ARTE DE EDUCAR
PARASHAT EMOR
ARTE DE EDUCAR
En nuestra Parashá, Parashat Emor, la Toráh comienza diciendo “Emor el ha´Cohanim bené Aharon ve´amarta alehem” (Dile a los Cohanim hijos de Aharon, y les dirás). Si nos fijamos bien, el verso dice dos veces un termino muy parecido, “Emor” – “ve´amarta” (Dile – les dirás). Sobre esto, Rashi escribe “Lehazir guedolim äl ha´ketanim” (Advertir a los grandes sobre los pequeños).
De este verso, aprendemos un elemento sumamente importante a la hora de educar, quizás el más importante. Si nos fijamos bien, en este caso la Toráh nos habla sobre los Cohanim, sobre como El Creador comanda a los grandes a que sean cuidadosos de “Lehazir” (Advertir) a los pequeños. ¿Advertir de que? De que no se vayan a impurificar, es decir, de todo el cuidado que involucra tener que mantenerse puros sin exponerse a una impureza de muertos. Cómo por ejemplo, no ingresar a cementerios (a menos de que se trate del entierro de un familiar cercano), no ingresar a hospitales donde puede haber fallecido alguien, etc, para así no impurificarse.
Esta advertencia que los Cohanim adultos les deben dar a los Cohanim pequeños, de no impurificarse, no es tan simple. A mí me tocó vivir de cerca el desafío que puede significar algunas veces el hecho de que el Cohen tenga que cuidarse de no impurificarse a los muertos. En nuestro Colel, tenemos una muy linda costumbre de hacer un viaje en grupo cada Rosh Jodesh Av. En este viaje salimos todos juntos en un bus temprano por la mañana, junto con nuestro querido Rosh Colel, Rav Avraham Blikshtein shlita, y recorremos distintos lugares en el norte de Israel, disfrutando de distintas atracciones y lugares espirituales.
Cada año hacemos un rico asado en la mitad del viaje, nos bañamos en el lago, paramos a tomar helado, etc, sin embargo, lo principal que hacemos es recorrer tumbas de grandes sabios de Israel, cómo por ejemplo la tumba de Rabi Meir Baäl Ha´Nes, Rabi Shimön Bar Yojai, Rambam, Ari Ha´Kadosh, Maran Ha´Bet Yosef, etc. Y en cada lugar hacemos rezos especiales por nosotros y por los que apoyan el Colel.
Dentro de nuestros amigos más antiguos del Colel, formando parte de nuestro grupo hace más de 5 años, se encuentra un Avrej que es Cohen. Me acuerdo que la primera vez hicimos el viaje todos juntos, él vino con nosotros, solo que se quedó en el bus 70% del viaje, sin poder ingresar a ninguno de los lugares donde se encontraban las tumbas de estos grandes sabios. El segundo año, este Avrej ya no llegó al viaje, decidió que lo más correcto era quedarse en su casa y tener que perderse el viaje, lo cual nos dio mucha pena a todos, dado que es un Avrej muy querido por todos. Y así fue por el resto de los años, cada Rosh Jodesh Av, todos nos juntábamos en el Colel por la mañana para subirnos al bus y comenzar el viaje, y este Avrej Cohen no llegaba.
Al ver esto año tras año, de ver como este Avrej no podía venir con nosotros, pensaba para mí mismo durante esos viajes que seguramente esta una de las muestras de lo difícil y sacrificado que puede ser para un Cohen tener que cuidarse de no impurificarse con impureza de muertos. Me imaginaba lo difícil que podía ser para un niño Cohen quien tuviera que vivir lo mismo que vivió este Avrej de nuestro Colel, en el caso del Avrej, él ya era adulto, por lo que le era más fácil entender y superar el hecho que no puede ir al viaje del grupo, pero en el caso de un niño, como por ejemplo un joven de 13 años que desea ir con todos sus amigos al paseo espiritual de curso por el norte de Israel - donde van a visitar tumbas místicas de sabios de la Toráh, y le dicen que no puede ir, dado que él es Cohen y tiene que cuidarse de no impurificarse con impureza de muertos, ¿Qué tipo de explicación o consuelo se le puede dar a este joven para consolarlo? ¡Sobre todo si esto se repite año tras año! Él debe pensar en su cabeza “¿Por qué tengo que perderme todo esto? Ni siquiera tenemos Bet Ha´Mikdash hoy en día como para que tenga que estar puro y poder realizar los trabajos en santidad, entonces ¿Por qué tengo que cuidarme de todo esto y perderme el paseo más entretenido de todo el año?”
