PARASHAT VA´ETJANAN 5783

SUPLICAR POR ALGO DESCONOCIDO

PARASHAT VA´ETJANAN

SUPLICAR POR ALGO DESCONOCIDO

Nuestra Parashá es llamada bajo el nombre de Va´Etjanan, lo cual viene de la palabra tajanunim (suplicas). Una de las razones de porque se la llama bajo este nombre, es dado que al momento en que H´ Itbaraj le hizo saber a Moshé Rabenu que no entraría a la tierra de Israel, y Moshé Rabenu se dio cuenta que el decreto era un decreto serio y difícil de revertir, se paró y comenzó a rezar con suplicas para que H´ Itbaraj revertiera el decreto y lo deje ingresar a la tierra de Israel. Es más, nuestros sabios nos explican que la cantidad de rezos que realizó Moshé Rabenu para que Ha´Kadosh Baruj Hu se arrepienta y revierta el decreto que le impide ingresar a la tierra de Israel fueron 515 rezos, lo cual es exactamente la Guematria del nombre de nuestra Parashá, por eso comienza la Toráh diciendo “Va´etjanan el H´ ba´ët ha´hi lemor” (Y le suplicó a  en aquel momento diciendo).

Algo interesante respecto a todo esto, es que nuestra Parashá escribe que llegó un momento en que llegó H´ Itbaraj y le dijo a Moshé Rabenu “Al Tosef daber elai öd ba´dabar ha´zeh” (No aumentes en hablarme de aquel tema), lo cual fue en ese rezo número 515. Es decir, El Creador sabía que si es que Moshé Rabenu llegaba a rezar un solo rezo más de suplicas como lo venía haciendo en los últimos 515 rezos, el decreto En El Cielo tendría que ser revertido y Moshé Rabenu ingresaría a la tierra de Israel, algo lo cual HaKadosh Baruj Hu no lo quería por unos cuantos motivos, entre ellos por el motivo de que si es que Moshé Rabenu ingresaba a la tierra de Israel él construiría el Bet Ha´Mikdash. El problema con ello, es que el Bet Ha´Mikdash construido por Moshé Rabenu nunca podría ser destruido – por el mero hecho de haber sido construido por Moshé Rabenu, y en consecuencia, cuando en el futuro Äm Israel se desviara del camino (lo cual H´ al estar por sobre el tiempo y saber el pasado, presente, y futuro, sabía que iba a suceder tanto durante el primer templo, como también durante el segundo templo), Ha´Kadosh Baruj Hu no podría hacer que las consecuencias sean pagadas atentando en contra del Bet Ha´Mikdash, destruyendo su propia casa (tal como sabemos que fue en realidad que sucedió en el primer y segundo templo), y en cambio, El Creador tendría que atentar en contra del pueblo eliminándolo prácticamente por completo. Esa es una de las razones por las cuales Ha´Kadosh Baruj Hu le dijo a Moshé que deje de rezar, ya que su rezo tenía la fuerza de revertir aquel decreto, y lo correcto era que Moshé no ingresara a la tierra de Israel.

Esta Parashá de Va´Etjanan siempre cae cercano al 9 de Av, lo cual claramente significa que hay una conexión entre ambas cosas. Para poder entender mejor esto, y llegar a profundizar en la conexión que existe entre la Parashá de Va´Etjanan y el día 9 de Av donde se destruyeron ambos templos, traeremos una historia.

Un hombre se encontraba con su mujer dentro de la sala de parto para dar a luz a un hijo hombre que venían esperando hace mucho tiempo. Mientras se encontraban revisando a la mujer dentro de la sala, el doctor le pidió al marido hablar unos minutos afuera a solas. Lo llevó a un cuarto en el costado, y ahí le transmitió la penosa noticia de la situación en la que se encontraban. El doctor le transmitió al hombre que habían encontrado complicaciones serias y tendrían que elegir si acaso querían continuar con la vida del bebe, o con la vida de la mujer, ya que no iban a poder sobrevivir ambos al parto, por ende, le pedía a él que por favor decidiera sobre qué iban a hacer.

