LA GRANDEZA DE UN ACTO PEQUEÑO
PARASHAT BAMIDBAR - SHAVUÖT
LA GRANDEZA DE UN ACTO PEQUEÑO
En la festividad de Shavuöt, día en el cual festejamos el recibimiento de nuestra Toráh Ha´Kedoshá, se nos estableció leer Meguilat Rut. Lógicamente, existe más de un motivo sobre por qué se nos estableció leer Meguilat Rut en el día de Shavuöt, y hoy nos gustaría concentrarnos en un elemento sumamente importante.
Rut, la protagonista de Meguilat Rut, era la hija de Ëglon el rey de Moav. Rut, como bien sabemos, no pertenecía a Äm Israel desde un comienzo, sino que se convirtió y pasó a ser parte de nuestro pueblo. Sin embargo, él merito que obtuvo fue algo que cualquier persona soñaría con tener, dado que de su descendencia salió nada más y nada menos que el rey David, significando que Melej Ha´Mashiaj es nada más y nada menos que un descendiente de Rut.
No es tan difícil entender el por qué Rut obtuvo este nivel de mérito, dado que dentro de la Meguiláh vemos cómo ella dejó absolutamente todo para unirse al pueblo de Israel, algo lo cual claramente involucra dificultad y desafíos. Sin embargo, lo que no queda muy claro desde un comienzo es por qué Ëglon – el rey de Moav – obtuvo el mérito de que su hija sea Rut, la famosa mujer que se convirtió en la matriarca de la dinastía del Rey David, ¿qué mérito tuvo para esto?
Cuenta el Midrash [Rut Rabáh 2:9], que Ehud ben Guerá – quien fue el segundo juez en juzgar a Äm Israel durante la época de los Shofetim – se presentó en una oportunidad frente a Ëglon el rey de Moav y le dijo “Devar Elokim li eleja” (Tengo unas palabras de Elokim para ti). Cuenta el Midrash, que cuando Ëglon escuchó esto, inmediatamente se paró de su asiento para escuchar las palabras mientras se encuentra parado, y ¿por qué lo hiso? Netamente por respeto Al Creador. Y cuando Ha´Kadosh Baruj Hu vio esto, le dijo: “Atá ämadta mi´kiseja Li´Jvodí” (Tú te paraste de tu asiendo por Mi Honor) – “Jayeja hareini maämid mimjá ben yoshev äl kisé H´” (Gracias a eso, Te prometo que voy a levantar de tu descendencia un hijo el cual se va a sentar sobre el asiento de H´), es decir, toda la dinastía de David Ha´Melej.
Aparentemente, la levantada del asiento que hiso Ëglon fue una simple levantada, y no más que eso, sin embargo, si bien así se ve frente a nuestros ojos - como un acto simple e insignificante, en realidad vemos que frente a los ojos Del Creador se vio de una forma totalmente distinta, ya que muchas veces una acción se puede ver como algo simple frente a nuestros ojos, como algo que carente de importancia, sin embargo, El Creador ve las cosas distinto, ya que Él siempre mide los corazones de las personas, y las intenciones más escondidas tras la acción más pequeña que pueda realizar una persona.
Otro lugar donde vemos claramente cómo una acción aparentemente pequeña - esconde algo muy grande, es en la Guemará de Sanhedrin [96a], donde nos cuentan que al momento en que el rey Jizkiahu se curó de su enfermedad, el rey de Babel llamado Baladan ben Baladan le mandó una carta de paz. El escritor del rey Baladan en aquel tiempo era Nebujadnetzar, sin embargo, al momento en que el rey Baladan quiso enviar la carta al rey Jizkiahu, Nebujadnetzar no se encontraba presente – por lo que otra persona fue quien tuvo que escribir la carta. Cuenta la Guemará que al momento en que Nebujadnetzar llegó de vuelta al lugar y se enteró que otra persona habia escrito la carta para el rey Jizkiahu, preguntó cómo fue exactamente que se escribió la carta, a lo que le dijeron que se escribió de la siguiente forma: “Paz para el rey Jizkiahu, paz para la ciudad de Yerushalaim, y paz para El gran D´s”, informándole que la carta ya había sido enviada al rey Jizkiahu.