Sin embargo, veremos que en realidad si existe una manera de transmitir, y el secreto se encuentra en el verso de nuestra Parashá. Si nos fijamos bien, cuando la Toráh nos dice en nuestra Parashá ese término reiterado de “Emor – ve´amarta” (dile – les dirás), Rashi nos dice “Lehazir ha´guedolim äl ha´ktanim” (“Lehazir” a los grandes sobre los pequeños). La palabra “Lehazir” puede provenir de dos raíces distintas, teniendo dos significados absolutamente distintos. Por un lado, “Lehazir” puede significar “advertir”, proviniendo de la palabra “zehirut” (cuidado). Pero, por otro lado, la palabra “Lehazir” puede significar también “alumbrar”, proviniendo de la palabra “zohar”, cómo el libro de Kabaláh escrito por Rabi Shimön Bar Yojai llamado “Zohar Ha´Kadosh”.
Por ende, cuando se trata de educación, hay dos caminos que podemos tomar. Podemos tomar el camino de las advertencias, camino que se lo llama “Zehirut”, concentrando nuestros esfuerzos en explicar todo lo que está prohibido, y explicando el cuidado que se debe tener de no tropezar en aquello que está prohibido, camino el cual puede tener éxito, como puede ser que no. Y por otro lado, podemos tomar otro camino totalmente distinto, que es el camino de alumbrar, camino el cual se lo llama “Zohar”.
¿Cuál es la diferencia entre ambos? En el camino del cuidado y las advertencias, lo que estamos transmitiendo a quien tenemos enfrente nuestro es una situación de alerta, estamos inculcando que se debe tener cuidado de ciertas cosas por el mero hecho de que así debe ser, sin transmitir ningún otro tipo de elemento que pueda ayudarlo a enfrentar las pruebas que se enfrente, solamente el cuidado y el temor, causando una sensación de que todo es un conjunto de prohibiciones, sintiéndose netamente como una carga. En cambio, cuando optamos por utilizar el camino de alumbrar, aplicando la palabra “Lehazir” que viene de la raíz “Zohar”, lo que estamos transmitiendo a quien se encuentra frente nuestro - es que el motivo del cuidado que se debe tener proviene de algo más allá que una simple prohibición, convirtiendo algo que se podría ver como una carga para la persona, en un mérito. Lo vamos a explicar.
Cuando mi amigo, el Avrej Cohen que no pudo asistir al paseo, llegó al Colel al día siguiente, se me acercó y me preguntó cómo había estado el paseo. Yo no quise contar mucho detalle para no sentirme como si estuviera contando dinero delante de los pobres, sin embargo, él sintió esto y me dijo algo de lo cual podemos sacar un mensaje muy potente, diciéndome: “Por favor no te abstengas de contarme como lo pasaron en el paseo por sentir pena de mí, pena de que todos van y yo no puedo ser parte del viaje, y te voy a explicar por qué. Desde que yo era joven, ya comencé a tener este tipo de pruebas en mi vida, esta no es la primera vez que me perdí un paseo con los amigos por ser Cohen y tener prohibido impurificarme con muertos, sin embargo, mi padre me enseñó cual es la forma correcta de mirar estas cosas y cuál es la forma de poder superar cada prueba.
