El poder de un sueño
PARASHAT MIKETZ
El poder de un sueño
En Parashat Miketz, la Toráh nos habla sobre el sueño que tuvo Parö, sobre las 7 vacas gordas y las 7 vacas flacas que se comían a las 7 vacas gordas. Lo interesante, es que la Toráh no solamente habla acá sobre un sueño, sino que también durante las ultimas 2 Parashiot, la Toráh nos habla de sueños, cómo por ejemplo el sueño de Yaäkov, el sueño de Yosef, y el sueño de los sirvientes de Parö que ingresaron a la cárcel.
Cuando analizamos la importancia que tiene un sueño, y la seriedad con la cual debiéramos dirigirnos hacia ese sueño, la Guemará en Masejet Berajot [55b] trae que Rava preguntó justamente sobre esto, dado que por un lado la Toráh nos dice [Bamidbar 12:6] “Ba´jalom adaber bo” (Hablaré con él en el sueño) – lo cual claramente nos viene a decir que los sueños poseen importancia. Pero por otro, lado la Toráh nos dice [Zejariá, 10:12] “ve´jalomot ha´shav yedaberu” (los sueños hablan cosas vanas) – lo cual aparentemente contradice aquello que trajimos anteriormente, diciéndonos que en realidad los sueños no poseen importancia. De todas formas, hoy no vamos a entrar en profundidad respecto a como se explica esta aparente contradicción, pero para quien desee, puede ver el Shiür que dimos de Joshen Mishpat sobre la importancia de un sueño en temas monetarios. Lo que si nos gustaría ver hoy, es una historia que sucedió con Maran Rabenu Övadiah Yosef zt”l, Ateret Roshenu, y ver el poder que puede tener un alma para alumbrar, no solamente mientras se encuentra en este mundo, sino que también después que lo dejó.
Una mujer, madre de 4 hijos pequeños, quedo viuda repentinamente. Su marido era un hombre que vivía de su profesión, lo cual le permitía mantener la casa y con suerte ahorrar un poco al mes. Posterior al fallecimiento de su marido, la mujer logró mantener la casa durante 4 meses con los ahorros que había dejado el marido, pero después de eso, comenzaron las deudas. La pobre mujer estaba desesperada, no sabía que iba a hacer para poder mantener a sus hijos de ahora en adelante, y los hijos ya se daban vueltas por la casa hambrientos en busca de un pedazo de pan.
Esta mujer decidió visitar a Maran Rabenu Övadiah Yosef zt”l. Ella vivía en Elad, por lo que se tuvo que tomar más de un bus para llegar ahí, viajando hasta Har Nof en Yerushalaim para hablar con Maran. Para cuando había llegado a la casa de Maran, ya eran las 10:00 pm. La mujer tocó la puerta, y cuando le abrieron los ayudante de Maran, ella les dijo que quería por favor hablar con el Rav. Sin embargo, los ayudante del Rav le explicaron que a estas horas él Rav ya no recibía visitas, eran horas donde se dedicaba neto al estudio de Toráh, por ende le recomendaban que volviera mañana más temprano. La mujer no se dio por vencida, les dijo: “Díganle al Rav, que se trata de una mujer viuda, y que vine especialmente de Elad a verlo, de verdad necesito su ayuda”.
Los hombres fueron a decirle a Maran, que se trataba de una mujer viuda y que le habían dicho que vuelva al día siguiente, y Maran Rabenu Övadiah Yosef inmediatamente les dijo que por ningún motivo se vaya, que le digan a la mujer que ingrese ya que él quería hablar con ella. Así fue, la mujer ingresó, y comenzó a contarle de su situación, que había quedado viuda muy joven, de un marido que amaba, y que no tiene como mantener su hogar, los 4 hijos que tiene lloran por un pedazo de pan. Mientras la mujer le contaba todo esto, Maran comenzó a llorar.
