PARASHAT BERESHIT 5783

No negociar con el instinto

Nosotros sabemos que el ser humano, cómo creación, es una máquina perfecta, la cual está compuesta de cientos de miles de factores para poder funcionar como debe ser. Y de la misma forma que toda creación viene acompañada con un manual de su creador, manual donde se detalla y se explica el funcionamiento y el trabajo de cada uno de los factores, así mismo El Creador Baruj Hu no dejó su creación sin un manual, e incluyó un manual, llamado Toráh, diseñado con absoluta perfección para permitirnos entender aquellos factores que son críticos a la hora de querer asegurar el funcionamiento correcto de esta máquina perfecta que se llama ser humano.

En nuestra Parashá, la primera Parashá de la Toráh, se encuentra un verso que contiene la llave más importante cuando se trata de saber dirigir y maniobrar correctamente el instinto que contiene dentro de sí cada uno de nosotros, como calidad de ser humano. Viene la Toráh y nos dice [Bereshit 4:7]: “La´Petaj Jatat Robetz, ve´eleja teshukató, ve´ata timshal bo” (En la apertura se encuentra residiendo el pecado, y es a ti quien desea, y tu lo gobernaras). Claramente, a simple vista este verso no se lo logra entender muy bien. ¿Apertura? ¿Qué apertura? Sin embargo, veremos que la Toráh nos esta revelando acá un secreto muy importante. 

El Gaon de Vilna, uno de los más grandes rabinos de los últimos 350 años, acostumbraba sentarse en su casa inmerso mientras las persianas estaban cerradas, y acostumbraba hacerlo incluso durante las horas del día, estudiando a la luz de la vela. Se cuenta que una vez ingresó uno de sus alumnos, el famoso Maguid Mi´Duvna zt”l, y el Gaon de Vilna le pidió que por favor le llame la atención sobre algo, algo que él haya visto incorrecto en él y que pudiera mejorar. 

Cómo cada uno de nosotros se podrá imaginar, no habían muchas cosas con las cuales se le podría llamar la atención a un ser humano como el Gaon de Vilna quien se conducía en todo lo que hacía exactamente al pie de la letra de acuerdo a como lo comanda El Creador. Sin embargo, el Maguid le dijo: “Por favor Rabenu, explíqueme ¿Cuál es la gracia de quedarse sentado tras la persiana encerrado, separado del mundo y ocupado en el estudio de la Toráh? ¿Acaso yo no podría haberlo hecho también y haber salido un Gaon? La gracia es abrir las persianas, estar envuelto y conectado con el resto de la gente, e igual así salir un Gaon (genio).

El Gaon de Vilna le contestó al Maguid Mi´Duvna: “Puede ser… puede ser… sin embargo yo no soy un “Kuntzer Majer” (Persona que hace malabares, en idish).” Y para poder entender mejor a lo que se refirió el Gaon de Vilna con su respuesta, debemos conocer un suceso que sucedió justamente en Vilna mientras el Gaon vivía ahí.

Una vez un “Dibuk” apareció en el patio de la Sinagoga en Vilna. Un “Dibuk” es un espíritu que logra dominar y poseer a una persona de carne y hueso. Este “Dibuk” comenzó a gritar gritos muy fuertes y terribles afuera de la Sinagoga, revelando cosas que eran absolutamente secretas. Mucha gente comenzó a conglomerarse alrededor de este “Dibuk”, y resulta que debido a los gritos y la multitud que se juntó, el Gaon de Vilna abrió un poco la persiana de su cuarto para ver qué era lo que estaba pasando, y resulta que en ese mismo momento, cuando el “Dibuk” vio una parte del rostro del Gaon de Vilna asomado a la persiana le dice: “ ¡Ah! Tu eres Eliahu sobre el cual anuncian arriba en los Cielos diciendo: “Hizharu be´Eliahu u´be´Torató” (Tengan cuidado de Eliahu y de su Toráh)?”

Este tipo de anuncio se hizo solamente hace más de mil años por dos de los más grandes Tanaim, que son Rabi Meir y Rabi Äkiva, tal como lo trae la Guemará en Masejet Kidushin [81a], y más de mil años más tarde se hizo él mismo anuncio en el Cielo por el Gaon de Vilna y esto llegó a los oídos de aquel “Dibuk”.

Después de eso, el mismo “Dibuk” le dijo al Gaon de Vilna: “Si es que tu me decretas que deje este cuerpo, mencionándolo con tu propia boca, sin utilizar nombres santos, estoy dispuesto a hacerlo”.

Todos estaban esperando ver que era lo que iba a hacer el Gaon de Vilna, y para la sorpresa de muchos, el Gaon les contestó: “Meödi lo ratziti she´yihie li ësek ïmajem, ve´af äta en li ësek ïmajem” (Nunca quise tener nada que ver con ustedes, y ahora tampoco tengo nada que ver con ustedes), y luego cerro nuevamente la persiana.

Cuando el Rav Shaj zt”l contaba esta historia, gritaba: “ ¡Nada de esto nos debiera impresionar, nada, exceptuando una sola cosa, y el hecho de que el Gaon de Vilna, a pesar de que sabía que la fuerza de la impureza iba a aprovecharse de su deseo de no tener ningún tipo de contacto con ellos, y lo iba a atacar por ellos, igual así anunció públicamente que no tiene nada que ver con ellos, tal como dice la Mishná en Avot [1:7] “Ve´äl titjaber la Rashä” (Y no te unas al malvado), lo cual Avot de Rabi Natan [Capitulo 9] trae que esto es “Afilu le´Toráh” (Incluso si es que significa unirse al malvado para motivos de la Toráh).

