LA LÁGRIMA QUE DIO VUELTA LA SUERTE
LA LÁGRIMA QUE DIO VUELTA LA SUERTE
En nuestra Parasha, Parashat Mishpatim, la Torá dice [Shemot 22:29]: “Melateja ve´dimäjá lo teajer” (No demorarás la primicia de tu cosecha ni de tu vendimia), lo cual básicamente habla sobre qué debe hacer la persona con los primeros frutos que el crezcan en la cosecha y en su viñedo. Sin embargo, nuestros “Jajme Ha´Drash” (Los sabios que explican significados un poco más ocultos de los versos) explican este verso de una forma distinta.
Si nos fijamos bien, la Toráh dice “Melateja ve´dimäjá lo teajer”, lo cual “Melateja ve´dimäja” se lo puede leer “Milateja ve´dimäja” (Tus faltas y tus lágrimas) – y luego dice “Lo teajer” (No se atrasará). Es decir, diciéndonos la Toráh que si es que una persona pide algo Del Creador y derrama lagrimas por ello, no tardará en recibir aquella salvación y suplir aquella falta, dado que sabemos lo que trae la Guemará en Masejet Berajot [32b] que desde el día en que se destruyó el Bet Ha´Mikdash se cerraron todas las puertas en El Cielo, pero “Shaäré Dimäh lo ninälu” (Los portones de las lágrimas no se cerraron) y también “Shaäré Onáh lo ninälu” (Los portones de la aflicción no se cerraron), por lo que toda persona quien llora mientras pide algo, o después de que lo hayan afligido de alguna forma, se le concede aquello que pide. Es por este, y otros motivos, que es sumamente importante tener cuidado de no afligir al prójimo y causarle derramar lágrimas por ello, dado que Ha´Kadosh Baruj Hu no se va a tardar en pagarle de vuelta a la persona quien lo afligió y le causó llorar a esa persona, Jas Ve´Shalom.
En la época del Tzadik Rabi Levi Itzjak Mi´Berdichov, vivía un yehudí extremadamente pobre que se llamaba David, y recibía su sustento de forma muy acotada, sin pedir ayuda del resto, viviendo al punto en que algunas veces con suerte le quedaba dinero para comprar pan. En ese año, cuando llegó la víspera de Yom Kipur, David no logró encontrar en que trabajar ese día, y dado que se abstenía de recibir “tzedaká”, no tuvo ni siquiera para comprar y comer un pedazo de pan en su “Seüdat Mafseket” (ultima comida antes de Yom Ha´Kipurim). Imaginémonos la situación, no pudo adquirir algo para comer nada más y nada menos que antes de Yom Ha´Kipurim, el ayuno más largo del año.
No le quedó otra opción a David más que saltarse su “Seüdat Mafseket” y dirigirse directo a la Sinagoga. Mientras se encontraban en “Kol Nidré”, el rezó de apertura de Yom Ha´Kipurim, David logró distinguir en la Sinagoga a Moshé, uno de los hombres ricos de la ciudad que era conocido, y tenía un buen corazón. David se dijo a sí mismo “Si ya no pude conseguir un pedazo de pan para comer antes de Yom Kipur, por lo menos un poquito de tabaco para oler si podré conseguir para poder aguantar un poco mejor el hambre que estoy sintiendo”, y se dirigió donde este hombre Moshé para pedirle un poco de tabaco.
Cuando llegó donde Moshé, y le pidió un poco de tabaco para oler, Moshé se encontraba con su majzor de Yom Kipur leyendo y su cabeza cubierta con el Talit. Se descubrió la cabeza, levantó su mirada, y le dijo a David: “Estoy muy sorprendido de ti. Acaba de empezar este día tan santo, y ¿ya vienes a pedir tabaco? Guarda el tabaco para mañana, cuando todos estemos comenzando a sentir el ayuno, ahora es muy temprano para tabaco…”. David intentó camuflar la vergüenza que estaba sintiendo, y le pidió disculpas a Moshé, diciéndole: “Tienes razón Moshé, guardémoslo para mañana, ¡mucho mejor! perdón por interrumpirte…” Luego se fue a su esquina dentro de la Sinagoga, se sentó ahí, y lágrimas tibias comenzaron a escurrir por sus mejillas, lágrimas que le era imposible contenerse, y mientras David seguía lagrimando con su corazón roto, en el día más santo, dijo: “Ribonó Shel Ölam! (Amo del mundo), al parecer, incluso para oler un poco de tabaco no soy digno.”
Al día siguiente de Yom Kipur, algo muy extraño sucedió en los negocios de este hombre rico Moshé. Resulta que se le presentó una oportunidad de negocio mágica, algo que nunca antes había visto, convenciéndolo en invertir una cantidad importante de su patrimonio en aquel negocio. No transcurrió mucho tiempo hasta que Moshé se enteró que este negocio que se veía tan mágico, no había sido tan mágico como parecía y había perdido la mayoría del dinero invertido. Sin embargo, igual así, intentó salvar el negocio, no le quedaba otra, ya estaba demasiado jugado en él, por lo que siguió invirtiendo dinero hasta que finalmente se quedó con nada más que deudas.
Por otro lado, durante esa misma semana, David se encontraba caminando por el mercado para ver en que podía trabajar aquel día para ganarse su comida, cuando de repente lo vio un comerciante que lo conocía y le dijo: “David, acaba de comenzar un nuevo año, esperemos que H´ nos permita a todos tener un año bendecido en todos los ámbitos. Una de las cosas que me gustaría hacer este año, es darte una mano, permíteme hacerte un préstamo para que inviertas en algo que me parece una muy buena oportunidad, y veremos cómo anda tu suerte, ¿te parece?” Contentísimo por la noticia, David aceptó con gusto, y fue a invertir ese dinero. Tuvo muy buena suerte, no solamente esa inversión anduvo bien, sino que en un tiempo muy corto, aquel inversión desencadenó unas cuantas otras oportunidades de negocios, convirtiendo a David en un magnate enorme, algo prácticamente inexplicable.