La mujer le dijo a Maran, que ella venía a pedirle algo más que su bendición, quería pedirle que por favor le ayude a conseguir una ayuda económica. Maran Rabenu Övadiah Yosef tenia contactos en todo el mundo y con los hombres más ricos de Äm Israel, y ella quería que por favor la ayudara. Maran, al escuchar esto, le dijo: “Hija mía, por favor no quiero que te preocupes más, de ahora en adelante, cada mes, en este misma fecha, tu vendrás a visitarme y te estará esperando un sobre. No le cuentes a nadie de esto, no quiero que se sepa, esto queda entre nosotros solamente.”
Así fue, durante 7 años, cada mes, esta mujer venía donde el Rav y le esperaba un sobre con dinero el cual le ayudaba a poder mantener el hogar. Transcurrieron 7 años, y llegó el día amargo en el cual tuvimos que despedirnos todos de Maran Rabenu Övadiah Yosef zt”l, quien a la edad de los 93 años nos dejó, dejando un pueblo desamparado como un rebaño que no tiene pastor. Entre los millones de afectados por la partida de Maran, quien era el padre de todo Äm Israel, lógicamente se encontraba esta pobre mujer viuda, a quien aparte de la perdida espiritual, perdió en aquel día también el sustento del hogar.
Transcurrió un mes, dos meses … cuatro meses desde el fallecimiento de Maran, y la mujer ya no tenia cómo traer pan a la casa. Ella decidió tomarse un bus, y viajar a la tumba de Maran. Cuando llegó ahí, mientras se acercaba la tumba, ríos de lagrimas escurrían de sus ojos, y cuando llegó a la tumba, no pudo evitar abalanzarse arriba de la lapida de Maran. Ella se sentó al lado de la tumba, y se quedo durante 3 horas leyendo Tehilim con lagrimas escurriendo por sus ojos, hasta que logró leerlo completo. Luego, tomó nuevamente un par de buses, y volvió a su casa en Elad. Llegó tarde a su casa, en horas de la noche, y era tanto el exhausto que sentía la mujer, tanto físico como emocional, que decidió servirse un vaso de agua y sentarse por unos minutos sobre el sillón. Sin darse cuenta, no alcanzó a tomarse el vaso de agua y ya se había quedado dormida sobre el sillón. Se quedó dormida y comenzó a soñar un sueño. En el sueño, se le apareció nada mas y nada menos que Maran Rabenu Övadiáh Yosef, y le dice: “Hija mía, ¿por qué lloras y por qué temes? Yo te ayudé mientras estaba en vida, ¿acaso crees que ahora no te puedo ayudar desde donde me encuentro? Escúchame bien hija mía, este Jueves próximo, a las 13:00 horas, habrá un Brit Miláh en el Salón Bet Israel de Yerushalaim. Ahí habrá un yehudí de nombre Shalom Saädon. Dirígete donde él y dile que Rav Övadiah te envió donde él, él te va ayudar”.
La mujer se despertó del sueño, y muy confundida pensó que seguramente por el hecho de que estuvo todo el día en la tumba de Maran, por eso debe ser que soñó con él, al igual que suele suceder a cualquier persona que piensa mucho sobre algo durante el día, luego en la noche sueña sobre aquello. La mujer se paró del sofá, y se fue a su cama a dormir. Dentro del exhausto que sentía, se quedo dormida rápidamente. Lo increíble, es que nuevamente comenzó a soñar, y nuevamente se le apareció nada mas y nada menos que Maran Rabenu Övadiáh Yosef, y le dice: “Hija mía, ¿por qué lloras y por qué temes? Yo te ayudé mientras estaba en vida, ¿acaso crees que ahora no te puedo ayudar desde donde me encuentro? Escúchame bien hija mía, este Jueves próximo, a las 13:00 horas, habrá un Berit Miláh en el Salon Bet Israel de Yerushalaim. Ahí habrá un yehudí de nombra Shalom Saädon. Dirígete donde él y dile que Rav Övadiah te envió donde él, él te va ayudar”.
