El valor de una buena palabra
Nuestros sabios en Masejet Yevamot [62b] nos cuentan sobre uno de los hitos más trágicos y dolorosos que hemos tenido que vivir como pueblo durante la historia. Un hito que hasta el día de hoy sufrimos sus consecuencias, una perdida astronómica, y hasta el día de hoy cada año y año lo recordamos conduciéndonos con conductas de duelo. La Guemará nos cuenta sobre los 24.000 alumnos de Rabi Äkiva, 24.000 Tanain Kedoshim, que fallecieron entre Pesaj y Shavuöt. Sin embargo, el Taz (Rabi David Segal) explica que en realidad el fallecimiento de los 24.000 alumnos tomó menos tiempo que eso, explica el Taz que los 24.000 alumnos fallecieron entre Pesaj y Lag Ba´Ömer.
Es decir, que según lo traído por el Taz, resulta que los 24.000 alumnos de Rabi Äkiva fallecieron en un periodo de tiempo de 32 días, lo cual significa que fallecían nada más y nada menos que 750 alumnos por día. 750 entierros de Talmidé Jajamim, Tanaim Kedoshim, se llevaban a cabo diario durante 32 días.
¿Cuál fue el motivo de una desgracia como esta? ¿Qué motivo podría existir como para que Ha´Kadosh Baruj Hu decida llevarse esta cantidad de Talmidé Jajamim en un plazo de tiempo tan corto haciéndolo tan evidente que existe acá algún tipo de enojo de parte de Él? Explica la Guemará: “Mi´pené she´lo nahagu kavod zeh la´zeh” (Dado que no se condujeron con honor los unos a los otros). Rabotay, ¿Están escuchando lo que nos dice la Guemará acá? ¡24.000 Tanaim Kedoshim alumnos de Rabi Äkiva se fueron de este mundo por no conducirse con honor los unos con los otros!.
Sin embargo, toda persona quien escucha esto se pregunta: “¿A tal nivel? ¿Tan grave es no conducirse con honor los unos con los otros como para que Ha´Kadosh Baruj Hu decida llevarse sus almas de este mundo?. Si bien a simple vista todo esto se ve sumamente curioso, en realidad, veremos que acá hay un mensaje muy potente escondido.
Rabi Israel Salanter, el fundador de la corriente de estudio de “Musar” (ética) de la Toráh, explica esta respuesta entregada por la Guemará de “Mi´pené she´lo nahagu kavod zeh la´zeh” (Dado que no se condujeron con honor los unos a los otros) trayendo una idea increíble. Nuestros sabios en Masejet Avot [capitulo 6, mishná 5] enumeran 48 cosas a través de las cuales una persona puede lograr adquirir la Toráh junto con su sabiduría, llamados “Arbaïm ve´shmone kiniané ha´Toráh” (48 adquisiciones de la Toráh). Uno de estos “kinianim” a través de los cuales se adquiere la Toráh, se llama “be´dikduk javerim” (meticulosidad con los amigos).
Nosotros sabemos que la Toráh se la acostumbra estudiar en “Javruta”, es decir, se acostumbra a que dos personas se sienten el uno frente al otro – donde cada uno se lo llama bajo el nombre de “Javruta”, y estas dos personas estudian algún tema en común intentando entender la profundidad del tema y realizándose preguntas el uno al otro, muchas veces sucede que existe algún tipo de divergencia de opinión entre “Javrutas” sobre como entender algo que se esta estudiando y en esos caso cada uno debe intentar convencer al otro trayendo pruebas del porque él tiene la razón, pero al mismo tiempo se debe estar abierto a que el “Javruta” lo convenza a uno que él tiene la razón. Por ende, volviendo al “kinian” de “Dikduké javerim” preguntó Rabi Israel Salanter: “¿Qué tipo de cualidad es este “kinian” llamado “dikduké javerim” (meticulosidad con los amigos)? ¿Acaso se esta hablando de ser meticuloso al explicar mi opinión y mis novedades de tal forma que sea aceptada por el resto? Y de ser así ¿Que sucede con aquellas personas que no tienen la capacidad de explicar o encontrar novedades? ¿Para ellos no se aplica?”
