro de la Sucáh más de 24 centímetros, pero menos de 4 amot (2 metros), y en ese espacio de menos de 2 metros había un Sejaj que no es válido para la mitzváh, como por ejemplo unas planchas de metal, entonces vemos como si ese muro de la Sucáh se hubiera enchuecado y en consecuencia se lo ve como si estuviera unido al Sejajde la Sucáh, dejándola válida gracias a esta indulgencia. Otra indulgencia halajica que poseemos es el caso de un muro que no posee la altura para conectarse con el Sejaj, pero posee la altura mínima que se requiere para que un muro sea kasher, lo cual son 10 tefajim (80-100 centímetros dependiendo de la opinión), entonces aplicamos una ley que se llama “Gud Asik” y se considera el muro como si es que subiera hasta el cielo y por lo tanto nos permite que el Sejaj no tenga por qué estar pegado al muro, sino que puede estar más alto que él y existir un espacio. Y como estas leyes también existe “Gud Ajid”, y otras más que no vamos a extendernos en explicarlas en este shiur, pero si es importante entender que existen este tipo de novedades indulgentes solamente dentro de la festividad de Sucot.

En la época de Moreino Ha´Baäl Shem Tov (Rabi Israel Shem Tov 1698 – 1760), el fundador de todo el movimiento de la jasidut, habían rabanim que se opusieron a su corriente y a su forma de pensar, a pesar de que hoy en día claramente vemos que tuvo la razón en su dirección, y que para nuestra generación la mejor forma de acercar la redención final es a través del camino del Baäl Shem Tov, que involucra mucho amor y concentración en lo bueno que tiene la persona, y no lo malo. En su Mador sobre la festividad de Sucot, aparece una historia que ha ido pasando de generación en generación. La historia cuenta lo siguiente.

Durante la festividad de Sucot, un grupo de estos rabanim que se oponían a la forma de pensar del Baäl Shem Tov decidieron visitar al Baäl Shem Toven su Sucáh. Al ingresar a su Sucáh, uno de los rabanim notó un detalle que según su opinión dejaba invalidada la Sucáh para hacer mitzváh, y le dijo al Baäl Shem Tov: “Estoy impresionado que una persona como usted se esté sentando en una Sucáh invalida, según la halajá este fenómeno que veo acá deja la Sucáh invalidada para la mitzváh, y veo que a usted no le importa”.

El Baäl Shem Tov también era un experto en la halajá, lo más probable que incluso más que estos rabinos que vinieron, e inmediatamente se contrapuso a la opinión de este rabino y le dijo que la Sucáh si estaba válida y que si se podía hacer la mitzváh con ella sin ningún problema. Los otros rabinos se le unieron a la opinión de este rabino que estaba invalidando la Sucáh del Baäl Shem Tov, y por otro lado el Baäl Shem Tov se mantenía firme en su opinión que la Sucáh estaba absolutamente Kasher para la mitzváh.

Finalmente, el Baäl Shem Tov vio que no tenía forma de convencerlos, estaban cegados con su opinión, por lo que apoyó sus dos manos sobre su cabeza, de la misma forma que se agarra la cabeza una persona que se encuentra pensando, y al removerlas de ahí, vieron que había un pergamino dentro de su mano que decía: “La halajá es como Rabi Israel Baäl Shem Tov, y la Sucáh está válida para la mitzváh. Firma. Malaj Matat (el ángel Matat), es decir, el pergamino venia firmado nada más y nada menos que por uno de los ángeles que conocemos bajo el nombre de Matat. Si bien la halajá no puede ser decretada Del Cielo, tal como sabemos la regla que “Lo Ba´Shamayim Hi” (La Toráh no se encuentra en El Cielo), sino que la halajá se decreta en la tierra de acuerdo a las reglas que poseemos acá, en este caso el pergamino no venía a decretar la halajá, sino que venía a decirle a los otros rabinos que debían estudiar en mayor profundidad la halajá para ver que en realidad quien tiene la razón es el Baäl Shem Tov.

Luego de ese suceso, ese pergamino paso de generación en generación, y se cuenta que cada vez que se lo ponía bajo la cabeza de un enfermo – el enfermo se mejoraba inmediatamente, hasta que un día uno de los nietos del Baäl Shem Tov puso ese pergamino bajo la cabeza de un enfermo y el pergamino desapareció, y ahí entendieron que Del Cielo habían decretado el final de ese fenómeno.

Sin embargo, sin ingresar en mayor detalle sobre el pergamino, lo que nos gustaría hacer es levantar una pregunta muy clara la cual seguramente a ustedes también les surgió mientras escuchaban esta historia del Baäl Shem Tov, y es que ¿cómo puede ser que un rabino tan grande como el Baäl Shem Tov haya estado sentado durante Sucot dentro de una Sucáh que tiene algún tipo de pregunta halajica? Es decir, ¿Qué problema hay para el Baäl Shem Tov de hacer una Sucáh la cual cumpla con todas las opiniones y que según todos este kasher, sin tenga que confiarse en todo tipo de indulgencias para que se considere valida la Sucáh? Y es más, ¿Si es que ya vio que hay rabanim que están poniendo en duda su Sucáh, entonces qué problema había en sumar un muro más en aquel momento, o agregar un poco de Sejaj, o solucionar sea cual sea el problema halajico que había ahí? ¿Por qué el Baäl Shem Tov insistió tanto en dejar así su Sucáh y defender hasta el final su opinión de que la Sucáh esta válida para la mitzváh a tal punto que tuvo que suceder un milagro y un ángel mandar un pergamino que valida la Sucáh?

