PARASHAT BESHALAJ

¿El tiempo vale oro?

Contó Rabi Zevulun Gueraz zt”l que antes de que él llegará a estudiar en Slabodka, su padre le dijo un Midrash que pertenece a la Parashá de nuestra semana, respecto al verso que dice la Toráh [Shemot 13:17]: “va´yhi be´shalaj parö” (Y fue cuando envió parö), trae el Midrash en Shemot Rabáh [20:9] un ejemplo para explicar este verso, escribiendo que una vez hubo un hombre quien iba caminando a una ciudad, y repentinamente se encontró una pulsera de perlas preciosas tirada en el camino, y no tenia idea el valor de lo que tenia en su mano. De repente pasó otro hombre caminando, y él le dijo: “¿Quieres llevarte la pulsera que tengo en mi mano?”, y este hombre le contestó: “¿Para qué voy a querer tener esa pulsera que es tuya?”, a lo que le dijo: “Tómala, tranquilo, yo te la regalo”. El hombre tomó la pulsera, y siguió caminando rumbo a la ciudad. Cuando llegó a la ciudad, agarró la pulsera, y comenzó a separar las perlas que habían en la pulsera haciéndolo por tamaño, poniendo las grandes por sí solas, las medianas por sí solas, y las pequeñas por sí solas. De repente ingresó a la ciudad el hombre que había encontrado inicialmente la pulsera, y que se la había regalado, y ve como aquel hombre a quien le había regalado la pulsea había separado las perlas por tamaño y las había puesto separadas en tres canastos distintos. Luego ve como una persona se le aproxima a este hombre para comprarle aquellas perlas, y le pregunta: “Las pequeñas ¿Cuánto valen?” y le dice: “100 ribó”. Luego le pregunta “Las grandes ¿Cuánto valen?” y le dice: “1000 ribó”. Y luego le pregunta “Las medianas ¿Cuánto valen?” y le dice: “800 ribó”. Al ver esto, el hombre quien había encontrado la pulsera se rasgó sus ropas y dijo: “Toda esa riqueza la tenia en mis manos, y la entregue gratis, pobre de aquel hombre a quien le quitaron de tal forma su riqueza de la mano”. Y luego nuevamente miraba como este hombre vendía las perlas y nuevamente se lamentaba de cómo fue tan torpe de regalar algo tan valioso.

Así mismo fue en el caso de Parö, dice el Midrash Rabáh, aquel pulsera de perlas que tenia Parö era el pueblo de Israel, tal como esta escrito en Shir Ha´Shirim [1:13]: “Tzror Ha´Mor Dodí Li” (Mi amado – quien es Äm Israel, es una pulsera de perlas para Mi – dice H´), y a pesar de que Parö tenia una riqueza de tal magnitud en sus manos, comenzó a gritar: “Párense y váyanse”. Y mientras salían de Egipto Moshé Rabenu contaba 600.000 hombres (sin contar su tribu de Levi) quienes se encontraban dejando Egipto para siempre en aquel momento, y cuando Parö vio esto, viendo la cantidad de gente que se estaba yendo, comenzó a gritar: “ ¡Vai! , ¡Hoy!, Va´yehi beshalaj Parö”. Hasta acá el Midrash.

Luego le pregunta el padre de Rabi Zevulun Gueraz al hijo: ¿Qué tipo de conexión existe entre el ejemplo traído por el Midrash y el caso de Parö comparado con el ejemplo? Si en realidad aquel hombre el cual encontró la pulsera con perlas, tenia las perlas en sus manos, y él podría haberse quedado con las perlas sin ningún problema, solamente que por el hecho de que no sabia el valor de lo que tenia en su poder, fue y se lo regaló a su amigo, y luego lloró por haber perdido algo tan valioso solamente por ignorancia. En cambio Parö incluso si es que hubiera querido quedarse con Äm Israel bajo su poder en Egipto, no hubiera podido, dado que después de la plaga de los primogénitos Parö pensó que él también iba a morir, ya que él también era primogénito, por eso se apresuró en enviar a Äm Israel de Egipto. ¿Entonces que similitud hay aca?

El padre le contestó, que después de que Parö vio como Äm Israel estaba saliendo de Egipto con absoluta gloria y majestad, fue ahí que Parö entendió que se trataba de un pueblo especial y elevado el cual poseía fuerzas de otra dimensión y también una bendición distinta a la del resto. Fue justamente ahí, al momento en que Parö vio la escena de cómo el pueblo salía de Egipto con tanta clase y majestad, que entendió que se trataba de un pueblo especial, “Mamlejet Cohanim ve´Goi Kadosh”, un pueblo santo. Es decir, al igual que este hombre quien regalo la pulsera con perlas solamente se dio cuenta de lo que tenia en sus manos cuando ya no tenia nada que hacer al respecto ya que ya no estaba en su poder, asi mismo Parö solamente se dio cuenta de lo que tenia en sus manos cuando Äm Israel estaba en pleno proceso de salir de Egipto y ya no tenia nada que hacer al respecto. Es por esto que se afligió tanto Parö cuando los vio salir de Egipto, ya que se arrepintió en lo más profundo de su corazón de haberlos sometido a una esclavitud de construir ladrillos y materia prima, envés de haberlos puesto a administrar el reinado con sus cualidades e inteligencia. Esa fue la aflicción de Parö, una de las aflicciones más dolorosas que puede sentir una persona, el sentir que no supo aprovechar como debe un recurso valioso que tenia, que en este caso era la estadía de Äm Israel en Egipto, y no valoró como debe ser el nivel del pueblo y el potencial de entrega que tenía el pueblo para Egipto.

