Ser Agradecido
SER AGRADECIDO
Existe una mitzváh en la Toráh llamada Bicurim. Esta mitzváh consiste en que los primeros frutos que le crecen anualmente a una persona de una cosecha de los siete frutos por los cuales se alaba la tierra de Israel, aquella persona debe traerlo al Bet Ha´Mikdash y dárselos como regalo al Cohen. Nuestra Parashá, Parashat Ki Tavó, habla sobre esta mitzváh, y entre los versos que dedica a esta mitzváh la Toráh nos dice: “u´bata el Ha´Cohen asher yihie ba´Ya yamim ha´hem ve amarta elav higadti ha´Yom la´H´ Elokeja ki bati el ha´aretz asher nishbä H´ la´avotenu latet lanu” (Y vendrás donde el Cohen que se encuentre sirviendo en aquellos días, y le dirás: “Declaró en este día Al Creador, Tu D´s, que he venido a la tierra que prometió a nuestros patriarcas que la iba a entregar a nosotros”). Rashi viene y escribe sobre este verso “ve´amarta eláv” (Y le dirás al Cohen) – “she´eineja kefui tová” (Que no eres un malagradecido). ¿Qué no eres un malagradecido?
Unas de las cualidades más importantes y fundamentales, es la cualidad del agradecimiento. Una persona la cual sabe ser agradecida, no solamente puede llegar a la perfección en los temas que tienen que ver entre una persona y su prójimo (Ben Adam Le´Javeró), sino que también es propensa a llegar producto de esta cualidad a la perfección en los temas que tienen que ver “Ben Adam La´Makom” (Entre la persona y Su Creador).
El libro Najalat Tzvi, trae una historia increíble la cual demuestra a qué nivel puede llegar una persona quien sabe conducirse con agradecimiento, y el mérito que puede obtener gracias a esta actitud. Él cuenta ahí sobre un Yehudí que heredó el departamento de uno de sus padres, y decidió que por mientras iba a arrendarlo, y no lo iba a vender, para que cuando su hija se case, pudiera a traspasar el departamento al nombre de su hija.
La persona quien llegó a arrendar el departamento era un avrej bastante joven que se había divorciado hace poco. No podía seguir viviendo donde sus padres, por lo que se mudó a este apartamento y vivió ahí durante unos años mientras seguía estudiando en su Yeshiváh.
Mientras tanto, la hija de este hombre llegó a la edad de matrimonio, pero, sin embargo, a pesar del lindo departamento que disponía para ella y para su futuro marido, no logró encontrar la pareja para su hija. Los días transcurrían, y la hija ya había llegado a la edad de los 25 años.
Un día, uno de los amigos cercanos de este hombre se acercó a él para entender un poco mejor las condiciones que buscaba para el shiduj de su hija. El hombre, como buen padre, inmediatamente le dijo que estaba buscando alguien especial para su hija, pero había estado difícil y estaba un poco preocupado ya que el tiempo seguía pasando. El amigo le dijo que no se preocupara, él tenía una oferta de shiduj para su hija, se trataba de un joven que ya se había terminado de estudiar toda la Guemará, un joven muy especial, el único problema era que se trataba de un joven divorciado.
Al comienzo el padre se negó a aceptar ese joven para su hija, no quería un joven divorciado para ella, pero al cabo de unos días, empezó a despertarse una curiosidad dentro suyo, de repente comenzó a pensar que quizás se trataba de un joven serio, de nivel, y que podía ser adecuado para su hija. Llamó a su amigo y le pidió los datos del joven para su hija. El amigo le dijo que el joven del cual estaba hablando era el joven avrej que arrendaba su departamento: “Si, así es, se trata de él… Mira aquí tienes todos sus datos, por favor tómalos y averigua sobre él, no lo juzgues antes de averiguar sobre él.”
Cuando el padre de la chica averiguó sobre el joven, se dio cuenta que se trataba de un joven de calidad, toda persona quien había llamado para obtener referencias le había hablado de un joven muy especial. El siguiente paso fue que su hija estuviera de acuerdo en salir con él, a lo que ella aceptó. Cuento corto, salieron durante un par de meses y decidieron casarse. Llegó el gran día del matrimonio, y el joven como de costumbre se dirigió donde el hombre para pagarle el arriendo del departamento con el dinero dentro de un sobre. Sin embargo, el hombre se negó en aceptarlo, le dijo que desde ahora en adelante el departamento era suyo y no tenía por qué volver a pagarle el arriendo de él.