El marido no podía creer lo que estaba escuchando. Le dijo al doctor que una decisión como esta no podía tomarla por sí solo, tendría que consultarse antes con su mujer sobre qué hacer. El hombre ingresó al cuarto de parto y le comunicó a la mujer con lágrimas en los ojos lo que le acababa de decir el doctor, le dijo “Rajel, el doctor dice que solamente uno puede salir con vida de esta sala de parto, o tu o él bebe. ¿Qué hacemos?”. La mujer no lo pensó dos veces, y le dijo: “Estoy segura que cuidará muy bien a nuestro bebe”. El marido lloraba y le decía a su mujer: “¡Rajel! ¡Pero yo te quiero a ti! ¡Podremos tener más bebes en el futuro! ¡Por favor no hagas esto!”.

Sin embargo, la mujer le dijo: “Yo ingrese al hospital para salir con un bebe en mis manos. Si no salgo con un bebe en mis manos, no quiero salir… No tengo duda que serás un hermoso padre, y te quiero pedir solamente una cosa. Tu sabes que el día del cumpleaños de nuestro hijo será siempre en el mismo día que mi Yohrtzait, algo bastante penoso, lo se. Sin embargo, te quiero pedir por favor que cada año cuando llegue el día de su cumpleaños, me recuerde en aquel día, y cuando llegue su Bar Mitzváh, dile por favor que me dedique unas palabras para que yo las pueda escuchar desde el cielo”. “Te prometo” le dijo el marido. Y así fue, de aquella sala de parto solamente salió él bebe con vida, y este hombre se encontró con un bebe recién nacido el cual tuvo que criar por sí solo. Año tras año, el padre veía como su hijo crecía. De vez en cuando le hablaba sobre su madre, le mostraba fotos, y contaba sobre como ella había sacrificado su vida para que el pudiera vivir.

Finalmente, llegó el día del Bar Mitzváh del niño. El padre estaba inmensamente emocionado, tanto por el Bar Mitzváh del hijo como también por el hecho de que por primera vez en su vida el hijo le dirigiría unas palabras en honor a su madre. El padre ya le había dicho hace un par de días al hijo sobre la petición que había tenido su madre antes de que falleciera, dejándole tiempo suficiente como para que preparara unas cuantas palabras.

Llegó el momento en que el hijo tenía que subir a la tarima a dirigir unas palabras en el día de su Bar Mitzváh. El hijo hablo muy lindo, y después de haber dado unas lindas palabras de Toráh sobre la Parashá, y haber agradecido a su padre, a sus profesores, y a todos los que lo habían ayudado a que pudiera llegar al lugar donde estaba, dejó el micrófono y comenzó a caminar en dirección a bajarse de la Tarima, sin embargo, en ese momento se recordó de la petición que le había hecho su padre de dirigir unas palabras a su madre, por lo que se dio media vuelta, volvió a tomar el micrófono, y dijo: “Ah, sí, y… gracias madre”, y luego se bajó de la tarima.

El padre estaba impactado de lo que había sucedido, se le acercó al hijo y le dijo: “Hijo mío. ¿Tan grande fue lo que te pedí, de dedicar unas palabras en honor a tu madre la cual dio su vida para que tu puedas tener la tuya? No te costaba nada hacerlo, ¿Lo único que pudiste hacer al respecto es decirle “gracias”? Me decepciona mucho lo que sucedió, hijo.”

El hijo miró al padre y le dijo: “Padre, yo entiendo perfecto lo que dices y lo que sientes, sin embargo, te pido que también me entiendas a mí. Yo no tuve el mérito de conocer a mi madre, no sé cómo era, no sé cómo se veía en persona fuera de unas cuantas fotos que vi de ella, y nada más, en realidad, es muy poco lo que pude conectar con ella, por ende, me cuesta mucho poder sentir su falta, me cuesta sentir la perdida que tu si sientes en tu corazón. Lo siento padre querido, espero que me entiendas”.

