La visión limitada del hombre
La Visión Limitada del Hombre
En nuestra Parashá, Parashat Ki Tisá, la Toráh trae un verso donde Moshé Rabenu le dice a Ha´Kadosh Baruj Hu [Shemot 33:18]: “Hareni na et Kevodeja” (Muéstrame por favor Tu Honor). Sobre este verso la Guemará en Masejet Berajot [7a] trae que Moshé Rabenu tenia una gran pregunta respecto a cómo Ha´Kadosh Baruj Hu conduce el mundo, Moshé Rabenu no podía entender: “¿Cómo puede ser que haya una persona que es “Tzadik” (recta) y le suceden cosas malas en la vida, y por otro lado hay personas “Reshäim” (malvadas) y les suceden cosas buenas?”.
El Panim Yafot trae que es por eso que Moshe Rabenu le pidió a Ha´Kadosh Baruj Hu: “Hareni na et Kevodeja” (Muéstrame por favor Tu Honor), básicamente por el hecho de que quería entender la forma en cómo H´ conduce el mundo. Sin embargo, ¿Qué es lo que le contestó Ha´Kadosh Baruj Hu a Moshé Rabenu? Le contestó [Shemot 33:20-22]: “Lo tujal lirot et Panai, ki lo iraní ha´adam va´jai” (No podrás ver mi cara, dado que una persona no puede ver mi cara y seguir viviendo)… “u´raita et Ajorai, u´Fanai lo yerau” (y verás mi espalda, pero mi cara no se verá).
¿Qué tipo de respuesta es esta? Moshe Rabenu le pide a Ha´Kadosh Baruj Hu que por favor le muestre la forma en que conduce el mundo y por qué al Tzadik le pasan cosas malas y en cambio al Rashä le pasan cosas buenas, y ¿Viene Ha´Kadosh Baruj Hu y le contesta que no podrá ver su cara pero si podrá ver su espalda? Aparte que sabemos que Ha´Kadosh “En lo guf ve´lo dmut ha´guf” (No tiene cuerpo ni tampoco la forma de un cuerpo), lo cual claramente hace que esta respuesta sea mucho más curiosa.
En realidad, por muy curiosa que se vea la respuesta, es absolutamente precisa. ¿Por qué? Ya que si nos fijamos bien, Ha´Kadosh Baruj Hu le dijo: “Lo tujal lirot et Panai” (No podrás ver mi cara). La palabra “Panim” (cara) viene de la palabra “Pnim” (Interior), básicamente por el hecho de que la cara de una persona refleja lo que la persona esta sintiendo en su interior. Si una persona esta enojada, o si una persona esta preocupada, o si una persona esta feliz, esto se va a ver reflejado en su cara. Por ende, cuando Moshé Rabenu le pidió a Ha´Kadosh Baruj Hu que por favor le muestre la forma en que conduce el mundo y por qué al Tzadik le pasan cosas malas y en cambio al Rashä le pasan cosas buenas, Ha´Kadosh Baruj Hu le contestó que él no va a poder ver Su “Panim” (cara), insinuándole en otras palabras que no podrá ver el “Pnim” (interior) de lo que esta sucediendo mientras H´ conduce el mundo, sin embargo, continua Ha´Kadosh Baruj Hu y le dice: “u´raita et Ajorai, u´Fanai lo yerau” (y verás mi espalda, pero mi cara no se verá), diciéndole en otras palabras: “Moshé, Mi cara no te la puedo mostrar, ya que no puedo mostrarle a una persona quien aun vive - el interior de las cosas que pasan en este mundo mientras lo voy conduciendo, le estaría quitando el libre albedrío. Sin embargo, una vez que Yo pase, es decir, una vez que ya haya pasado lo que tenia que suceder, lo que sucederá es que veras mi espalda, y cuando veas mi espalda vas a entender retroactivamente el porque sucedieron la cosas, a pesar de que al momento en que sucedieron no pudiste entender nada de lo que estaba sucediendo, quédate tranquilo, pasará el tiempo y llegara el momento en que veras mi espalda después de que Yo haya pasado y entenderás porque fueron las cosas”.