Moshé por su lado, estaba quebrado completamente, no podía entender como tan rápido, en menos de un año, había pasado de estar en el lugar más alto, a estar en el lugar más bajo. Por lo que decidió visitar al Tzadik Rabi Levi Itzjak Mi´Bardichov para preguntarle algún consejo sobre qué hacer. El tzadik por su lado, al escuchar de su situación y cómo todo había cambiado tan repentinamente, inmediatamente sintió que había algo, por lo que comenzó a investigar a Moshé para ver si lograba recordar algún tipo de pecado en el cual se podría haber tropezado antes de su caída drástica en materia económica. Moshé comenzó a pensar, intentando recordar si había hecho algo, y comenzó a dar un par de opciones que podrían ser, sin embargo, nada de lo que dijera convencía al Tzadik. Rabi Levi Itzjak Mi´Berdichov le siguió insistiendo que piense bien, hasta que de repente, este hombre Moshé se acordó del suceso de la víspera de Yom Kipur, y le dijo al Rav: “Rabino, me acuerdo de un suceso que sucedió este mismo año, sin embargo, no estoy seguro si es que hice algo malo ahí en realidad, de todas formas, le contaré rabino sobre lo sucedido. Esto fue la víspera de Yom Kipur, se acercó hacia mi David, el hombre necesitado, para pedirme un poco de tabaco para oler, y resulta que no lo encontré a lugar, por lo que lo mandé de vuelta con un par de palabras de “musar” (ética) por su desorden de andar pidiendo tabaco al comienzo de Yom Ha´Kipurim. ¿Te digo la verdad Rabino? Nunca hubiera imaginado que lo que hice ahí fue un pecado, sin embargo, ahora que lo pienso - mientras te lo cuento, mi situación comenzó a hundirse justo después de eso, en cambio la suya, la situación de David, comenzó a florecer justo en la misma etapa que la mía comenzó a hundirse”.
“¡Eso es!” le dijo el Rav “Seguramente al momento en que le diste esas palabras de “musar”, algo hiso que rompió su corazón y le lloró a H´, y tú sabes que esos portones nuca fueron cerrados, por ende, quien pida de esa forma, derramando lágrimas, rápidamente es contestado. Debes saber, que al momento en que hiciste lo que hiciste, eso causó ruido en El Cielo, a tal punto que se decretó en El Cielo que tu situación se cambie con la suya. Se decretó En El Cielo que tu riqueza astronómica pasé hacia él, y su pobreza pasé hacia ti. La verdad que lo siento mucho, yo no tengo ninguna forma de ayudarte, sin embargo, hay algo que debes saber, y es que si es que hipotéticamente pasará que David se comporta contigo de la misma forma en que tú te comportaste con él, todo se va a dar vuelta y nuevamente tu vas a volver a tu situación anterior, y él a la suya”.
Justo durante ese tiempo, el nombre de David - el magnate - ya se había propagado por distintos lugares, y al cabo de poco tiempo el hijo de David se había comprometido con la hija de una de las familias más importantes en aquellos tiempos. Todas las entidades importantes de la ciudad estaban invitadas al matrimonio. Moshé por su lado, se enteró de esto, y encontró que era la oportunidad perfecta de poder recuperar su situación antigua. Por ende, ¿Qué hizo? Espero al momento de la Jupáh, que es el momento de mayor emoción, alegría, concentración, etc, y al momento en que el rabino le pidió a David la Ketubáh de su hijo, aparece Moshé de atrás y le dice a David: “¿Me podrías dar un poco de tabaco para oler por favor?”
Hubo un pequeño silencio, pero a pesar de todo, increíblemente David no perdió su compostura. Con absoluta calma, sacó su mano del lado derecho de su chaqueta donde tenía la Ketubáh, e ingresó su otra mano en el lado izquierdo de la chaqueta y sacó su caja de tabaco para darle a Moshe diciendole “¡Aquí tienes por favor! Disfruta!”.
Moshé sin poder creer lo que estaba viendo, se desmayó en el lugar. Todos los invitados estaban impactados de lo que estaban viendo, y para cuando se le levantó y le volvió la conciencia, le contó todo a David sobre lo que le había dicho el Tzadik Rabi Levi Itzjak Mi´Berdichov, explicandole que tal como lo ve, su situación estaba absolutamente perdida después de lo que había pasado ahora.
David consoló a Moshé y le dijo que no se preocupe, que él le prometía que dentro de poco ellos viajarían juntos donde el Tzadik para hablar sobre el tema, y en conjunto analizarían sobre que se debe hacer, y que él lo ayudaría en todo lo que se pueda.
Viajaron donde el Tzadik después de un tiempo, y el Rav los recibió de forma muy amena, muy contento de escuchar que David había decidido asumir responsabilidad sobre la difícil situación económica de Moshé. Moshé por su lado, le pidió disculpas sinceras a David por lo que había sucedido aquella víspera de Yom Kipur, confesando que desde ahora iba a tener mucho cuidado con el honor del prójimo. El Tzadik Mi´Berdichov los despidió con una bendición de éxito para ambos, y al poco tiempo – BH - la situación económica de Moshé volvió a lo que era.
Rabotay, lo que aprendemos de acá es que debemos saber tener cuidado. Nadie es perfecto, todos se pueden equivocar, pero igual así debemos tener sumo cuidado de no pasar a llevar almas que nos rodean, ya que nunca sabemos que puede causar.
Shabat Shalom u´m´Voraj.