PARASHAT VAERA

Tefiláh de “Neaká”

Existen unos cuantos términos los cuales se los utilizan como nombre del rezo, existe: Riná (Cántico), Tzaäká (Grito), Shavaä (Imploración), y en nuestra Parashá encontramos un término distinto bastante interesante y digno de ser analizado, el termino de: “Neaká”, tal como nos dice la Toráh [Shemot 6:5]: “Va´yshmä Elokim et naakat Bené Israel” (Y escuchó Elokim la “neakáh” de los hijos de Israel), lo cual nos gustaría entender un poco más qué exactamente viene a decirnos esto, qué significa esta palabra “neaká” que hace referencia a un rezo y que tuvo la fuerza de hacer temblar el Cielo a tal punto que decidió que ese era el momento para liberar al pueblo.

Cuando una persona esta sufriendo y pasando por una prueba difícil – de forma automática lo que le nace es llorar y gritar. Pero no es que la persona tuvo un pensamiento en el cual se dijo a sí mismo: “Ok, ahora lloró y grito”, sino que en una situación como esta el llanto y los gritos salen de la persona de forma automática sin que la persona pueda controlarlo.

Eso es lo que le pasó a Äm Israel. La dificultad que se les sumó en el trabajo duro de Egipto, donde la Toráh nos cuenta que se les dejó de entregar la materia prima para generar los ladrillos con el único propósito de que ahora tengan que recopilarla ellos mismo y dificultarles aun más el trabajo, y sumado a eso el hecho de que les estaban quitando sus bebes y los estaban ingresando dentro del concreto de los muros que construían (una cosa terrible H´ Yerajem), y sumado a esto otro tipo de aflicciones que estaban sufriendo, todo esto causo que las personas de Äm Israel revienten en un llanto profundo de desesperación desde lo más profundo de su alma. Solo que al momento en que reventaron en este llanto y grito de desesperación, se dieron cuenta que era una oportunidad de oro para convertir aquel llanto en una “Tefiláh”, y por ende convirtieron aquel llanto de desesperación en una Tefiláh a para que los salve de las aflicciones y sufrimientos, lo cual la Toráh lo llama bajo el nombre de “Neakáh”, y este fue el llanto que logró un remezón tan fuerte en los Cielos que logró despertar el comienzo de la redención de Äm Israel.

Rabi David Beraverman cuenta sobre un caso que sucedió en Tveria, lo cual pertenece al norte de la tierra de Israel, y creo que este caso puede ayudarnos a entender un poco mejor que significa este nivel de tefiláh que la Toráh lo llama bajo el nombre de “neakáh”

Él cuenta sobre una mujer quien fue al lago Kineret junto con sus dos hijas, mientras su marido fue a rezar a la tumba de Rabi Meir Baäl Ha´Nes que queda muy cerca de ahí. La mujer llegó al lago con las dos hijas, y las dos hijas se metieron al agua. El problema fue que una de ellas, la hermana más grande, no sabia nadar bien y la corriente se la comenzó a llevar hacia el interior del lago (es sabido que el lago Kineret tiene corrientes muy fuertes que no son habituales en otros lagos por lo que hay que tener mucho cuidado cuando se nada ahí). Cuento corto, la madre quien estaba en la playa vio a su hija ahogándose y suplicando por su vida, y por el hecho de que la madre tampoco sabia nadar bien, corrió a la calle y empezó a señalar con desesperación para que alguien pare y salve a su hija. Pasaron unos cuantos vehículos por la calle, y no pararon dado que que no entendieron que quería la mujer, hasta que de repente uno de los vehículos entendió que se trataba de un caso de desesperación e inmediatamente paró para ayudarla. Ella inmediatamente le grita al vehículo que su hija se esta ahogando, y le señaliza donde entrar para la playa, eran unos cuantos metros solamente.

De dentro del vehículo se escuchaba como la mujer que venia adentro le decía al hombre que venia manejando: “No te olvides que estas recién saliendo de un post infarto”, mientras se bajaba del vehículo un hombre que venia vestido súper ordenado de traje, y sin pensarlo dos veces, el hombre se saca los zapatos rápidamente y la chaqueta y comienza a correr hacia el agua. Él hombre nadó hacia adentro, y volvió con la hija pequeña en las manos. La madre cuando se dio cuenta que la hija que había traído este hombre era la pequeña, le grito al hombre que es la otra hija la que se esta ahogando (al parecer la pequeña se había tirado al agua a salvarla, ya que la pequeña si sabia nada mejor). El hombre intentaba verla pero no veía nada, por lo que al momento en que el hombre le pidió a la madre orientación hacia donde nadar, la madre le señaló y el hombre rápidamente comenzó nuevamente a nadar lago adentro, hasta que logró llegar donde la niña, e inmediatamente comenzó a arrastrar el cuerpo de la niña hacia la costa. De repente, el hombre escucha como las personas que estaban paradas en la costa le comienzan a gritar: “¡Su cabeza esta en el agua! ¡Sácale la cabeza de dentro del agua!”. Él inmediatamente agarró la cabeza de la pequeña y la puso sobre su hombro, y continuó nadando hacia la costa, le quedaban un par de segundos más para nadar antes de que se desmayara del cansancio que estaba sintiendo este hombre, pero finalmente logró llegar a la costa.

