PARASHAT VAYAKHEL 5783

SABER LLEVAR EL CORAZÓN

PARASHAT VAYAKHEL

SABER LLEVAR EL CORAZÓN

En nuestra ParasháParashat Vayakhel, la Toráh habla de la donación que Äm Israel realizó para la construcción del Mishkan. En el verso que la Toráh habla de esto, interesantemente se logra distinguir algo en las palabras utilizadas para el comando que despierta una pregunta. La Toráh dice [Shemot 35:5] “Kejú me´itejem Terumáh La´H´” (Lleven de ustedes una donación para ).

El término “Kejú” significa “llevar”, y eso es bastante raro, dado que aparentemente hubiera sido mucho más correcto que la Toráh utilice el término “Tenú me´itejem Terumáh La´H´” (Entreguen de ustedes una donación para ).

Para explicar el motivo de este fenómeno, de por qué la Toráh eligio utilizar este término y no otro, traeremos una historia que sucedió con le Gaon Rabi Jaim Soloveitchik, quien de vez en cuando, se veía obligado salir él mismo en busca de donaciones importantes para la Yeshiváh de Volozin, y esta historia sucedió en una de sus visitas a la ciudad de Minsk, en Bielorrusia.

En Minsk había dos Yehudim muy ricos, que también eran amigos hace muchos años, ambos habían vivido en Minsk por varios años. Uno de ellos lo llamaban Rabi Baruj, y el otro lo llamaban Rabi Dov.

Cuando Rav Soloveitchik llegó a la ciudad, se alojó en la casa de Rabi Baruj, y mientras se sentaban a tomar una taza de café de bienvenida, Rav Soloveitchik le comenzó a contar sobre la necesidad económica a la cual habían llegado en la Yeshiváh, parte era para cubrir deudas del año pasado, y parte era para poder financiar el año venidero, y ese era el motivo que lo traía a Minsk, poder recaudar ese monto y asegurar la existencia de la Yeshiváh.

Rabi Baruj escuchó las palabras, pensó un par de segundos, y le dijo a Rav Soloveitchik: “Rabino, una pregunta: ¿Usted esta apurado? ¿Tiene que emprender rumbo pronto de vuelta a Volozin?”“No” le contestó Rav Soloveitchik “Mi objetivo es no volver hasta que obtenga el monto completo”“¡Excelente!” le dijo Rabi Baruj “Entonces le voy a pedir al Rabino si por favor puede permanecer en mi casa estudiando, siéntase en su casa, acá tendrá todas las comodidades, y yo por mientras veré que es lo que puedo hacer para conseguir el monto necesario”.

Durante un mes completo Rav Soloveitchik estuvo sentado estudiando y viviendo en la casa de Rabi Baruj. De repente, se dirigió donde él y le preguntó sobre cómo le estaba yendo con la recaudación de fondos. “Baruj H´!” le contestó Rabi Baruj“Ya hemos recaudado la mitad del monto total! Por favor rabino, manténgase acá estudiando y muy pronto espero tenerle buenas noticias.”

Rav Soloveitchik se alegró mucho de escuchar aquella respuesta, por lo que se mantuvo estudiando en la casa de Rabi Baruj. Transcurrió otro mes completo, y nuevamente Rav Soloveitchik se dirigió donde el hombre para preguntarle sobre cómo le estaba yendo con la recaudación de fondos.

“Baruj H´!” le contestó Rabi Baruj“Logramos recaudar el monto completo para la Yeshiváh! Hoy mismo usted puede volver a su casa querido Rav.” La felicidad de Rav Soloveitchik no pasaba desapercibida, inmediatamente le agradeció profundamente a Rabi Baruj por todo lo que hiso, y emprendió rumbo de vuelta a su ciudad con todo el monto de dinero en sus manos.