Rabotay, esta historia está muy conectada con lo que nosotros vivimos hoy, al igual que esta madre la cual decidió sacrificar su vida para poder dejar vivir a su hijo, Ha´Kadosh Baruj Hu decidió sacrificar Su propia casa para poder dejar vivir a Su pueblo, y de la misma forma que esa madre pidió de su hijo que la recuerde cada año cuando llegue el día de su fallecimiento, así mismo El Creador nos pide que recordemos cada año a año el día de la destrucción de Su templo, y que dediquemos un día de duelo para conectarnos con la falta que tenemos.

Nosotros, al igual que ese hijo, nos cuesta algunas veces conectarnos con la falta que tenemos, dado que al igual que ese hijo que nunca conoció a su madre, nosotros nunca pudimos conocer lo que era tener el Bet Ha´Mikdash, nunca pudimos sentir el nivel de Divinidad que había en el mundo mientras el Bet Ha´Mikdash aun existía. Sin embargo, tenemos testimonios de lo que si sentían aquellos que lograron vivir y ver el Bet Ha´Mikdash en pie.

Nuestros sabios nos cuentan, que aquellas personas que vivían en la época del segundo templo y vieron como los romanos destruían y quemaban nuestro amado Bet Ha´Mikdash, fue tanto el dolor que sentían dentro de su corazón que no creían ser capaces de seguir viviendo sin tener el Bet Ha´Mikdash con nosotros, y, en consecuencia, cuentan nuestros sabios que las personas saltaban dentro del fuego que quemaba el Bet Ha´Mikdash y gritaban " ¡Bet Ha´Mikdash! ¡Bet Ha´Mikdash! ¡Bet Tifartenu!” y saltaban al fuego por el dolor que sentían, no se podían imaginar vivir sin el Bet Ha´Mikdash.

Perfectamente podemos caer en el error de pensar que nosotros nunca vamos a poder sentir la falta real del Bet Ha´Mikdash, y por ende nunca podremos sentir el duelo real de su pérdida para poder rezar por tenerlo de vuelta cómo debe ser, de lo más profundo de nuestro corazón. Podemos caer en pensar que nosotros tendremos que ser toda la vida como ese pobre joven que nunca pudo sentir la falta de su madre, por el hecho de que nunca antes la vio en persona. 

Sin embargo, viene Prashat Ve´Etjanan y nos muestra que no es así. Nos muestra cómo Moshé Rabenu si logró rezar con suplicas desde lo más profundo de su corazón por ingresar a una tierra que él nunca había visto, por una tierra que no conocía, por una tierra que solamente había escuchado de ella, pero no había visitado en persona. Eso es lo que debemos aprender, que si bien no es fácil conectarse con algo que uno nunca vio o conoció para así poder rezar por ello como debe ser, está lejos de ser imposible. Lo que se requiere de nuestra parte es recapacitar un poco más sobre qué es el Bet Ha´Mikdash, y cómo nuestras vidas se verían completamente distintas si lo tuviéramos de vuelta con nosotros ahora. Por ende, al momento de recapacitar y llorar, no solamente debemos llorar por el pasado, sino que debemos llorar por nuestro presente donde aún no lo tenemos con nosotros.

De la misma forma que Moshé Rabenu pudo suplicar por algo que nunca vio, y hacerlo con suficiente conexión como para que HaKadosh Baruj Hu tenga que decirle que deje de rezar, dado que un rezo más revertiría el decreto, así mismo nosotros, nosotros también podemos conectarnos y suplicar por el Bet Ha´Mikdash para revertir el decreto que aun reside sobre nosotros, a pesar de que nunca lo hayamos visto. Y de esta forma, gracias a nuestras suplicas y llantos, traer de una vez por todas a Melej HaMashiaj junto con el tercer Bet Ha´Mikdash construido Bi´Meherá Be´Yamenu Amen.

Shabat Shalom u´M´Voraj.