HALAJOT AVELUT
Dentro de la mitzváh de “Kivud Av Va´Em” (honrar al padre y a la madre) posterior a su fallecimiento, se encuentra la recitación del Kadish durante los primeros doce meses posteriores al fallecimiento, y hay que tener sumo cuidado de no perderse incluso uno de los Kadishim por el padre o la madre.
No existe denigro más grande para los padres que un hijo el cual no es meticuloso de recitar el Kadish por el padre o la madre. Pero por otro lado, quien si se preocupa de recitar Kadish por el padre o la madre, esta cumpliendo con una mitzváh de la Toráh en cada momento que lo recita, la mitzváh de “Kivud Av Va´Em”, dado que al recitarlo le esta sumando merito para entrar al Gan Ëden y es un gran honor para el padre en el mundo superior eterno.
Nosotros sabemos que la mitzváh de “Kivud Av Va´Em” es tanto durante la vida de los padres como también después de que hayan fallecido [Shuljan Aruj, Yoré Deäh, siman 240, seif 9], y dentro de la mitzváh de “Kivud Av Va´Em” después de su fallecimiento se encuentra el recitar “Kadish” por ellos, y es más, esta mitzváh se considera incluso más importante que el honrarlos durante la vida. ¿Por qué? Dado que durante la vida hay casos en los cuales los padres perdonan su honor, y sabemos que “Av She´Majal äl kevodó, kevodó maul” (Un padre el cual perdonó su honor, su honor se encuentra perdonado), pero en cambio después del fallecimiento no se puede perdonar la obligación de honrarlo al padre o a la madre a través de la recitación del “Kadish”, y todo padre espera esto, espera el tener un hijo que recite “Kadish” por él cuando deje este mundo a los 120, por ende se considera como si el hijo hubiera sido comandado por el padre de forma explicita a que lo haga, lo cual automáticamente aumenta el nivel de la mitzváh.
El Gaon Rabi Mordejai Gifter zt”l – Rosh Yeshivat Telz, contó que una vez fue invitado por uno de sus alumnos a que asista a su matrimonio fuera de la tierra de Israel. El joven envió pasajes para el Rav y para sus ocho mejores amigos de la Yeshiváh para que se le unan en su alegría de la Jupáh. Viajaron para allá el día del matrimonio, y minutos antes de aterrizar en la ciudad donde iba a ser el matrimonio, el piloto les dice que por motivos climáticos no iban a poder aterrizar ahí, y que tenían que aterrizar en la próxima ciudad. Al momento en que aterrizaron en la próxima ciudad, el Gaon Rabi Mordejai Gifter le dice a sus alumnos que por la hora no iban a alcanzar a llegar a la Jupáh, y que también les quedaba 20 minutos para rezar Minjáh. Cuento corto, se bajaron rápido del avión y le preguntaron a uno de los hombres encargados del aeropuerto donde había una sala tranquila donde pudieran rezar. Este hombre los dirigió hacia una sala del aeropuerto, y durante todo el rezo se quedó parado en la entrada de la sala como si es que estuviera vigilando que nadie entrara. Terminaron el rezo, y este hombre les dice: “¿Qué paso? ¿No van a recitar “Kadish”?”. A lo que le contestaron que no podían, dado que eran solamente nueve hombres y para recitar “Kadish” se requiere mínimo 10 hombres yehudim, y ahí este hombre les dijo: “¿Acaso yo no soy yehudí?” e inmediatamente se paró y comenzó a recitar “Kadish”.
Este hombre terminó de recitar el “Kadish” y se emocionó mucho, a tal punto que le comenzaron a caer lagrimas. Él les contó que justo en aquel día se cumplía un año desde el fallecimiento de su padre. Este hombre les cuenta que él había dejado el camino de la Toráh y las mitzvot hace mucho tiempo, y ya no rezaba. Sin embargo, la noche anterior se le había revelado su padre en un sueño, y le había dicho: “Hijo, mañana se cumple un año desde mi fallecimiento. Te comandó que digas Kadish por mí en aquel día”, a lo que él le contestó: “Padre, yo no rezo, e incluso si es que quisiera recitar Kadish, no tengo como hacerlo, dado que en la ciudad donde yo me encuentro no existe un minian de yehudim”. El padre escuchó esto, y le contestó: “Yo me voy a preocupar de que tengas minian, tu preocúpate de recitar Kadish”.
Cuando se despertó por la mañana, el hombre se dijo a sí mismo: “Yo no voy a decir Kadish”. Pero ahora, que vio como se cumplieron las palabras de su padre y literalmente cayeron 9 yehudim desde el Cielo con absoluta Siäta DiShmaya, solamente por un percance climático, no pudo evitar de comenzar a decir: “Itgadal Ve´Itkadash Shemé Rabá!”.
El Ari Ha´Kadosh trae que existe un gran beneficio para el fallecido cuando se recita “Kadish” por él, incluso si es que el fallecido era un gran Tzadik, dado que el “Kadish” no solamente viene para salvar el alma del fallecido de ingresar al “Guehinam”, sino que también gatilla un gran beneficio para ingresar al fallecido a “Gan Ëden”, y luego elevarlo en su nivel dentro de “Gan Ëden”. E incluso si es que los padres no eran personas quienes tuvieron el merito de cuidar la Toráh y las Miztvot, y no educaron a sus hijos que se conduzcan tras los caminos de la Toráh, igual así existe un beneficio para ellos cuando los hijos recitan “Kadish” por ellos, dado que esto genera que se le ablande el juicio a padre o a la madre, y también los salva del Gueinham ingresándolos a “Gan Ëden”.