EL OBJETIVO MARCA LA DIFERENCIA
PARASHAT AJARÉ MOT
EL OBJETIVO HACE LA DIFERENCIA
En nuestra Parashá, Parashat Ajaré Mot, El Creador nos dice en su Toráh “u´shmartem et jukotay ve´et mishpatay” (y cuidaran mis leyes y estatutos)“asher yaäséh otam ha´adam va´jai ba´hem, Ani H´” (Los cuales la persona que los cumple tendrá el mérito de la vida, yo soy H´).
Ha´Kadosh Baruj Hu nos comanda a cada uno de nosotros como pueblo a que conduzcamos nuestras vidas de acuerdo a las leyes y estatutos escritos en su Toráh, viviendo de una forma que signifique caminar por los caminos Del Creador. De todas formas, vemos como a pesar de que hay muchas personas en el mundo que viven 70 o 80 años, todos viven de una forma distinta.
Hay quienes viven poniendo como epicentro y prioridad en su vida las mitzvot de la Toráh, y viven su vida haciendo todo pensado en cómo cuidar mejor las mitzvot de la Toráh. Se compran una casa, y lo primero que piensan es donde poner la Sucáh, y la dirección en que se encuentra el cuarto para poder poner la cama de una forma en que su cabeza este hacia el norte y sus piernas hacia el sur, tal como la halajá lo establece, y también se preocupa de tener un lavabo para hacer “Netilat Yadaim” fuera del baño y no dentro, que es lo más lejatejiláh, etc. En cambio, hay otras personas que el epicentro y prioridad en su vida es disfrutar, disfrutar de placeres y cosas materiales, lo cual causa que la mayoría de sus decisiones sean realizadas basadas en eso. Y hay personas que tienen un poco de esto y un poco de esto.
¿A qué se parece esto? Hace varios años atrás, se desató la plaga de un Virus de forma muy agresiva en un país, y dejó muchas víctimas en el camino. Los mejores científicos de la época se pusieron de acuerdo en que nadie iba a descansar y dejar su lugar de trabajo hasta que se pueda encontrar la fuente del virus y la cura para ello.
En un pueblo apartado, se sentaron 2 científicos en un laboratorio pequeño, trabajando día y noche. No se habían subido a una cama durante una semana, y prácticamente no habían comido. Estaban 100% dedicados a poder encontrar la cura para el virus terrible. Eran las 3 a.m, y fue ahí que uno de los científicos levanto el ojo del microscopio, y con mucho entusiasmo y emoción le grita al otro científico: “¡Encontré el virus!”. Inmediatamente el otro científico se dirigió hacia él y puso su ojo en el microscopio, y se dio cuenta que efectivamente habían dado en el blanco, habían descubierto el virus y ahora se podía comenzar a trabajar la cura.
Inmediatamente corrieron hacia la casa del cochero del pueblo, y se subieron a su carreta. Eran las 4 a.m, por ende, el cochero, llamado Vladimir, aún se encontraba durmiendo. Ellos trataban de despertarlo, le explicaban lo que habían encontrado y la misión por la cual necesitaban que se despierte y los lleve al hospital más cercano. Sin embargo, Vladimir le costaba abrir los ojos. Uno de los científicos le prometió una botella de vodka boutiquepara cuando llegaran al lugar de destino, y todo adicional al pago de la travesía. Fue astuto, dado que eso logró motivar a Vladimir y sacarlo de su sueño, aceptando inmediatamente llevarlos.
El caballo de Valdimir también estaba durmiendo, sin embargo, despertarlo no iba a ser problema, ya que él estaba acostumbrado a estos viajes y sabía perfectamente que al final del camino le esperaba una linda montaña de paja fresca y agua para comer y tomar, por ende, inmediatamente se despertó y estuvo listo para emprender rumbo.
Así lograron emprender rumbo los científicos, el cochero Vladimir, y el caballo, todos en el mismo rumbo hacia el mismo lugar, sin embargo, había una gran diferencia entre el uno y el otro. ¿Por qué? Ya que los científicos habían emprendido rumbo con un objetivo enorme, ellos, dentro de su cabeza, iban a salvar el mundo, y a completar la misión por la cual se habían mantenido sin dormir y comer días y noches. El cochero Vladimir, había emprendido rumbo motivado por otro motivo muy distinto, por verter una botella de vodka boutique dentro de su garganta. Y el caballo por su lado, había emprendido rumbo para recibir una rica cena de paja fresca y agua limpia.
Aquí vemos como 3 entes se encuentran en el mismo lugar, haciendo lo mismo, pero con una diferencia atómica entre ellos, y es el objetivo por el cual están realizando la misión.
Se cuenta sobre Rav Vozner, que cuando era un joven adolescente de 13 años, aun bajur, decidió que quería ingresar a estudiar en la Yeshiváh más importante de aquellos tiempos, la Yeshiváh de Jajmé Lublin. El Rosh Yeshiváh en aquellos tiempos era Rav Meir Shapira. Rav Vozner se dirigió desdeVilna que era la ciudad donde vivía hasta Lublin, para probar su conocimiento frente a los Rabanim de la Yeshivá y así lo acepten. Justo en ese entonces, el Rosh Yeshiva - Rav Meir Shapira, no se encontraba en la Yeshiváh dado que había emprendido rumbo para juntar financiamiento.