Como Cohen, yo podría concentrarme en las prohibiciones que tengo y sentirme injustamente más restringido, encarcelado, abstenido, que todo el resto respecto a muchas cosas que me gustaría hacer. Pero, por otro lado, yo podría concentrarme en otra cosa bastante más elevada. Podría concentrarme en el mérito que tengo de que nací como uno de los descendientes de Aharon Ha´Cohen, a quien El Creador eligió para que él y toda su descendencia sean quienes realicen el trabajo santo que se realiza dentro del “Bet Ha´Mikdash”, trabajo el cual se lo puede llevar a cabo solamente estando 100% en condiciones apropiadas para ello, y parte de ello es estando puro de cualquier impureza. Al pensar así, y concentrarme en el hecho de que en cualquier momento puede ser que tengamos el Bet Ha´Mikdash construido y yo tenga que servir dentro del templo junto con mis hermanos Cohanim, hace que en vez de sentir una carga y una aflicción por las restricciones que tengo, sienta un orgullo y un honor de tener que restringirme de ello, literalmente convirtiendo algo que debiera ser un “sufrimiento” en un goce y honor.”
Eso es lo que nos dice la Toráh en nuestra Parashá respecto a la acción de “Jinuj” (educar), siempre debemos “Lehazir” (alumbrar) a la hora de educar. No solamente los Cohanim poseen restricciones especiales, sino que cualquier persona de Äm Israel quien cuida Toráh y mitzvot posee restricciones especiales frente al resto del mundo. Cuando queremos educar a alguien, en especial nuestros hijos, no debemos poner acento solamente en las cosas que están prohibidas, sino que debemos poner un acento especial en transmitirles el gran mérito que tuvieron de pertenecer al pueblo elegido por El Creador, poniendo acento en la luz que involucra dicha responsabilidad, y explicar cómo todo mérito en la vida arrastra responsabilidades, lo cual no quiere decir que las responsabilidades sean algo malo, al contrario, son las responsabilidades las encargadas de cuidar la luz, y quien sepa transmitir esto, logrará que sus hijos sientan un mérito especial en cuidar la Toráh y las mitzvot, entiendo el valor que arrastra cada restricción y el motivo oculto tras cada conducta.
En el año 1980 en Brooklyn, el Rebe Mi´Luvavitch formó un programa para jóvenes menores de Bar Mitzváh en Brooklyn que lo llamó “Tzivot H´”(El ejército de H´). Todos los jóvenes que participaban de este programa, tenían la posibilidad de ir subiendo niveles, y obtener rangos dentro del ejército de H´. Uno de los noticieros conocidos de la comunidad en aquellos tiempos vio todo el movimiento que estaba generando este programa, y se le acercó al Rebe para preguntarle sobre cómo podía ser que el Rebe estuviera incentivando a los niños a temas de ejército, de rangos, o cosas parecidas, ¿Acaso estaba intentando fomentar a que los jóvenes vayan al ejército?
Sin embargo, el Rebe le contestó algo increíble sobre el motivo de todo esto, algo que tiene directa relación con el comando de “Lehazir” que vemos en nuestra Parashá. El Rebe le explicó al noticiero, que no hay nada más importante en la vida de una persona, y sobre todo en la vida de un joven, que sentir motivación y responsabilidad sobre lo que hace en su vida. A todos los jóvenes les gusta los temas de guerra y ejercito, y no hay guerra más seria en la vida que la vida misma, y no hay ejercito más real que el de aquellos que luchan día a día por El Creador, por ende, todo el motivo de este programa de Tzivot H´ (El ejército de H´) es ingresar luz y motivación en los jóvenes para que puedan mantenerse por los caminos correctos, sin importar a que desafío se enfrenten, y todo esto dentro de un sentimiento de responsabilidad y honor.
Rabotay, debemos saber que esto no solamente se aplica respecto a nuestros hijos, sino que respecto a cualquier persona que nos rodea, ya sea en la casa, en el trabajo, en donde sea, siempre que deseamos corregir / educar / o enseñar a alguien, debemos primero alumbrar a aquella persona, nombrar sus cualidades y atributos junto con el potencial y mérito que posee en sus manos, y solamente después de eso podemos proceder a hablar de las restricciones y los cuidados, solamente cuando la persona en frente sea capaz de percibir aquello cómo parte de su mérito, y no como una carga.
Shabat Shalom U´Mvoraj.