Rabi Yehudá Arieh Diner contó que lo llamo un Yehudí de Argentina y le contó algo que le pasó, lo cual creo es una historia digna para ayudarnos a entender mejor el concepto que acabamos de ver en nuestra Parashá. Se trata de un yehudí que se ocupaba en su día a día a importar cosas de China para luego venderlas en Argentina, y resulta que hace cinco años se había despertado un temor serio de que se expanda una plaga de virus en Argentina después de que hayan aparecido unos cuantos casos en distintos hospitales. Uno de los conocidos de este yehudí, le recomendó importar mascarillas inmediatamente, ya que con seguridad en unas cuantas semanas las personas comenzarían a requerirlas, y para ese entonces seria muy oportuno contar con stock para vender. El yehudí se confió en lo que le decía esta persona, convencido de que iba a ser un buen negocio, y resulta que encargó un conteiner de China con medio millón de mascarillas. Cada mascarilla le costó 10 centavos de dólar, y más el envió y el resto de los costos, terminó pagando $100.000 dolares por las 500.000 mascarillas, es decir $20 centavos de dólar por mascarilla puesta en Argentina. El flete de las mascarillas debía tomar máximo dos meses.
Cuento corto, quedaban tres semanas para que llegaran las mascarillas, y resulta que el gobierno de Argentina lanzó un notificado que el virus se había controlado y ya no había ningún riesgo de propagación. Cómo se podrán imaginar, el yehudí al escuchar esto casi se cae de espaldas. Llegaron las mascarillas, y por el hecho de que no había demanda por ellas, envés de irse a la venta se fueron directamente a una bodega fuera de la ciudad que le costaba todos los meses un monto bastante bajo, pero igual así todos los meses le llegaba una cuenta a la casa del bodegaje de los $100.000 dolares en mascarillas que no había podido vender y le recordaban la tragedia que le había pasado.
Cada vez que llegaba la cuenta mensual para pagar la bodega, a este hombre se le apretaba el pecho y miraba hacia el Cielo diciendo: “Ribonó shel ölam, por qué me hiciste esto. ¿Qué hice de mal? Tu sabes que nunca me guarde un diezmo de mis ganancias, y siempre he ayudado a todas las personas que me pidieron ayuda y los podía ayudar, fui meticuloso respecto a todos los hidurim de la mitzváh de Netilat Yadaim antes de comer pan (lo cual es sabido que trae buen sustento a la persona). ¿Qué hice mal Ribonó shel ölam como para merecer perder esos $100.000 dolares que tanto me costaron ganarlos?”
Este hombre intentaba vender las mascarillas por todos lados, sin embargo, cuando no es época de pandemia, nadie compra mascarillas a un precio superior al que se vende en China, y eso significaba que este hombre no encontraba opción de venderlas sin que involucrara perder dinero. Con el tiempo, este hombre se estaba dando por vencido de venderlas, pero por otro lado prefería pagar un monto mensual bajo de bodegaje, y no regalar los $100.000 dolares.
Rabotay, pasaron 5 años desde que el hombre encargó las mascarillas y repentinamente comenzó otra pandemia, el famoso COVID-19, con la única diferencia que esta pandemia no era solamente en Argentina, sino que era en todo el mundo, y eso causó que las mascarillas estuvieran fuera de stock incluso en China, disparando su precio hacia el Cielo. ¿A cuanto creen que este hombre vendió en Argentina cada una de las mascarillas que tenia guardadas hace 5 años? Vendió cada una a nada más y nada menos que $7 dolares, así es, una mascarilla que le costó puesta en Argentina $20 centavos de dólar, la vendió 5 años después en $7 dolares, en otras palabras, marginó 3500% en 5 años lo cual significa un margen de 500% anual sobre su capital. El sueño de cualquier comerciante.
Algunas veces un yehudí le grita a Ha´Kadosh Baruj Hu: “!Ribonó shel ölam! ¡Por qué me castigas, y justo con lo que sabes que ayudo al resto, me tocaste la parnasá con la cual ayudaba a otra gente y daba mi diezmo!”, pero lo que no sabe este yehudí es que H´ le esta contestando cada vez que llora: “Hijo mío, lo único que quiero es hacerte más rico para que puedas ayudar a más gente, solamente espera un poco y ya lo veras, aguanta”.
Ese es el mensaje de nuestra Parashá, el mensaje de no desesperarse, recordando siempre que “Lo tujal lirot et Panai” (No podrás ver Mi Cara), no podemos ver de forma instantánea la profundidad y el interior de lo que esta pasando frente a nuestro ojos y que se ve terrible para nosotros, sin embargo, “u´raita et Ajorai, u´Fanai lo yerau” (y verás mi espalda, pero mi cara no se verá), no debemos desesperarnos, va a llegar el momento en que vamos a mirar la espalda de todo lo que hizo Ha´Kadosh Baruj Hu por nosotros, y vamos a entender retroactivamente que todo era parte de un plan perfecto para nosotros.
Shabat Shalom u´m´voraj.