Al escuchar esto Nebujadnetzar, inmediatamente les dijo: ¿Ustedes llaman a Ha´Kadosh Baruj Hu “El gran D´s” y lo ponen al final de la carta? ¿Qué tipo de respeto es ese? ¡Deberían haberlo puesto al comienzo de la carta escribiendo!: “Paz para El gran D´s, paz para la ciudad de Yerushalaim, y paz para el rey Jizkiahu”. Por ende, lo que hizo Nebujadnetzar fue comenzar a correr para alcanzar al enviado que llevaba la carta mal escrita y así alcanzar a cambiar el orden de la escritura - poniendo el nombre de H´ primero, sin embargo, trae la Guemará que en ese instante vino el ángel Gabriel y lo detuvo después de que dio tres pasos. ¿Por qué hizo esto? Para limitar el merito de Nebujadnetzar, dado que por el merito de esos tres pasos que corrió Nebujadnetzar para defender el honor de H´ Itbaraj - tuvo el “merito” de ser quien destruya el Bet Ha´Mikdash, y si hubiera corrido más de tres pasos, trae la Guemara que se le hubiera dado el merito de destruir a todo Äm Israel, y no solo el Beit Ha´Mikdash, es por esto que al final del rezo de la Ämidáh nosotros damos estos tres pasos y culminamos rezándole a H´ Itbajar que reconstruya el Bet Ha´Mikdash, para anular el merito que obtuvo Nebujadnetzar por esos 3 pasos que dio en honor Al Creador.
Respecto a la grandeza que puede tener un acto pequeño, hay una historia muy linda que sucedió con el Jidushé Harim – Rabi Iztjak Alter zt”l. Se cuenta, que el Jidushé Harim acostumbraba meterse en la mikvéh todos los días para purificarse, sin embargo, algo muy curioso sucedía con su forma de hacerlo, y es que siempre se dirigía a la mikvéh a través de un camino mucho más largo que el camino que todos ocupaban, y lo hacía a pesar de que su Shamash le recomendó numerosas veces otros caminos mucho más cortos para llegar a la misma mikvéh, sin embargo, igual así el Rav no aceptó cambiar su trayecto. Esta actitud continuó una y otra vez, hasta que el Shamash no se pudo aguantar más la curiosidad y le preguntó el por qué siempre elegía el camino más largo en vez de utilizar los caminos más cortos.
La respuesta que le dio el Jidushé Harim a su Shamash es algo que nos deja una enseñanza. Él le contestó que, si es que se fija bien, cuando van por el camino más largo, ellos siempre pasan en frente del puerto donde los marineros cargan toda la carga pesada sobre los barcos. La mayoría de los marineros que se encuentran ahí, estan muy lejos de la Toráh y las mitzvot, no rezan ni tampoco estudian Toráh, sin embargo, igual asi, cada vez que lo ven de lejos caminando, estos marineros dejan el trabajo y se comienzan a decir los unos a los otros “¡Viene acercandose el Rav Jidushé Harim! ¡Ya está a punto de llegar!”, y al momento en que el Rav llega a una distancia muy cercana, los marineros reverencian la cabeza como un signo de honor y luego lo bendicen para que continue en paz.
“¿Crees que yo voy para allá buscando el honor?” le preguntó el Jidushé Harim a su Shamash, “ ¡Claramente que no! Todo el motivo por el cual me preocupo de pasar por ahí, a pesar de que es un camino mucho más largo, es dado que ese honor que ellos muestran hacia la Toráh cada vez que paso por ahí, es algo de gran valor, ya que eso les va a permitir recibir el mundo por venir. Yo sé que aparentemente se ve como un acto pequeño, sin embargo, tú no sabes la grandeza que puede incluir ese pequeño acto que hacen, y es por eso que siempre elijo el camino largo, para así poder darles a esos marineros la oportunidad de obtener ese mérito de poder hacer un pequeño acto en honor hacia la Toráh, acto el cual los podrá hacer meritorios de tener el mundo por venir.”
Rabotay, el mensaje de todo esto, es que debemos saber valorar aquellas acciones que se ven “pequeñas” y carentes de importancia frente a nuestros ojos, hay que entender que muchas veces lo que se ve pequeño e insignificante frente a nuestros ojos - puede ser muy grande frente a los ojos Del Creador, y en consecuencia retribuir un gran mérito para la persona que lo hiso. No debemos menospreciar ninguna acción, cualquier cosa pequeña que podamos hacer en Honor Al Creador, o por otra persona de Äm Israel, debemos aprovecharlo y hacerlo. Y siempre recordar lo que trae la Guemará en Masjet Sanhedrin [106b], que: “Rajamaná Liba Baë” (El Creador desea el corazón de la persona).
Más que la acción, lo que de verdad importa es la intención.
Shabat Shalom u´m´voraj.