PARASHAT SHELAJ 5783

LENTES DE LA HUMILDAD

PARASHAT SHELAJ

LENTES DE LA HUMILDAD

En nuestra ParasháParashat Shelaj, la Toráh nos cuenta sobre una escena bastante triste, la escena donde fueron enviados 12 espías para que recorrieran la tierra de Israel, de los cuales 10 de ellos trajeron un reporte horrible sobre la tierra, metiéndole miedo a todo el pueblo y causando que lloren, y solamente 2 de ellos trajeron un muy buen reporte, diciendo [Bamidbar 14:7]: “tová ha´aretz meod meod” (La tierra es muy muy buena).

El término “meod meod” (muy muy) no se encuentra en ningún otro lugar dentro del Tanaj, por lo que hay que entender cuál es el significado de esto. El único lugar donde encontramos mencionado este término de “meod meod” (muy muy) aparte de nuestra Parashat Shelaj, es en la mishná, donde esta insinuado una sola vez – en la mishná de Pirké Avot [4:4] que dice: “Rabi Levitas Ish Yavne Omer: Meod meod heve shefal ruaj” (Rabi Levitas de Yavne dice: “Se muy muy bajo de espíritu”). Y hay acá algo que se debe analizar, y es que, si nos fijamos bien, algunas veces se habla de la “Änavá”(humildad), y otras veces se habla de “Shfilut Ha´Ruaj” (espíritu bajo) – como en el caso de esta mishná. ¿Cuál es la diferencia entre ambas cosas?

Trae el Tiferet Israel, que una persona Änav (humilde) es una persona que sabe exactamente las capacidades y dones que tiene, sin embargo, a pesar de que lo tiene muy claro, no se agranda con ellos y no cae en engreírse, sino que se achica a si mismo a través de hacer bondad con sus dones, entendiendo que fueron entregados Del Cielo y que de la misma forma que se lo entregaron, se lo pueden quitar. En cambio, la cualidad de “Shfilut Ha´Ruaj” (espíritu bajo), es una persona quien su corazón se quebranta cada vez que toma conciencia de las falencias que tiene como persona, y al mismo tiempo se preocupa de dibujarlo siempre frente a sus ojos, a pesar de que se hayan borrado frente a los ojos del resto de las personas.

¿Qué tipo de conexión existe entre la mishnáh que dice “Meod meod heve shefal ruaj” (Se muy muy bajo de espíritu) y lo que dijeron los dos espías que hablaron bien de la tierra de Israel diciendo “tová ha´aretz meod meod” (La tierra es muy muy buena)?

La respuesta para esto, se encuentra en la diferencia sutil que hay entre los lentes de la “Änavá” (humildad) y los lentes de “Shfilut Ruaj” (Espíritu bajo) a la hora de mirar la misma situación. La humildad, tal como lo trajimos anteriormente en nombre del Tiferet Israel, es saber tu nivel, saber tus dones y tus capacidades, solo que no engreírte con ello por el hecho de que se tiene absoluta noción y claridad que todo nos fue entregado Del Cielo, y así mismo nos lo pueden quitar, es por eso que una persona humilde se disminuye a sí mismo haciendo bondad con sus dones y aportándoselos al resto. Estos lentes de la humildad, si bien son muy buenos, no necesariamente garantizan una visión que se concentra solamente en lo bueno de lo que ve, en vez de concentrarse en lo malo, ya que una persona humilde - si bien sabe perfectamente los dones que tiene, y sabe perfectamente que se los fue entregado Del Cielo – lo cual lo salva de caer en engreírse por ello, de todas formas, no necesariamente tiene “Shfilut Ruaj” (Espíritu bajo), lo cual significa que no necesariamente tiene la capacidad de hacer que su corazón se quebrante constantemente tomando conciencia de las falencias que tiene como persona, y por ende, una persona, a pesar de ser humilde, igual así puede ser una persona que caiga en enfocarse en las cosas malas del resto, o de una situación, concentrándose mayormente en las falencias. 

En cambio, una persona que tiene “Shfilut Ha´Ruaj” (Espíritu bajo), teniendo la capacidad de saber quebrantar su corazón a través de dibujar sus falencias frente a sus ojos, una persona así automáticamente utiliza otro tipo de lentes cuando mira algo o alguien, utiliza un tipo de lentes que le permiten concentrarse en lo bueno que tiene al frente y no en lo malo, algo que solamente puede sucederle a alguien que tiene un espíritu bajo, un fenómeno el cual por el hecho de que esa persona tiene la capacidad de concentrarse en sus propias falencias, no cae en concentrarse en las falencias del resto. 

Los dos espías que hablaron bien de la tierra de Israel, los únicos dos que pudieron concentrarse en lo bueno que había en vez de concentrarse en lo malo, fueron Yehoshuä bin Nun de la tribu de Yosef, Calev ben Yefuné de la tribu de Yehudáh, ambos provenientes de patriarcas que trabajaron especialmente la humildad y la “Shfilut Ha´Ruaj” (Espíritu bajo). Yosef por su lado, vemos en la Toráh cómo pasó de ser una persona que hablo mal de sus hermanos, a una persona que se enfocaba netamente en quebrantarse a sí mismo y concentrarse en sus falencias, dejando absolutamente en el olvido las falencias del resto – cómo cuando vemos que Yosef perdonó a sus hermanos por todo lo hecho, cualidad la cual también estaba presente en Yehoshuä bin Nun de la tribu de Yosef y le permitió ver la parte buena que había en la tierra de Israel, y no concentrarse en la parte mala como el resto de los espías. Yehudáh por su lado, no hay patriarca que tengamos más evidencia de él en la Toráh sobre cómo fue corrigiendo su persona, siempre quebrantando su corazón concentrándose en sus propias falencias y errores y tratando de corregirlas, tal como lo hiso al ofrecer quedarse preso en Egipto en vez de su hermano Binyamin, a pesar de ser inocente, o cuando reconoció su error con Tamar salvándola de la muerte, cualidad la cual también estaba presente en Calev ben Yefuné de la tribu de Yehudáh y le permitió ver la parte buena que había en la tierra de Israel, y no concentrarse en la parte mala como el resto de los espías. 

