EL COMIENZO DEL CAMINO ES DISTINTO
PARASHAT VAYKRÁ
EL COMIENZO DEL CAMINO ES DISTINTO
La Toráh en nuestra Parashá, Parashat Vaykra, nos habla sobre ciertos Korbanot (ofrendas). Hay un korban que es una ofrenda de pan, llamado Korban Minjáh, y la Toráh nos cuando nos habla del Korban Minjáh nos dice [Vaykra 2:11-12] “Col seor ve´jol devash lo taktiru mi´menu ishé la´H” (Toda levadura y toda miel no será ofrendada como ofrenda de fuego para H´).
La levadura, es el elemento encargado de inflar la masa, agrandándola más de lo que realmente es, es por eso que representa la cualidad de soberbia. Por otro lado, la miel es la encargada de la dulzura, representando el provecho material que tiene la persona del estudio de la Toráh o de las mitzvot, lo cual muchas veces puede conllevar a que su estudio y sus acciones no sean “Le´shem Shamayim” (por el bien Del Cielo), sino que solamente para suplir ese provecho o ese deseo, como por ejemplo, una persona la cual tiene el mérito que lo monten solamente a él sobre un caballo por el hecho de que estudió mucha Toráh, teniendo un provecho material de su estudio de Toráh, un caso así u otro parecido, puede causar que su estudio termine siendo no por el bien del Cielo, es decir, no “Le´Shem Shamaym”, sino que por el goce que tiene que lo monten sobre el caballo dándole ese honor.
Es decir, vemos de acá, que la soberbia y el goce material son dos cosas propensas a afectar la pureza y la perfección del estudio de Toráh y mitzvot de la persona, y es por eso que El Creador Bendito Sea nos comandó en Su Toráh que “Col seor ve´jol devash lo taktiru mi´menu ishé la´H” (Toda levadura y toda miel no será ofrendada como ofrenda de fuego para H´).
Sin embargo, hay algo curioso respecto a todo esto, dado que lo que acabamos de ver en nuestra Parashá aparentemente contradice algo traído por el Rambam, quien nos dice que cuando educamos un niño, está permitido montarlo sobre un caballo, o darle golosinas, y todo esto con el proposito de que se motive con su estudio de Toráh y mitzvot, dado que tenemos una Guemará explicita que nos dice que “Mi´toj she´lo lishmá, yavó lishmá”(dentro de hacerlo por intereses externos, terminara finalmente haciéndolo por el bien Del Cielo). Entonces, ¿cómo se explica la contradicción?
En realidad, la respuesta para esto se encuentra en la continuación del verso, donde la Toráh nos dice: “Korban reshit takribu otam la´H” (Los ofrendarán como ofrenda de primer fruto para H´), es decir, si bien la miel y la levadura no se la deben mezclar con la ofrenda de la minjáh, lo que si se permite es traerlo por separado como ofrenda de primer fruto. Es decir, si bien lo principal es que logremos hacer todo en nuestra vida “Le´Shem Shamaym” (por el bien Del Cielo), sobre todo nuestro estudio de Toráh, sin intenciones de recompensas o goces materiales, cuando tiene que ver con los niños pequeños, quienes se encuentran al comienzo del camino, siendo ellos como la ofrenda del primer fruto, en ese caso es bueno y apropiado conducirse de esa forma, darles goces materiales y recompensas al comienzo de su camino, y así darles la oportunidad de probar la dulzura que hay en la Toráh y en las mitzvot.
Y si es que nos vamos a preguntar ¿Cómo puede ser que el niño vaya a sentir la dulzura de la Toráh a través de una montada en caballo? La respuesta para ello es que en realidad no es la montada en caballo la que causa que se sienta la dulzura, sino que lo que se esconde detrás de aquella montada, lo cual vendría siendo el hecho que el niño vea como lo aprecian y lo regalonean por su esfuerzo en el estudio de la Toráh y las mitzvot, es eso lo que va a causar que sienta la dulzura en el estudio de la Toráh y las mitzvot finalmente, a pesar de que otra cosa sea lo que lo motive desde un comienzo.
En el libro Netivot Ha´Maguid, aparece una memoria de Rabi Reuven Fainshtein, en donde el afirma ahí con absoluta certeza como es que tenía claro que su padre, el Gaon Rav Moshe Fainshtein zt”l, lo amaba con todo su corazón, y también sobre como esa certeza lo acompañó durante todo su camino en la vida, incluso cuando era adulto.