El padre le trajo todo este ejemplo para decirle una sola cosa al hijo: “Hijo mío, tu ahora vas a una Yeshiváh a estudiar. Aprovéchalo. Preocúpate de valorar la oportunidad que estas teniendo y hacerlo de acuerdo al valor real que significa poder hacer lo que vas a hacer ahora. Aprovecha cada minuto que tengas ahí, valora el simple hecho de poder estar ahí rodeado de esos cuatro muros del Bet Ha´Midrash. Ya que cuando seas más grande, y tengas otras responsabilidad, vas a darte cuenta del valor real que significaba la oportunidad que estas a punto de tomar”.

Rabotay, no solamente Parö, sino que a lo largo de toda la historia podemos ver como cada lugar donde habían yehudim y sabían valorar su estadía, el lugar floreció y lo bendijo con todo lo mejor, pero en cada caso que no, en cada caso donde los yehudim fueron expulsados de ahí, el lugar se derrumbó. Así sucedió con Yaäkov Avinu, cuando Lavan Ha´Aramí entendió que toda la riqueza que había juntado era gracias a la estadía de Yaäkov, le dijo [Bereshit 30:27]: “Nijashti va´yvarejeni H´ biglaleja” (Recibí Divinidad, y fui bendecido por gracias a ti), y así sucedió durante todas las generaciones, como en el caso de España, que cuando los yehudim vivían ahí se convirtió en una potencia mundial, y cuando fueron expulsados de España, se trancó todo el avance del país quedando como un país neutro. También Polonia, la ciudad de Lodz era el centro del comercio cuando los yehudim vivían ahí, y cuando se fueron de ahí los yehudim, pasó a ser el centro de nada. Así le sucedió a Parö, hasta que no vio como Äm Israel salía de Egipto con máxima gloria y majestad, no entendió lo que se había perdido, pero cuando lo vio y entendió que toda la bendición de Egipto había sido gracias a la estadía de Äm Israel, y que ahora se lo había farreado, y había desperdiciado lo que tenia en sus manos, se afligió mucho, y sobre eso esta escrito “Va´yehi Be´Shalaj Parö” (Y fue cuando envió Parö) ¿Qué fue? ¿Qué sucedió ahí? Ahí fue que se arrepintió retroactivamente de no haber aprovechado lo que tenia.

Nuestro propósito con todo esto, lógicamente no es con el fin de hacer resaltar el efecto que genera la estadía de Äm Israel en lugar, sino que para otra cosa. Resaltar la importancia de valorar cosas que tenemos en nuestras manos y algunas veces las dejamos ir gratis, regalándolas y nunca más pudiendo volver a recuperarlas. Y si ya vamos a hablar cosas importantes, de alto valor, y que una vez que se regalan no hay vuelta atrás, no hay nada más elevado que nuestro tiempo. El saber valorar nuestro tiempo, los días, las horas, los minutos, y los segundos, es clave para que no nos pase lo que le paso a Parö, es clave para que cuando lleguemos a los 120 años miremos atrás y no tengamos que afligirnos por como regalamos nuestro tiempo gratis y lo desperdiciamos en todo tipo de cosas que no tienen valor. En ocio, en demasiado tiempo para nosotros mismos, en dejar pasar oportunidades por flojera, etc. Ya que el tiempo es lo más valioso que tenemos, solo que no siempre nos damos cuenta, y no siempre estamos consientes de la velocidad con la que se acaba. Una vez me acuerdo haber visto que alguien escribió que:

Para saber el valor de UN AÑO, pregúntenle a un estudiante que reprobó un curso y debe repetir un año.

Para saber el valor de UN MES, pregúntenle a una madre que dio a luz a un bebe prematuro.

Para saber el valor de UNA SEMANA, pregúntenle al editor de un diario semanal.

Para saber el valor de UN DÍA, pregúntenle a un trabajador que es remunerado diariamente y tiene niños que alimentar.

Para saber el valor de UNA HORA, pregúntenle a dos personas que se extrañan mucho y están esperando por verse.

Para saber el valor de UN MINUTO, pregúntenle a una persona que se perdió el tren.

Para saber el valor de UN SEGUNDO, pregúntenle a una persona que recién se salvo de un accidente.

Hay quienes dicen que “El tiempo es oro”. Sin embargo, esta frase esta totalmente equivocada. ¿Por qué? Ya que con todo el oro del mundo, no se puede comprar siquiera una hora de vida, por lo que el tiempo vale mucho más que el oro. Por ende, que sea la voluntad del Cielo, que tengamos el merito de saber valorar y aprovechar nuestro tiempo como debe ser, aprovechar las oportunidades que se nos presentan, y de esta forma nunca tener que caer en afligirnos como Parö por haber perdido algo que no lo valoramos, sino que siempre mirar hacia atrás y alegrarnos por el provecho que le dimos a nuestros recursos.

Shabat Shalom U´M´Voraj,