Y el trasfondo de lo que estamos viendo acá es el siguiente. Desde el momento en que la persona le entrega una apertura al Yetzer Ha´Rä (Instinto del mal), entrando en contacto con él de alguna u otra forma, no importa cómo sea, inmediatamente cae aquella persona sin darse cuenta en el engaño y en la astucia del Yetzer, quien está buscando la situación perfecta para comenzar las negociaciones con la persona, logrando siempre, de alguna u otra forma, ingresar por completo en el corazón de la persona. Por esto la Toráh nos dijo: “La´Petaj Jatat Robetz” (En la apertura se encuentra residiendo el pecado), ya que el Yetzer Ha´Rä si bien no se le dio el poder para abrir aperturas, si se le dio el poder para esperar y residir al lado de la apertura, esperando el momento exacto en que la persona le abra un poquito la puerta, e automáticamente sin desperdiciar ninguna oportunidad, aquel instinto ingresa en aquel apertura de la persona y lo hace tropezar en pecados que lo dañan físicamente y espiritualmente.

Si nos fijamos bien, el Gaon de Vilna fue suficientemente astuto como para entender que no puede entrar en el más mínimo contacto con la impureza, incluso por un motivo que aparentemente se ve como algo correcto, igual así por ningún motivo se permitió tener cualquier tipo de contacto con la impureza, no le dio ningún tipo de apertura donde se pudiera aferrar y atraparlo.

La Guemará [Berajot 61a] trae que el Yetzer Ha´Rä (instinto del mal) se parece a una mosca, y se sienta entre las dos llaves del corazón. Preguntó el Jafetz Jaim sobre esta Guemará: “Si es que sabemos que el Yetzer Ha´Rä pertenece al lado izquierdo de las fuerzas del mal – lo cual se lo lama “Sitrá Di´Smoláh”, entonces ¿Qué hace sentado entre las dos llaves del corazón? ¡Debiera estar sentado en el lado izquierdo! La respuesta para esto es que en realidad, de la misma forma que la mosca no tiene la capacidad de crear un orificio sobre la piel humana, pero al momento en que detecta que se le abrió un orificio en la piel, por muy pequeño que sea la apertura, inmediatamente se para ahí en la herida y comienza a abrirlo más y más, hasta convertirlo en una herida que puede significar peligro de muerte, así mismo actúa el Yetzer Ha´Rä de la persona. Es decir, el Yetzer Ha´Rä es un espía perfecto esperando la más mínima apertura, basta con que sea del tamaño de la punta de una aguja, e inmediatamente salta y se para  ahí, y justamente desde ahí comienza a trabajar hasta llegar bien profundo en la persona. Y en caso de no encontrarlo, es decir en caso de que el Yetzr no vea como entrar en la llave izquierda del corazón, lo que hace es entrar en la llave derecha y molesta a la persona en las cosas buenas que desea hacer, en las mitzvot, impidiendo que las haga bien, y que las haga en lo absoluto”. Así explicó el Gaon Jafetz Jaim.

Respecto a la Teshuváh, respecto al arrepentimiento de los malos caminos en los cuales podemos haber ingresado durante el año, y que queramos dejarlos para siempre, viene Ha´Kadosh Baruj Hu y nos dice: “Petaj li petaj ke´judó shel majat, ve´ani eftaj lejá petaj que pitjó shel ulam” (Ábreme una apertura del tamaño de una aguja, y yo te abriré una apertura del tamaño de un salón) nuestros sabios explican que Ha´Kadosh Baruj Hu le dice a la persona: “Solo te pido dar ese primer de arrepentimiento y dejar ese mal camino, puede ser que sea un paso pequeño y doloroso, como el agujero de una aguja, pero después de que lo hagas veras como Yo te llevaré de ahí en adelante, de ti depende el primer paso solamente”. Sin embargo, esto no es solamente respecto a la Teshuváh de la persona, sino que también respecto al instinto de la persona, viene el Yetzer Ha´Rä y le dice a la persona: “Petaj li petaj ke´judó shel majat, ve´ani eftaj lejá petaj que pitjó shel ulam” (Ábreme una apertura del tamaño de una aguja, y yo te abriré una apertura del tamaño de un salón), es decir, lo único que está pidiendo el Yetzer de la persona es una pequeña apertura, para aferrarse ahí y comenzar a trabajar hasta dañar a la persona física y espiritualmente. 

¿Qué es lo que debemos aprender de todo esto? Debemos aprender de que nunca, pero nunca, hay que siquiera entrar en negociaciones con el instinto de uno. Nuestro instinto siempre nos va a dejar sentir que tenemos el control, es parte de la estrategia, pero en realidad lo único que estamos haciendo es ingresando directamente a un estado de fuera de control. Cuántas veces hemos escuchado de personas que dejaron de hacer algo malo que odiaban hacer y estaban atrapados en ello, y al cabo de un tiempo se sintieron que lo tenían todo bajo control, y podían permitirse jugar con ello y dominarlo, y se dieron el lujo de abrir un poquito la puerta y nuevamente terminaron cayendo muy profundo.

Rabotay, seamos inteligente y aprendamos del Gaon de Vilna, aprendamos que con el instinto del mal no se negocia y no se juego, no podemos abrirle en lo más mínimo la puerta, y solo de esta forma llegaremos a vivir bien y en paz real BH.

Shabat Shalom u´m´voraj.