¡Obviamente que no! Por lo que explica Rabi Israel Salanter que “dikduké javerim” (meticulosidad con los amigos) viene a decirnos que cuando un Talmid Jajam escucha que por ejemplo su prójimo dijo una buena “Svará” (explicación) sobre algo, o dijo alguna novedad interesante, aquel Talmid Jajam tenga la capacidad de saber reconocer aquello y decirle: “Shimön, escucha, pshhh, que linda explicación acabas de decir, de verdad te pasaste, la verdad no lo había pensado de esa manera.” O “Levi, te escuche hoy día diciendo un “jidush” (novedad) increíble, ¿Tu la descubriste?. ¡Felicitaciones!”, y casos parecidos. Es decir, el “kinian” de la Toráh llamado “dikduké javerim” (meticulosidad con los amigos), viene a decirnos que la meticulosidad que justamente debemos tener (lo cual es la meticulosidad más importante), es siendo meticuloso respecto a lo que hace el otro. Queriendo decir, que debemos esforzarnos por ser capaces de ser suficientemente meticulosos con las acciones de nuestro amigo, compañero, o pareja, como para que no se nos escapen ciertas instancias donde ellos se merezcan de verdad un complemento de parte nuestra, y nosotros nos privemos de entregar aquel complemento por distintos motivos que sean. Debemos ser suficientemente sensibles y atentos para no desperdiciar aquellas instancias donde podemos brindarle honor a nuestro compañero, a nuestro amigo, a nuestra pareja, o al resto de las personas que nos Rodean.
Explica Rabi Israel Salanter que esa era la falta que tenían los alumnos de Rabi Akiva. Cuando la Guemará nos dice que “Mi´pené she´lo nahagu kavod zeh la´zeh” (Dado que no se condujeron con honor los unos a los otros), viene a decirnos que no eran capaces de entregar el complemento y el honor que merece su prójimo. Podía ser que su “Javruta” haya hecho o dicho algo realmente digno de ser honrado, sin embargo, los alumnos de Rabi Äkiva no supieron aplicar aquella meticulosidad sobre las acciones del prójimo como para detectar y brindar el honor que se merecía aquel “Javruta”. El “Javruta” podía entregar una tremenda explicación, o descubrir un tremendo “jidush” (novedad), e igual así no eran capas de honrarlo y decirle: “Pshhhh. ¡Jazak U´Baruj! Que tremenda explicación.”
La Guemará, en masejet Taänit [23a] habla sobre el tema de Javruta, sobre este compañero que se acostumbra tener cuando uno estudia Toráh, nos dice una frase que a primera vista suele sonar un poco exagerada. La Guemará nos dice que Rava dijo: “O Javruta o mituta” (o tengo un “Javruta”, o la muerte). ¿O tengo un “Javruta”, o la muerte? ¿A tal nivel? ¿Acaso una persona no puede estudiar Toráh solo, se requiere un “Javruta” o sino la muerte? Claramente que no rabotay, y la Guemará trae una historia en esa misma pagina que justamente de aquella historia vamos a poder entender cual es el mensaje de esta frase “O Javruta o mituta” (o tengo un “Javruta”, o la muerte).
La Guemará en Masejet Taänit [23a] trae una historia sobre un hombre llamado “Joni Ha´Meäguel”. Este hombre un día iba caminando por el camino y vio como un hombre se encontraba plantando un árbol de “Jaruvim” (Algarrobos). Al ver esto, le pregunto al hombre: “¿Por qué estas plantando un árbol de Jaruvim? ¿Acaso no sabes que este árbol da frutos solamente después de 70 años? Y tu no te ves como alguien que le queda tanto tiempo para vivir como para gozar de sus frutos”. El hombre le contestó a Joni Ha´Meäguel: “Tienes razón, sin embargo, yo me encuentro plantando este árbol para que gocen de él las próximas generaciones”, y le agregó al famoso dicho de: “Ke´shem she´natü avotai li, etë ani le´bni” (De la misma forma que mis padres plantaron para mi, yo voy a plantar para mis hijos). Cuenta la Guemará que después de escuchar esto Joni Ha´Meäguel se sentó, y producto del cansancio se quedó dormido.