Esta memoria la contó Rabi Reuven Fainshtein cuando tuvo el mérito de ingresar a su hijo al yugo de la Toráh y las mitzvot - convirtiéndolo en un Bar Mitzváh, solo que sin que su padre - el Gaon Rav Moshe Fainshtein, pueda estar presente en el día del Bar Mitzváh. Él cuenta como en el día del Bar Mitzváh, el día tan especial donde Rabi Reuven iba a subir a su hijo a leer la Toráh, su padre el Gaon Rav Moshe Fainshtein no pudo estar presente por tener que asistir a un congreso. En ese mismo día, y a esa misma hora, se estaba llevando un congreso de Agudat Israel en Estados Unidos, y por el hecho de que el Gaon Rav Moshe Fainshtein era el Guedol Ha´Dor en aquellos tiempos, el rabino más grande de la generación, era imprescindible que estuviera presente durante el congreso, teniendo que ausentarse del Bar Mitzváh de su nieto.
Posterior a la subida de la Toráh de su hijo, Rabi Reuven dirigió unas palabras al público. Abrió y dijo: “Seguramente muchos están pensando que estoy dolido, o apenado, por el hecho de que mi padre no pudo estar presente en algo tan importante como el Bar Mitzváh de mi hijo. Sin embargo, siéndoles super sincero, no me molestó para nada. Y el motivo por el cual no me molestó para nada es por el hecho de que estoy absolutamente seguro y consiente que mi padre me ama de verdad. ¿De dónde lo sé? De los años de mi niñez, tengo grabadas en mi corazón 3 conductas que mi padre tuvo conmigo, las cuales gracias a ellas tengo absoluta convicción y seguridad, hasta el día de hoy, que de mi padre me ama de verdad con todo su corazón.
La primera actitud, era en las mañanas, cuando más de una vez él interrumpía su estudio para poner mis ropas sobre el calefactor de la casa y así yo pudiera tener la ropa caliente al momento de vestirla… Incluso ahí, a pesar de que era tan solo un niño, ya podía entender la importancia que tenía para mi padre esas horas de estudio de Toráh en la mañana, sobre todo con la responsabilidad que tenía, horas de estudio donde nadie lo molestaba, e igual así, yo veía como mi padre interrumpía su estudio y se paraba para preparar mi ropa con tal de que yo pueda tener prendas calentitas para poder vestir…
La segunda actitud, es que en Estados Unidos se acostumbraba salir a vacacionar durante los meses del verano a las montañas para así también salvarse del duro calor que recaía. Y resulta, que en el mismo pueblo donde vacacionábamos había un hombre que llegaba de vez en cuando con un tractor, y llevaba los niños del lugar sobre paquetes de paja, algo que era una gran atracción para nosotros. Durante esos días, a pesar de que nos encontrábamos en vacaciones y en las montañas, mi padre tenía su orden de estudio fijo, en donde yo también estudiaba, parte del día junto con él, y parte del día solo. Sin embargo, a pesar de la importancia que tenía ese estudio, yo veía como cada vez que mi padre detectaba que llegó el hombre con el tractor, inmediatamente cortaba su estudio y me motivaba a salir para pedirle que me llevé sobre las cajas de paja, él sabía la atracción que significaba para mí, y por eso no me permitió dejarla pasar por alto cuando se presentaba y me motivaba a pararme y aprovecharla.
Y la tercera actitud que tengo grabada sobre mi corazón, es mi puesto en la mesa de Shabat al lado de él. Como ustedes bien saben, desde que yo ya era chico mi padre ya era una persona muy importante, y más de una vez llegaban a la casa en Shabat todo tipo de personas a visitarlo, algunas veces personas importantes. Sin embargo, sin importar quien haya sido que llegó a la casa a visitarlo, mi padre siempre cuidó mi puesto para que yo me siente a su lado y nunca sentó a alguien en mi lugar, sin importar que tan importante haya sido la persona, exceptuando ciertos casos donde llegaban sabios muy grandes de la Toráh a visitarlo, que en esos casos yo mismo les cedía mi puesto para que se sentaran al lado de mi padre.
Gracias a estas tres actitudes que vi en mi padre, estoy absolutamente seguro y confiado que el me ama de verdad con todo su corazón, y, por ende, a pesar de que él no pudo estar presente en nuestra alegría de hoy donde celebramos el Bar Mitzváh de nuestro hijo, no estoy dolido y apenado por ello, dado que estoy 100% seguro que el motivo de su ausencia no proviene por falta de amor hacia mí, sino que por el hecho de Äm Israel lo necesita”.
Rabotay, eso es lo que nos dice la Toráh, debemos saber cómo utilizar algunas veces las cosas materiales y las recompensas para despertar la chispa del amor por la Toráh y las mitzvot en todos aquellos que se encuentran al comienzo del camino, ya que muchas veces es eso lo que va a gatillar que sientan la dulzura de la Toráh y las mitzvot, no siendo la acción misma, sino que lo que se esconde tras eso, y también quedará grabado por siempre en sus corazones el sentimiento del valor y el aprecio que les dimos cuando recién estaban comenzando a caminar.
Shabat Shalom u´M´Voraj.