La respuesta para esto la trajo el Rebe Mi´Luvavitch en una Hitvaadut de Sucot (5727 – año gregoriano 1666), trayendo algo realmente increíble.

El hecho de que El Creador nos deje estar dentro de la Sucáh, y nos deje permanecer dentro de ella, significa netamente un acto de bondad y misericordia por parte Del Creador, tal como lo explicamos en años pasados. Es decir, el hecho de poder estar dentro de la Sucáh y cumplir la mitzváh significa que  está aceptando el perdón de nuestros pecados, y aceptando también los cambios que hemos adoptado para nosotros. Por eso la Mishnáh [Sucáh 2:9] dice que cuando llueve en Sucot y nos vemos obligados en abandonar la Sucáh, se compara aquello al caso de un esclavo que le trajo un vaso de agua a su amo, y el amo no se lo aceptó, vertiendole el vaso de agua en la cara, H´ Ishmor.

Sin embargo, rabotay, justamente aquí se encuentra la respuesta de porque la festividad de Sucot es la festividad que contiene la mayor cantidad de novedades indulgentes en cuando a halaá para considerar una Sucáh valida, y aquí se encuentra la respuesta de porque el Baäl Shem Tov insistió tanto en mantener su Sucáh tal como estaba. ¿Cuál es el motivo de todo esto?

Todos nosotros puede ser que tengamos algún tipo de muro chueco en la vida, o algún tipo de espacio en la vida que puede encontrarse vacío o puede estar relleno con algo que no es válid, es algo que puede pasar y lo más probablemente que todos nosotros lo tengamos. Hace menos de una semana salimos de los días de Rosh Ha´Shaná y el día de Yom Ha´Kipurim, días muy santos, días donde se nos perdonaron los pecados y se nos firmó en los libros que nos merecemos estar firmados para el año venidero. Sin embargo, aún así algunos de nuestros muros pueden seguir estando chuecos en nuestras vidas, o pueden seguir habiendo espacios vacíos o espacios rellenos con cosas que no debieran estar ahí, por eso viene la festividad de Sucoty nos transmite que Ha´Kadosh Baruj Hu está dispuesto a recibir a cualquier Yehudí e ingresarlo dentro de la Sucáh, sin importar si aún le queda algún tipo de muro chueco en su vida, y sin importar si aún tiene un espacio en su vida que no es válido, igual así se considera valido y queda absolutamente invitado a ingresar dentro de la Sucáh que se considera un abrazo de parte Del Creador, tal como explican el verso en Shir Ha´Shirim [2:6] que dice: “ve´Yeminó Tejabkeni” (Y Su derecha me abrazará) que hace referencia al abrazo de  en la festividad de Sucot.

Por eso el Baäl Shem Tov quiso defender su Sucáh frente a la opinión de aquellos rabanim, dado que él quería defender el hecho de que incluso un yehudí que tenga ese tipo de invalides en su vida, sin importar lo chueco que este su muro, igual así es válido para ingresar bajo la Sucáh y El Creador lo recibe de brazos de abiertos.

Sin embargo, ingresar a la Sucáh no significa ingresar a comer y tomar solamente, sino que ingresar a la Sucáh significa ingresar a un comienzo nuevo, a un nacimiento nuevo, tal como sabemos que la Sucáh también representa las “Änané Ha´Cavod” (Nubes del Honor) que nos acompañaron 40 años durante el desierto, lo cual son las mismas nubes que cubrieron el mundo durante los 40 días del diluvio de Noaj. ¿Por qué nubes, y por qué 40 días? Dado que las nubes que cubrieron todo el mundo y las nubes que cubrieron y protegieron a Äm Israel durante el desierto representan un vientre, al igual que el vientre protege y suple él bebe que se encuentra dentro suyo, y los 40 días son por los 40 días que le toma a un feto formarse y ser considerado una persona, por eso estar dentro de la Sucáh simboliza estar dentro del vientre, y de la misma forma que no puede salir un bebe de un vientre sin que haya un nacimiento, así mismo nosotros no podemos salir de la Sucáh sin habernos preocupado de arrastrar un nacimiento nuevo en nuestras vidas, sin habernos propuesto lograr una meta durante todo este año, por muy chica que sea.

El último mes hebreo se llama Elul, y comienza con la letra א que curiosamente es la primera letra del abecedario, en cambio el primer mes del año que se llama Tishrei, curiosamente comienza con la letra ת que es la última letra del abecedario. ¿A qué se debe este fenómeno?

Esto viene a decirnos que al final de nuestro año ya debemos estar pensando en comienzos nuevos, por eso el último mes del año comienza con la primera letra del abecedario, pero por sobre todo, el hecho que el primer mes del año comience con la letra del final del abecedario, viene a decirnos que al comienzo del año ya debemos estar visualizando donde queremos finalizar este año que viene BH, visualizar qué comienzo vamos a adoptar para nosotros. Somo nosotros quienes debemos preocuparnos que no haya un comienzo sin comienzo.

Shabat Shalom y Moädim le´Simjáh.