El Negocio de las Palabras (R. Ron Fritch).
En Parashat Shelaj la Toráh nos relata lo que sucedió al momento en que el pueblo de Äm Israel llegó a la frontera de la tierra de Israel, y Moshéh Rabenu les dijo que había llegado el momento de conquistar la tierra.
Doce hombres, donde cada uno era un gran líder dentro de su propia tribu, fueron enviados a recorrer la tierra con el propósito de que puedan traer un reporte sobre que les espera al pueblo dentro de la tierra de Israel. Dice la Toráh [Bamidbar 13:2]: “Shelaj Lejá Anashim ve´yaturu et eretz Kenaän asher Ani noten li´Bné Israel” (Viene H´ y le dice a Moshé Rabenu: Envía para ti personas que recorran la tierra de Kenaän la cual Yo le entrego al pueblo de Israel).
Sin entrar en mayor detalle sobre la acción de enviar a los espías, si acaso H´ los quiso enviar o fue solamente para cumplir con el deseo del pueblo, vemos en nuestra parashá que al momento en estos espías volvieron después de explorar la tierra durante cuarenta días, fueron y realizaron un anunció publico frente a todo el pueblo, trayendo un reporte el cual desmoralizó a todo el pueblo, diciendoles que la tierra de Israel estaba habitada por seres humanos gigantes los cuales era prácticamente imposible vencerlos, etc, etc, metiéndoles mucho miedo. ¿Qué causó todo esto? Al escuchar el pueblo todo esto, causaron que el pueblo pierda la Fé de heredar la tierra tan esperada la cual Divinamente había sido prometía para Äm Israel, y por ende inmediatamente comenzó a expandirse una desesperación por el pueblo lo cual hizo que todos comenzaran a llorar. ¿Cuál fue el resultado de esto? Dice la Guemará [Taänit 29a]: Amar Ha´Kadosh Baruj Hu: Atem Bejitem Bejiah shel Jinam ve´Ani kobeä lajem bejia shel dorot (Dijo Ha´Kadosh Baruj Hu: Ustedes lloraron gratis en este día, Yo les voy a fijar en este día un llanto para el resto de sus generaciones). ¿Qué quiere decir esto? Que aparte del hecho que en aquel día fue decretado que toda la generación que lloró iba a morir en el desierto y no iban a tener el merito de ingresar a la tierra de Israel, nuestros sabios nos cuentan que aquel día en que los Meraglim (espías) volvieron de su recorrido de 40 días por la tierra de Israel, fue el día del 9 de Av, lo cual significa que aquel día iba a ser fijado para que haya un llanto por el resto de las generación por múltiples motivos, es decir, adicionalmente a que la generación completa fue condenada a morir en el desierto en aquel día, y cada año y año en el día 9 de Av producto de este llanto morían miles de personas, y adicionalmente a que la entrada de Äm Israel a la tierra de Israel fue postergada en aquel día en aproximadamente 39 años, adicionalmente a todo eso, aquel día 9 de Av quedó como un día de llanto para todas las generaciones, ya que ese día es el famoso día de Tishä be´Av donde fueron destruidos nuestros dos Bet Ha´Mikdash, destrucciones las cuales lloramos hasta el día de hoy en especial en el día del 9 de Av.
Sin embargo, analizando bien lo que hicieron los espías, nos daremos cuenta que no es tan simple entender que es lo que hicieron mal. ¿Por qué? Ya que el reporte que trajeron no incluía ninguna mentira, era todo verdad. El reporte que trajeron fue netamente sobre lo que vieron durante su recorrido de 40 días por la tierra de Israel, sin modificar nada de lo que vieron. ¿Entonces cual fue el problema o el error de los espías? Trae Rashi: “¿Lama nismeja parashat meraglim le´parashat Miriam?” (¿Por qué se escribió seguido la parashá de los espías después de la parashá de Miriam? Al decir la parashá de Miriam, se refiere a la parashá pasada, parashat Behaäloteja, la cual terminó con la escena donde Miriam habló mal de Moshé Rabenu por haberse separado momentáneamente de su mujer, y como castigo H´ la castigó a Miriam con la enfermedad de Tzarät, por hablar de Moshé Rabenu). Rashi trae que el motivo por el cual se escribió seguido la parashá de los espías después de la parashá de Miriam es dado que “Lefi she´laktá äl Ïské dibá, she´dibera be´ajiha, u´r´sheäim halalu lo lakju musar” (Dado que ella fue castigada por el negocio de sus palabras, que habló de su hermano, y estos malvados no aprendieron una lección, por eso se escribió una parashá seguida de la otra).
¿Qué quiere decir que Miriam fue castigada por el “negocio de sus palabras” (“Ïské Dibá”), y que debieran haber aprendido los espías de todo eso? Una vez un yehudí le envió una carta al Ben Ish Jai, y dentro de esa carta alegaba que los Yehudim de Europa no se conducen como debe ser, profanan el Shabat, cometen transgresiones graves, etc. Y a pesar de que sus palabras en realidad eran correctas, y esa era la situación en Europa, el Ben Ish Jai le contestó preguntándole: ¿Por qué te conduces con la conducta de una mosca la cual busca desechos y basura, envés de conducirte como la abeja la cual busca polen y miel? Es decir, por qué buscas lo que no esta bien en el resto de la gente, debieras hacerlo al revés, busca lo bueno que hay en el resto. Hay quienes traen que eso fue lo que debieran haber aprendido los espías del suceso de Miriam, que Miriam cayó en lo que cayó por no haber buscado lo bueno en su hermano Moshé, y así mismo los espías cayeron en lo que cayeron por no ver lo bueno de la tierra de Israel, sino que lo malo.