Transcurrieron los años, y la hija pequeña de este hombre llegó a la edad de matrimonio. En su caso las cosas fueron más rápidas que con la hermana grande. Encontraron rápidamente un muy buen shiduj y ambas partes estaban interesadas. Sin embargo, por tratarse de un muy buen joven, y de una familia muy especial, los padres del joven pidieron que por lo menos se ponga el padre de la novia con la mitad del pie de un departamento, y ellos se pondrían con la otra mitad y de esta forma podrían comenzar la vida con un departamento. El problema era que este hombre también era un avrej, y no tenia dinero como para pagar medio pie del departamento.
No le quedó otra opción que salir a pedir tzedaká a distintos lugares para poder recolectar lo suficiente como para cubrir la mitad del pie del departamento. Fue por aquí y por allá, y entre ciertos Gmajim, y entre las recolectas que hizo por las noches, llegó a un monto, pero ese monto estaba muy por debajo de la mitad del pie.
Con el dolor de su alma, se preparó para notificarle a la otra familia que no iba a ser posible pagar la mitad del departamento, y por ende entendía perfecto si es que no querían continuar con el shiduj. Sin embargo, antes que saliera de su casa, llega su yerno, el avrej que había vivido arrendando su departamento y se había casado con su hija mayor. De repente, de la nada, el yerno le entregó un bolso con todo el dinero que faltaba para pagar la mitad del pie del departamento. El padre no lo podía creer, no entendía qué era lo que había hecho su jatan como para conseguir ese monto de dinero. Él sabía que seguía siendo un avrej, y que si bien trabajaba en las noches para poder mantener su familia, igual así no acostumbraba quedar mucho a fin de mes. Lo primero que hiso fue preguntarle cómo había logrado traer aquel monto de dinero.
El joven, con una sonrisa en la cara le dijo a su suegro, que se acordaba como si fuera ayer de aquel día en su matrimonio cuando vino a pagarle la renta del departamento, y no solamente se negó en recibirla, sino que en ese mismo día le dio de regalo ese departamento en el cual vive hoy en día, y no tenía por qué hacerlo. Desde ese día, y con el consentimiento de su hija claramente, decidieron poner a un costado y ahorrar el monto que deberían haber pagado en arriendo por su departamento cada mes en caso de no haberlo recibido de regalo, y lo hicieron con el propósito de que si algún día, Jas Ve´Jalila, él requiriera el dinero para una urgencia, ellos puedan darle todo lo que habían ahorrado. Desde ese entonces, han transcurrido ya 7 años, y tenemos el hermoso mérito de entregarte este monto que ahorramos para ti con mucho amor y alegría, y BH no para una urgencia negativa, sino que para una urgencia positiva que es poder casar a tu hija pequeña. Por favor, tómalo, aquí esta, te queremos mucho.
Rabotay, ¿Nos estamos dando cuenta del nivel que puede llegar una persona que tiene “Akarat Ha´Tov”, una persona que tiene la cualidad del agradecimiento? Nuestros sabios traen que cuando una persona traía Bikurim al Bet Ha´Mikdash, trayendo las primeras frutas que le crecieron para ofrendarlas Al Creador y agradecerle por la bendición, recibía nada más y nada menos que un “Dash Min Ha´Shamayim” (Saludo Del Cielo), imagínense.
¿Alguna vez se preguntaron por qué nos llamamos Yehudim, de la tribu de Yehudáh? ¿Por qué no Naftalim, de la tribu de Naftali, o Shimönim, de la tribu de Shimön? La respuesta para esto, se encuentra en el nombre mismo. Yehudáh viene de “Lehodot” (agradecer). Cuando nació Yehudáh, quien fue el cuarto hijo de Leáh, su madre Leáh sintió que no lo merecía, dado que ella sabía que iban a haber 12 tribus y 4 matriarcas, lo cual significa 3 hijos por matriarca, y ella ya había tenido 3 hijos. Por ende, cuando nació Yehudáh, Leáh dijo [Bereshit 29:35]: “Ha´Paäm Hodé et H´” (Esta vez le agradeceré a H´). ¿Por qué? Dado que sintió que no lo merecía.
Si queremos llegar a adquirir esta hermosa cualidad de ser agradecidos, y eliminar por completo las instancias donde actuamos de forma mal agradecida, debemos ser capaces de vivir con una sensación que no nos merecemos nada de lo que tenemos, vivir con la sensación que nadie nos debe nada. Solamente ahí, vamos a lograr ser verdaderamente agradecidos, con nuestros padres, con nuestra pareja, con nuestros colegas, o con quien sea. Pero por sobre todo, cuando logremos vivir con la sensación que no nos merecemos nada de lo que El Creador Bendito Sea nos da cada día y día, la salud, la familia, el trabajo, el sustento, etc, es ahí que vamos a poder valorar aquello, cuidarlo, y lograr trabajar a H´ con alegría y felicidad dentro del inmenso agradecimiento por tanto que nos da cada día y día.
Shabat Shalom U´Mvoraj.