PARASHAT METZORÄ

La prueba para merecer el tesoro

                                      La prueba para merecer el tesoro 

En Parashat Metzorä, la Toráh principalmente se enfoca en relatar leyes sobre un fenómeno el cual hoy en día ya no lo encontramos, pero si lo había en la época de nuestros padres. Este fenómeno trata de un tipo de enfermedad espiritual llamada Tzarät, enfermedad que se manifestaba a través de manchas muy particulares, y que atacaba solamente tres cosas: [1] La casa de la persona, [2] Las prendas de la persona, y [3] La piel de la persona, y la única forma de curarse era por medio de que el Metzorä (nombre otorgado a la persona la cual recibió la enfermedad de Tzarät), vaya donde el Cohen de Äm Israel para que él determine el proceso de curación en caso de necesitarse, y no a través de un doctor. 

La Guemará en Ërejin [16a] trae lo siguiente: Rav Shemuel bar Nejemia be´Shem Rabi Yojanan omer: Äl Shivä devarim negäim baim: äl lashon ha´Rä, äl shefijut damim, ve´äl shevuät shav, ve´äl guilui ärayot, ve´äl gasut ha´ruaj, ve´äl ha´guezel, ve´äl tzarut ha´äyin” (Rab Shemuel bar Nejemia en nombre de Rabi Yojanan dijo: Por siete motivos le llega esta enfermedad de Tzarät a la persona: Por la Blasfemia, por el derrame de sangre, por jurar en vano, por el adulterio, por la soberbia, por el robo, y por ser mezquino)

Viene la Toráh y nos dice en nuestra Parashá [Shemot 14:34]: “Ve´Natati negä Tzarät be´bet eretz ajuzatjem” (Y entregaré la enfermedad de Tzarät en la casa donde ustedes viven dentro de la tierra de Israel). Rashi explica sobre este verso que en realidad es una buena noticia el hecho que le haya traído Tzarät a la casa de la persona, dado que el pueblo de los Emoriim escondieron sus tesoros de oro en los muros de sus casas durante los cuarenta años que vivieron dentro de la tierra de Israel antes de que Äm Israel ingresará a la tierra de Israel y se encontrara caminando por el desierto, y a través de descubrir esta enfermedad, existía la necesidad de demoler la casa y se descubrían esos tesoros escondidos en los muros.

A toda persona, trae Rabi Reuven Karelnshtein, se le fue decretado una cierta cantidad de sufrimiento que tiene pasar en este mundo. No hay nadie que se pueda salvar de ello. Algunas veces la persona puede pasar por etapas donde no tiene ningún tipo de sufrimiento y problema, sin embargo, esa situación no es algo que puede perdurar para siempre, no hay nadie quien pueda vivir toda su vida en absoluta paz y calma, todos tienen una cantidad especifica de sufrimientos que tienen que pasar por este mundo.

La pregunta es: ¿Cómo recibimos cada uno de nosotros esos sufrimientos? ¿Cuál es el punto de vista que utilizamos para afrontar cada una de estas pruebas? En nuestra Parashá, nuestros sabios nos revelan que algunas veces en realidad lo que Ha´Kadosh Baruj Hu desea es darle a una persona un tesoro, sin embargo para eso debe antes traerle la enfermedad de Tzarät sobre los muros de su casa.

Cuando la persona ve que uno de los muros de su casa fue contaminado con estas manchas causadas por la enfermedad de Tzarät, la persona llama al Cohen para que revise la casa y el Cohen le dice: “Escucha, antes de que yo llegue a tu casa, debes sacar todos los utensilios y los muebles que tengas dentro de tu casa, para que así no se vayan a contagiar con la enfermedad en caso de que nos demos cuenta que efectivamente se trata de Tzarät”. Al escuchar esto, lo natural es que el dueño de casa piensa a sí mismo: “¿Sacar todo de la casa? Uf que molestia, es mucho trabajo sacar todo de la casa. Pero bueno, si es que el Cohen lo dijo, lo haré”.

Llega el Cohen, revisa la mancha que hay en el muro de la casa, y le hace saber a la persona que hay que cerrar la casa y ponerla en cuarentena, es decir, en los próximos días esta prohibido vivir en aquella casa. Sin otra opción, el dueño de casa junto con todos los miembros de su casa se ven obligados en abandonar la casa e ir a hospedarse donde algún familiar cercano o en un hotel.

Finalmente, se les informa que efectivamente se trata de un caso de Tzarät y por ende se debe demoler toda la casa hasta la base. Comienzan a demoler la casa, y de repente se descubren uno (o más de uno) de los tesoros que los Emoriim habían escondido en los muros de aquella casa y que contenía un valor mucho mayor al de la casa misma. Sobre esto pregunta el Neot Deshe lo siguiente, si es que Ha´Kadosh Baruj Hu le quiere dar a la persona un tesoro, ¿Acaso no tiene una forma mejor de hacérselo llegar? (Como por ejemplo, ganar un sorteo, la lotería, u algo parecido) ¡Claramente hay muchas formas en las cuales le podría hacer llegar aquel tesoro a aquella persona! ¿Entonces por qué se tiene que demoler la casa y someter a la persona a todo ese sufrimiento y aflicción que acompaña aquella demolición incluyendo el exilio de su propia casa?