El sueño fue tan profundo, que Joni Ha´Meäguel sin darse cuenta se durmió por 70 años. Cuando se despertó de su sueño de 70 años, vio al nieto del hombre que había plantado el árbol de jaruvim cosechando los frutos del árbol. Luego se dirigió a su casa y al tocar la puerta le abrió su nieto, ya hecho un anciano. Joni le intentó explicar que él era su abuelo preguntando también por su hijo, pero el nieto le contestó que su padre había fallecido hace ya un par de años, y que su abuelo Joni había fallecido hace ya 70 años, mirando a Joni con cara de cómo si estuviera loco por decir que él era su abuelo Joni Ha´Meäguel.
A Joni no le quedó otra que irse de ahí, y se dirigió a la Sinagoga del lugar, para probar suerte a ver si acaso alguien lo reconocía ahí. Cuando ingresó a la Sinagoga, se encontró con que el Rav estaba dando un shiür y había enumerado una serie de preguntas para que el resto conteste. Joni contestó todas las preguntas que trajo el Rav, y los sabios que se encontraban en el lugar dijeron que todo lo que estaba contestando este hombre, de forma tan clara y precisa, fueron respuestas entregadas por Joni Ha´Meäguel, un hombre sabio que vivió hace más de 70 años. Joni intentó explicarles que él era Joni Ha´Meäguel, y que no había fallecido sino que se había dormido, etc, pero por mucho que intentó hacerlo, nadie le creyó. Fue tanto el dolor y sufrimiento que sintió Joni por el hecho que nadie lo reconociera, que rezó para que H´ se lleve su alma, y así fue, falleció en aquel día. Dice la Guemará que Rava al ver esto, estableció el dicho: “O Javruta, o mituta” (o tengo un “Javruta”, o la muerte).
¿Qué tiene que ver un Javruta con la historia de Joni Ha´Meäguel? En realidad, el objetivo de un “Javruta”, no es solamente mejorar a su compañero y ayudarlo a mejorar su entendimiento de la Toráh, como dos cuchillos que se afilan el uno al otro, si bien es verdad, es más allá de eso. Un “Javruta” es para que cuando mientras se esta estudiando Toráh uno diga una buena explicación, o diga algún “jidush” bueno, el “Javruta” te pueda decir: “Pshh. ¡Yshar Coaj! ¡Que buena explicación!”. Un “Javruta” es necesario para que la otra persona pueda recibir el honor y los complementos que se merece por su esfuerzo. Joni Ha´Meäguel no pudo seguir viviendo sin que nadie lo reconozca, sin que nadie reconozca las explicaciones y las novedad que él había descubierto con tanto esfuerzo en el pasado, sin que nadie reconozca su persona, y por eso rezó por que se lleven su alma. Fue justamente de aquí que Rava entendió la severidad del tema y dijo una frase tan potente como lo es “O Javruta o mituta” (o tengo un “Javruta”, o la muerte), ya que entendió el nivel de seriedad que requiere el poder entender que nadie puede vivir sin que le brinden el honor que se merece, nadie puede vivir sin recibir una buena palabra de vez en cuando, nadie puede vivir sintiendo que sus esfuerzos y acciones pasan desapercibidos frente a las personas que lo rodean. Todos necesitamos que de repente nos den una palmada en el hombro y nos digan “Oye. Jazak U´Baruj. Te felicito por lo que hiciste, te felicito por tu logro”. Incluso los más grandes (ellos más que nadie), necesitan que de vez en cuando les reconozcan lo bien que lo hacen y les transmitan aprecio, eso es lo que le da fuerza a uno para seguir adelante.
Yehi Ratzon, que durante estos días de duelo y meditación por el fallecimiento de los 24.000 alumnos de Rabi Äkiva, tengamos el merito de trabajar en la cualidad de saber brindarle a nuestro prójimos el honor y el aprecio que se merecen, saber decirle a nuestro compañero, amigo, pareja, o hijo, lo bien que lo hacen y lo mucho que valoramos su esfuerzo.
Shabat Shalom U´Mvoraj