Sin embargo, hay otra explicación para explicar el error que cometieron los espías, lo cual lo trae el Rebe Mi´Luvavitch en Likuté Sijot, y que si nos fijamos bien, se encuentra mencionado de forma explicita en las palabras de Rashi. Si nos fijamos bien, Rashi escribió que el motivo por el cual las parashiot de Miriam y de los espías se escribieron una seguida de la otra, es dado que “Lefi she´lakta äl Ïské dibá, she´dibera be´ajiha, u´r´sheäim halalu lo lakju musar” (Dado que ella fue castigada por el negocio de sus palabras, que habló de su hermano, y estos malvados no aprendieron una lección, por eso se escribió una parashá seguida de la otra). ¿Qué quiere decir “Ïské Dibur” (Negocio de palabras)? Toda persona quien ha tenido un negocio, o que conoce alguien quien tiene un negocio, se ha dado cuenta que existe una gran diferencia entre el dueño de un negocio y un trabajador de un negocio. Un trabajador de un negocio, normalmente opera bajo un horario de trabajo, lo cual significa que normalmente una vez que terminó su jornada laboral, se va a su casa y se olvida del trabajo hasta el día siguiente cuando tenga que volver a su jornada laboral. No invierte más tiempo que el tiempo del trabajo, y tampoco más dedicación de lo que el trabajo requiere. En cambio el dueño del negocio es absolutamente distinto. El dueño del negocio piensa todo el día en el negocio, sabe exactamente lo que tiene dentro del inventario del negocio y en que lugar se encuentra. Cuando dueño del negocio vuelve a su casa, no se desconecta de su negocio, sino que comienza a analizar como estuvo el día que recién pasó, planea como será el próximo día, ve donde no cometer errores, etc.
Cuando Rashi nos dice que Miriam “Laktá äl iské dibá” (Fue castigada por el negocio de sus palabras), nos viene a decir algo más profundo que el hecho que Miriam haya hablado “Lashon Ha´Rä”. Nos viene a decir que si bien lo que Miriam habló era verdad, no estaba mintiendo en su punto de vista, igual así existe una forma en como se deben decir las cosas. Es decir, si a Miriam le molestó el hecho de que su hermano Moshé Rabenu se haya separado de su mujer, no tenia porque ir y comentarlo con su hermano Aharon y con el resto de las personas, sino que lo primero que tenia que hacer era ir donde Moshé Rabenu y decirle: “Hermano mío querido, te tengo una pregunta, ¿Por qué te separaste de su mujer? ¿Qué motivo tuviste para hacerlo, me podrías explicar por favor?”, envés de ir y comentarlo con el resto. El hecho que no lo hizo en este orden (Y perdónenme si hablo así sobre una mujer tan elevada como Miriam), quiere decir que Miriam no se preocupó de su “Ïské Dibá” (Negocio de sus palabras). Miriam tenia que haber actuado respecto a su comentario hacia Moshé Rabenu igual que lo hace el dueño de un negocio. Ella debía haber analizado exactamente el inventario que tiene, sabiendo exactamente los motivos y las razones por los cuales su opinión discrepa con la acción de su hermano Moshé, luego debía haber analizado meticulosamente cual será la estrategia para utilizar aquel inventario de motivos y razones de una forma en la cual se logre el objetivo con el menor riesgo de generar un daño, etc, en el fondo actuando exactamente igual a como actúa un dueño de un negocio al momento de querer ejecutar su inventario. En caso de haberlo hecho, Miriam hubiera llegado a la conclusión que la forma en que lo hizo, y la forma en como habló y con quien lo habló, no es la forma correcta de hacerlo.
Incluso cuando uno tiene la razón en lo que va a decir, y todo lo que va a decir es absolutamente verdad, incluso en un caso como ese se debe tener el cuidado y la dedicación necesaria como saber decir lo que se desea decir haciendolo en el momento más oportuno, y de la forma más adecuada, para que se logre el objetivo sin causar un daño innecesario producto de lo que se acaba de decir. Cuando Rashi nos dice que los espías cayeron en el error de no haber aprendido del hecho de que Miriam fue castigada por su “Ïské Dibá”, viene a decirnos que ellos no supieron actuar de la forma correcta a la hora de querer transmitir la verdad que vieron. ¿Por qué? Ya que lo más lógico hubiera sido que fueran directamente donde Moshé Rabenu, quien fue quien los envió, e informarle a él lo que habían visto, antes de comentárselo a otra persona, para que así Moshé sea quien lo transmita al pueblo, sin embargo, envés de hacer esto ¿Qué hicieron los espías? No lo pensaron y fueron directamente donde el pueblo a decirles lo que vieron sin medir las consecuencias que podrían tener aquellas palabras mal elegidas, o mal ordenadas, sobre el pueblo. A tal punto, que hasta el día de hoy sufrimos las consecuencias de esas palabras, de ese “Ïské Dibá” (Negocio de palabras) no hecho de una forma correcta.
No siempre se trata de si lo que voy a decir es verdad o no, o si tengo la razón o no, sino que más importante que eso aun es como digo las cosas y en que circunstancias las digo. Muchas veces no somos suficientemente buenos dueños de nuestro negocio de palabras como para tomarnos el tiempo y la dedicación de cómo operar con nuestras palabras cuando queremos decir algo que no nos parece a alguien, o cuando queremos entregar un reporte sobre algo a alguien. Sin embargo, viene la Toráh y nos muestra que el nivel de importancia que nos preocupemos de nuestro “Ïské Dibá” (Negocio de palabras) supera todo, que debemos ser capaces de manejar nuestras palabras y comentarios como lo hace el dueño de un negocio, con dedicación, con planeación, y con meticulosidad, y así podremos llegar al objetivo deseado, sin causar daños innecesarios al mismo tiempo.
Shabat Shalom u´m´voraj