Parecido a este caso es lo que vemos en el Talmud Yerushalmi [Horayot 3:4] respecto a un suceso que sucedió con un hombre llamado Aba Yudan quien era un hombre muy rico en aquellos tiempos y también junto con ello era una gran “Baäl Jesed” (Hombre bondadoso) quien donaba grandes cantidades de Tzedaká, y un día repentinamente Aba Yudan perdió toda su fortuna. Fue tanto lo que perdió, que incluso los Gabay Tzedaká (personas que están encargadas de recaudar la Tzedaká) no querían recibir sus donaciones por temor de que Aba Yudan vaya a caer en la pobreza absoluta, por ende cada vez que los Gabay Tzedaká andaban por la ciudad recaudando donaciones para un motivo, se saltaban la casa de este hombre para no avergonzarlo. Sin embargo, Aba Yudan no se dio por vencido. 

Un día Aba Yudan salió de su casa y persiguió a los Gabay Tzedaká hasta que los pilló y les dijo: “¡Los obligo a decirme para que motivo están recaudando Tzedaká ahora!”. Le contaron que estaban recaudando Tzedaká para el matrimonio de una novia y un novio huérfanos. Aba Yudan sabia el nivel de necesidad que se trataba, a pesar de que ya no poseía la riqueza que tenia antes para donar, él seguía siendo un experto en donaciones. Inmediatamente se dirigió a su casa, y hablo con su mujer respecto a que podían hacer para ayudar con el matrimonio de los dos huérfanos. Su mujer le dijo: “Nos queda un campo. Anda, vende la mitad del campo, y lo que recibas de esa venta dáselo al Gabay Tzedaká”. Así fue, Aba Yudan vendió la mitad del campo y le dio ese dinero al Gabay Tzedaká para el matrimonio de los huérfanos.

Al día siguiente, Aba Yudan no le quedaba otra opción que intentar trabajar la mitad del campo que le quedaba y ver que sustento podría sacar de aquel campo. Comenzó a arar aquella mitad del campo y de repente el toro que estaba arando se tranca con algo duro que había en la tierra y rompe los cuchillos con los que estaban arando. Aba Yudan se quiso acercar para ver que había sido lo que había destruido los cuchillos del arado. Comenzó a cavar y de repente se da cuenta que había encontrado uno de los tesoros de oro más grandes que se hayan descubierto en aquella época. Así volvió Aba Yudan a ser más rico de lo que era inicialmente.

Nuevamente en este caso podemos hacer la misma pregunta, ¿Acaso Ha´Kadosh Baruj Hu no tenia otra forma de entregarle ese mismo tesoro a Aba Yudan sin la necesidad de que tenga que perder su fortuna inicial y luego romper los cuchillos de su arador?

Rabotay, todos sabemos que si existen otras formas de entregarle el tesoro a la persona sin necesidad de que pase por lo que esta pasando, sin embargo, a pesar de que Ha´Kadosh Baruj Hu nos quiere dar aquel tesoro, primero nos quiere probar para ver si efectivamente somos meritorios de aquel tesoro. Si es que cuando nace la dificultad, la persona se dice a sí mismo: “Me aburrí de todo esto, basta con todo este sufrimiento, por qué justo a mi, etc”. Viene Ha´Kadosh Baruj Hu y dice: “No hay problema, el sufrimiento se va a acabar, pero el tesoro no lo vas a recibir. No eres meritorio de recibirlo”.

Cuando aparece una mancha en uno de los muros de la casa, en otras palabras Ha´Kadosh Baruj Hu nos esta probando. Al comienzo tenemos que vivir fuera de la casa, luego nos vemos obligados en romper un par de muros de la casa, ¡Hasta que finalmente nos vemos en obligación de demoler toda la casa hasta la base! Sin embargo, este proceso no es por nada. 

Si es que la persona al comienzo del proceso comienza a alegar y quejarse de la mala “suerte” que le toco a él, etc, Ha´Kadosh Baruj Hu le dice: “No hay problema, el Cohen va a purificar la mancha, pero no se va a descubrir el tesoro que hay escondido”. En cambio, si es que la persona aguanta firme durante todo el proceso y no se quiebra, y siempre tiene presente el hecho que Ha´Kadosh Baruj Hu quiere darnos un tesoro y para eso debemos primero pasar ciertas pruebas, entonces en ese caso puede ser que incluso la enfermedad de Tzarät se siga expandiendo por su casa, y al final haya que demoler toda la casa, sin embargo, al final se da cuenta que gracias a la demolición encontró 1, 2, 3, o más tesoros que habían escondidos en los muros de su casa y los cuales nunca los pudiera haber descubierto si es que no hubiera demolido su casa gracias a haber sabido aguantar firme durante todo el proceso de las pruebas y haberse quebrado.

De aquí aprendemos rabotay, que nunca debemos desesperarnos de la situación que estemos viviendo, sino que siempre debemos entender que las pruebas y los sufrimientos a los que somos sometidos son siempre perfectamente calculados por El Creador con el unico fin de someternos a ciertas pruebas que nos puedan convertir en meritorios de recibir el próximo tesoro.

Shabat Shalom U´M´Voraj