Por eso la Toráh utilizó este término de “Meod Meod” solamente dos veces y en lugares totalmente distintos. Por un lado en nuestra parashá nos escribió que estos dos espías dijeron “tová ha´aretz meod meod” (La tierra es muy muy buena), y por otro lado en la mishná de Avot que nos dice “Meod meod heve shefal ruaj” ( “Se muy muy bajo de espíritu”), ya que ambos términos están conectados, es decir, para poder haber llegado a entrar como espía dentro de la tierra de Israel y concentrarse solamente en lo bueno, trayendo un lindo reporte y diciendo “tová ha´aretz meod meod” (La tierra es muy muy buena), tiene que ser la persona “Meod meod shefal ruaj” ( “muy muy bajo de espíritu”), como lo era Yehoshuä bin Nun Calev ben Yefuné.

Hace no mucho, Rav Israel Meir Lau – el ex Rav Ha´Rashí de los Ashkenazim – dirigió unas palabras frente a los alumnos de la Yeshiváh “Ort Maälot”, y contó una historia de él, la cual transmite de forma muy bella la esencia y la divinidad que hay en mirar las cosas con lentes de humildad y espíritu bajo.

Rav Meir Lau contó ahí que cuando llegó el año de su Bar Mitzváh a los 13 años de edad, él estaba extremadamente emocionado, imagínense la emoción que puede tener un niño como el que era huérfano y que se había salvado del holocausto, viviendo ahora en la casa de sus tíos. Era tanta la emoción, que se comenzó a preparar muy anticipado para la lectura de su Parashá, la cual resultó ser la misma parashá que vamos a leer este Shabat - Parashat Shelaj. Durante meses estuvo practicando la lectura de la Parashá de su Bar Mitzváh ya que quería asegurarse de poder leerla perfecto sin ningún error. 

Llegó el gran día del Bar Mitzváh, y resulta que en la Sinagoga donde se iba a llevar a cabo la lectura del Bar Mitzváh – había un yehudí que lo llamaban Rabi Moshe y él se preocupada de preparar la lectura de la Toráh todos los Shabatot para poder leerla al público. En ese Shabat, por el hecho de que era el Bar Mitzváh del joven Israel Meir Lau, el Gabay de la Sinagoga debía haberle avisado a Rabi Moshe para que no se preocupe de tener que preparar la lectura de la Parashá en aquella semana, dado que había un joven Bar Mitzváh que iba a leer toda la Parashá. Sin embargo, se olvidaron de decirle a Rabi Moshe sobre esto, por lo que todos se pueden imaginar que es lo que paso.

Llegó el momento de la lectura de la Toráh, y se ve como el joven Israel Meir Lau sube por un lado de tarima, y por el otro lado de la tarima sibe Rabi Moshe, ambos pensando que iban a leer la Toráh. El Gabay se dio cuenta de lo que estaba pasando, y le dijo: “Moshe, hoy tú no eres quien va a leer en la Toráh, el joven Bar Mitzváh es quien va a leer”. “¡Pero nadie me dijo!” le dice Rabi Moshe al Gabay. “Bueno, ahora te lo estamos diciendo”.

Rav Israel Meir Lau le cuenta a los jóvenes que él ya estaba con su talit puesto listo para comenzar a leer, sin embargo, al momento en que vio esta escena, y vio como Rabi Moishe sufría con la noticia de que su preparación había sido “en vano”, y este Shabat no podría ser quien lea la parashá en la Toráh, se dijo a sí mismo Rav Lau “Está en mis manos alegrar a este yehudí”, y fue donde él y le dijo: “Rabi Moishela verdad que yo todavía soy joven BH, y espero tener otras muchas oportunidades para poder leer la Toráh. No quiero quitarte este tremendo mérito, tú te mereces leer hoy.” Y se bajó de la termina, siendo Rabi Moshe quien leyó la Toráh en ese Shabat.

Si nos fijamos bien, Rav Israel Meir Lau con tan solo 13 años de edad tuvo una actitud de mirar con los lentes de la humildad y espíritu bajo, diciéndose a sí mismo: “Tengo dos opciones ahora, o concentrarme en lo malo, y pensar en cómo puede ser que el día de mi Bar Mitzváh no sea yo quien lea en la Toráh, después de todo lo que me preparé, y pedir al Gabay de la Sinagoga que pida de Rabi Moshe bajarse de la tarima para que yo lea la Toráh, o, puedo concentrarme en lo bueno, es decir, en que ahora tengo una oportunidad de alegrar a un yehudí y evitar que se sienta afligido.” ¿Qué hiso Rav Lau? Se concentro en lo bueno y cedió su puesto.

Todos sabemos el final, Rav Israel Meir Lau se convirtió en uno de los rabinos más importantes de todas las generaciones, teniendo un sinnúmero de oportunidades de hablar frente a un públicos enormes, y lógicamente que también teniendo un sinnúmero de oportunidades para subir a leer la Toráh. Todo esto, ¿gracias a qué? Gracias a que se condujo teniendo los lentes de la humildad y el espíritu bajo.

Que tengamos el mérito de siempre ver lo bueno, y ser como ciegos frente a lo malo.

Shabat Shalom u´m´voraj