Transcurrieron un par de semanas, y de repente, ambos hombres ricos, Rabi Baruj Rabi Dov, llegaron a Volozin a visitar a Rav Soloveitchik. Esta vez no era para donarle, sino que venían a un Din Toráh (someterse a un juicio rabínico). Rabi Dov era el demandante, y Rabi Baruj, quien había hospedado al Rav, era el demandado. Rabi Dov estaba demandado que, si bien él había sido socio con Rabi Baruj durante todos estos años - en absolutamente todo, hace poco se había enterado de que Rabi Baruj había hecho un negocio muy grande y no lo había invitado a participar.

Rabi Dov siguió contándole a Rav Soloveitchik sobre el motivo por el cual habían venido ambos, y le dijo: “En realidad Rabino, yo no hubiera venido a alegar si es que no se tratara de un negocio tan importante, pero por el hecho de que se trata de un negocio de vida, estoy absolutamente sentido de lo que sucedió. Me entere que Rabi Baruj tuvo el mérito de salvar la Yeshiváh de Volozin para que no tenga que cerrar, y ¿ni siquiera me llamó para participar en ello?”

En aquel momento, Rav Soloveitchik entendió retroactivamente lo que había hecho Rabi Baruj. Entendió que todo el dinero que había traído a la Yeshiváh había sido donado completamente por Rabi Baruj, y nadie más que él. Sin embargo, le preguntó a Rabi Baruj algo que aún no le quedaba muy claro y es que, de ser así, que el donó todo el monto solo, entonces ¿cuál es el motivo que lo mantuvo estudiando y viviendo en su casa durante 2 meses? ¡Podría haber tomado inmediatamente el monto completo y haber vuelto a la Yeshiváh el primer día!.

 

Rabi Baruj le contestó a Rav Soloveitchik que en realidad se trataba de un monto de dinero bastante importante para él, algo que no era fácil para él venir y liberarlo de una sola vez, si bien dentro de él lo quería donar, igual así sabía que iba a requerir un trabajo de su parte. El primer mes, gracias a cómo vio al Rav mientras estudiaba y vivía en su casa, logro abrir su corazón para donar por lo menos la mitad del monto total. Luego, durante el segundo mes, logró inculcar suficiente bondad y misericordia en su corazón como para donar la segunda mitad y completar el monto.

 

Rabotay, explica Rabi Zalman Sorotzkin que eso es lo que nos dice la Toráh en nuestra Parashá. “Kejú me´itejem Terumáh La´H´” (Lleven de ustedes una donación para ). ¿Por qué no nos dijo “Tenu me´itejem” (Entreguen de ustedes)? Ya que nuestra misión no es solamente dar, sino que explotar al máximo nuestra capacidad de dar, y eso involucra saber llevarnos a nosotros mismos a poder explotar el máximo de nuestro potencial de entregar.

Nunca alguien externo a nosotros va a lograr motivarnos a donar como nosotros mismos. Solo nosotros sabemos que técnicas utilizar para abrir nuestro corazón, para sacar el máximo potencial de nuestro corazón, y no conformarnos en utilizar parcialmente nuestro potencial. Eso debemos aprender de Rabi Baruj, quien, sabiendo el potencial que tenía en su corazón, de poder donar el monto total, entendió al mismo tiempo que no iba a ser algo fácil explotar al máximo ese potencial, sino que iba a tener que hacer algo para llevarse a sí mismo a poder donar el total del monto. Dos meses de trabajo le llevó para explotar ese potencial, pero lo hiso.

“Keju me´itejem Terumáh la´H” (Lleven de ustedes mismos una donación para ) nos dice la Toráh, en otras palabras, diciéndonos que cada uno de nosotros debe ser el responsable de llevarse a sí mismo a su máximo potencial de donar los dones y recursos que le entregó El Creador. Cada uno de nosotros se conoce lo suficiente para saber que técnicas aplicar sobre uno mismo con el fin de poder desbloquear su máximo potencial.

Yehi Ratzon que lo logremos.

Shabat Shalom u´mVoraj.