Cuando Rav Vozner llegó a la Yeshiváh hubieron 3 Rabanim que lo probaron, y los 3 decidieron que no estaba al nivel del resto de los bajurim por lo que no lo podían aceptar. No le quedó otra opción a Rav Vozner que tomarse el tren de vuelta a Vilna. El tren salía una vez al día, por la mañana, lo cual significaba que no le quedaba otra opción más que esperar en la estación de trenes hasta la mañana del día siguiente. ¿Qué hiso? Encontró un lugar donde había un poco de luz, abrió su Guemará, y comenzó a estudiar.
Mientras se encontraba estudiando y esperando el tren de la mañana, justo llegó el tren que traía a Rav Meir Shapira. Rav Meir Shapira se bajó del tren, y se sorprendió de lo que veía. Veía un joven, sentado en la mitad de la estación, estudiando Guemará bajo la única luz pequeña que había en el lugar. Inmediatamente se acercó al joven y le preguntó quién era y qué hacía acá. Él le contó que había venido a probarse en la Yeshiváh de Jajmé Luvlin pero no lo habían aceptado. Al escuchar esto, Rav Meir Shapira le dijo que no podía ser algo así, que un joven tan dedicado como él que mientras esta en la estación de tren a las 3 de la mañana se aferra a una pequeña luz para quedarse estudiando, tiene que ser parte de su Yeshiváh, por lo que le pidió que lo acompañe a la Yeshiváh de vuelta.
Cuando llegaron a la Yeshiváh, Rav Meir Shapira habló con los Rabanim que no habían aceptado a Rav Vozner en la Yeshiváh, y les pidió que por favor lo aceptarán. Sin embargo, los rabanim le dijeron que ya todos los jóvenes de la Yeshiváh sabían que no había sido aceptado cuando se vino a probar, por ende ¿cómo iban a revocar ahora la decisión tomada anteriormente? Llegaron a la conclusión, que, para no generar polémica, iban a dejar a Rav Vozner dentro de la Yeshiva por 3 meses, y eso es lo que le iban a transmitir a los jóvenes que ya estudiaban en Jajmé Luvlin.
Así fue, durante 3 meses Rav Vozner estudio en aquella Yeshivah como periodo de prueba, hasta que finalmente fue aceptado. Sin embargo, durante esos tres meses, ninguno de los jóvenes quiso estudiar con él, dado que nadie quería tener un compañero de estudio él cual pueda ser que deje la Yeshiva en tres meses y luego se quede sin compañero, por lo que Rav Vozner tuvo que estudiar solo durante ese tiempo de prueba.
Pasaron los años, y cuando Rav Vozner ya era uno de los rabinos más grandes de la generación, uno de sus nietos encontró una de las Guemarot con las cuales Rav Vozner estudió en la Yeshiváh de Jajmé Lublin. El nieto notó algo en aquella Guemará que le llamó mucho la atención, y es que cada vez que Rav Vozner escribía una nota al lado de la Guemará, sobre algo que había descubierto o entendido, firmaba la nota escribiendo “Ha´Rav mi´Vilna” (El rabino de Vilna), algo bastante curioso, ya que en esa época Rav Vozner tenía tan solo 13 años y no era ningún rabino aun, sino que un simple joven, entonces ¿Por qué firmaba como si fuera el rabino de Vilna?
El nieto no se aguantó la curiosidad y le fue a preguntar a su abuelo sobre por qué había firmado de esa forma la Guemará de la Yeshiváh. La respuesta que le dio su abuelo, Rav Vozner, es simplemente increíble, y es algo que nos sirve como aprendizaje para cada uno de nosotros.
Rav Vozner le dijo: “Hijo mío, cuando yo llegue a la Yeshivah, me pusieron 3 meses de prueba. En esos 3 meses nadie quiso estudiar conmigo, yo no tenía Javruta en la Yeshiva, y tú sabes, sin javruta es muy difícil poder entender bien y recordar lo que uno estudia, sobre todo para un niño de 13 años, como yo en aquel tiempo. Por ende, ¿qué hice? Dentro de mi cabeza me convencí de que yo iba a ser el rabino de Vilna, y eso me generó un sentimiento de responsabilidad, de motivación, de aspiración, lo cual me permitió estudiar, entender, y recordar, todo lo que estudiaba, es por eso que en todas las Guemarot que estudié durante esos 3 meses, veras la firma “El rabino de Vilna!”.
Rabotay, ese es el mensaje que debemos llevarnos hoy. Mucha gente vive 70 o 80 años, y mucha gente cuida la Toráh y las mitzvot Del Creador, sin embargo, no todos tienen el mismo objetivo al momento de hacer las cosas. Hay veces, en las cuales debemos inventarnos un objetivo que nos motive, un objetivo que nos apasione, que nos haga querer ir más allá de nuestras capacidades, y hacerlo sin miedo, tal como lo hiso Rav Vozner, y vimos lo lejos que llegó realmente en la vida gracias a la imaginación que utilizó al momento de aferrarse a un objetivo.
La vida es como un arco y flecha, es decir, el destino final siempre es más bajo que el destino al cual se apuntó desde un comienzo, dado existe la fuerza de gravedad, y es por eso que para llegar a un punto especifico se debe apuntar un poco más arriba que ese punto. Es por eso, que debemos hacer un gran esfuerzo por tener objetivos en nuestra vida que apunten lo más alto posible cuando se trata del trabajo Hacia El Creador, dado que el objetivo es lo que realmente hace la diferencia de hasta donde llegamos.
Shabat Shalom U´M´Boraj.