“¿Dos veces el mismo sueño?” Se preguntó la mujer, “No puede ser que sea todo en vano. Aparte, no tengo nada que perder yendo al Berit Miláh”. Y así fue, la mujer se tomó un bus de Elad a Yerushalaim el día Jueves, y se dirigió hacia el Salon Bet Israel. Llegó un poco más temprano, a las 12:30, y efectivamente vio que el salón estaba arreglado para que se lleve a cabo un Berit Miláh ahí. Inmediatamente se fue al sector de las mujeres, y desde ahí llamó al primer hombre que vio, preguntándole si acaso sabía quien era Shalom Saädon. El hombre le dijo que si lo conocía, pero que no lo veía dentro del salón en ese momento, al parecer no había llegado aun, sin embargo, cuando finalice el Berit, si es que lo ve, le va a decir que ella lo esta buscando.
Así fue, finalizó el Berit y este hombre se acerca al sector de las mujeres para decirle a la viuda que el señor Shalom Saädon la estaba esperando para hablar. Ella se dirigió donde él, y se encontraban parados Shalom Saädon y Rav Reuven Elbaz - quien había sido el mohel en el Berit Miláh. La mujer abrió y le dijo: “Hola, disculpa que te moleste, la verdad es que anoche vino Maran Rabenu Övadiah en un sueño y me pidió venir a este Berit Miláh para hablar contigo, yo no sabía si el sueño era verdad o no, pero vine, y…”. La mujer no alcanzó a terminar de hablar y este hombre Shalom Saädon ya había caído desmayado en el suelo (Este hombre, Shalom Saädon, había sido de los primeros en preocuparse de propagar la Toráh de Maran, y gracias a eso Maran Rabenu Övadiah le dio una bendición que sea rico y nunca le falte nada, lo cual se cumplió y se convirtió en multimillonario). Todos comenzaron a ayudarlo para reanimarlo, y cuando volvió a estar consiente, explicó lo que había sucedido, y porque se había desmayado.
Él, al igual que la mujer viuda, tampoco estaba invitado a ese Berit Miláh. El único motivo por el cual había venido, era por el hecho de que Maran Rabenu Övadiah Yosef se le había aparecido tres veces durante tres noches seguidas en sueño, diciéndole que el día Jueves, a tal hora, y en tal lugar, habrá un Berit Miláh y una mujer vendrá a hablar con él para pedirle ayuda, y él quiere que la ayude. Él no sabia si era real o no todo esto, pero cuando ella se le acercó, inmediatamente se desmayó. Este hombre Shalom Saädon le preguntó a la mujer: “Dime por favor, ¿cuánto es lo que te daba cada mes Maran?”, a lo que ella le contestó: “me dejaba un sobre con 4000 shekels cada mes”. “Perfecto” le dijo el hombre a la viuda, “Desde ahora en adelante, cada mes te va a esperar en mi oficina un sobre con 4000 shekels de parte de Maran Rabenu Övadiah Yosef, y otros 4000 adicionales de parte mía. No quiero que temas y te preocupes más.” La mujer, muy emocionada y con lagrimas en los ojos, le agradeció al hombre, y luego recitó el “Mizmor Le´Todáh” (Salmo de agradecimiento) en elevación del alma de Maran Rabenu Övadiah Yosef, Ateret Roshenu.
He acá un ejemplo, de cómo los sueños pueden revelarnos el impacto trascendental que puede tener una persona no solamente en este mundo, sino que en el mudo por venir. Una persona comienza una pequeña luz en este mundo, y esa luz lo acompaña y le sigue alumbrando la vida del resto incluso después de que esa persona haya dejado este mundo. Lo único que nos incumbe a nosotros, y de lo que debemos preocuparnos, es de cómo alumbrar una vida más mientras aun nos encontramos alumbrando en este mundo, como ser nosotros los que encendemos una vela más.
Shabat Shalom U´M´Voraj, y Janucá Sameaj.