Una de las personas que estaba presente comenzó a realizarle RCP (Reanimación Cardio Pulmonar) a la niña, y la gente de Maguen David Adom que llegaron al lugar comenzaron a revisar a la niña, ver si tiene pulso, si tiene respiración, etc, y al cabo de unos pocos minutos, se dieron cuenta de la situación y se dirigieron donde la madre con aflicción a contarle que la niña había permanecido demasiado tiempo en el agua, por lo que lo único que quedaba era llevarla rápidamente al hospital para que ahí se hagan más intentos de salvarla. Sin embargo, cuando llegaron al hospital, lo doctores les dijeron a la madre lo mismo, la pobre niña había permanecido demasiado tiempo en el agua, y ya no había nada que hacer.

Los miembros de la familia empezaron a rezar por un milagro, era la única opción de salvación en aquel momento. No pararon de rezar, y de repente, de la nada uno de los doctores es llamado a revisar a la niña, y cuando sale de la revisión, va corriendo el doctor y les dice a la familia que no lo puede creer, acaba de suceder un milagro clínico, su actividad cerebral había vuelto a operar y según lo que se veía existe una gran probabilidad de que vuelva a la normalidad. 

Rabotay, la niña volvió a despertarse B”H, y a los dos días salió caminando del hospital. Los doctores firmaron las fichas escribiendo de que había sucedido un milagro clínico, no sabían que más escribir. La cantidad de tiempo que no llegó oxigeno al cerebro, era el doble de lo que se necesita para causar un daño “irreversible”.

Al cabo de unos días, la familia llevó a cabo una “Seüdat Hodayá” (Comida de agradecimiento) para agradecerle a H´ Itbaraj sobre el milagro que había sucedido en aquel día, y pidieron invitar a este hombre quien había saltado al lago Kineret para salvar a las dos hijas. Finalmente lograron contactarlo con la ayuda del hospital. Se trataba de un abogado quien vivía en un Kibutz, un hombre que no tenia ningún tipo de conexión con la Toráh y las mitzvot, y nunca había tenido tampoco. Sin embargo, ya que lo habían invitado a la comida de agradecimiento, él aprovechó de contar su historia.

Él se encuentra en una etapa de curación post infarto al corazón, y en aquel día él justo se encontraba viajando a tomarse unas vacaciones con su señora en el norte de la tierra de Israel. Sin embargo, al momento en que vio a la mujer haciendo señas desesperadas para que alguien pare a ayudarla, se vio en obligación de parar. Él contó que venia enfermo hace un tiempo largo, pero en su pasado había sido nadador olímpico, solo que hace años que no había vuelto a nadar. Cuento corto, justo tres semanas antes del incidente de la niña, este hombre decidió incluir el nado como parte de su proceso de curación y rehabilitación post infarto. Su mujer le decía que era peligroso para él, sin embargo el sentía que le estaba haciendo muy bien el hecho de nadar, estaba yendo a nadar 3 veces a la semana, y se estaba comenzando a sentir mucho mejor. Él les dijo ahí, que si no fuera que llevaba nadando durante tres semanas tres veces a la semana, no hubiera tenido las fuerzas y la resistencia necesaria para salvar a las dos niñas en aquel día nadando en contra de la corriente del Kineret.

El hombre cuenta, que cuando saltó al agua y saco a la primera hija, ya en esa etapa no le quedaban fuerzas, pero igual así volvió a saltar para salvar a la otra niña con las ultimas fuerzas que le quedaban. Sin embargo, desgraciadamente su falta de energía lo hizo tropezar y no se dio cuenta que la cabeza de la niña estaba dentro del agua mientras la devolvía a la costa. Cuando se dio cuenta de esto, el pobre hombre quería enloquecer. Y luego cuando vio que la gente de Maguen David Adom y la gente del hospital le decían a la madre que no había nada que hacer, dado que la niña había permanecido demasiado tiempo dentro del agua, él no podía evitar sentirse culpable, él no podía perdonarse que por una tontera suya, de no prestar atención que la cabeza estaba en el agua, la pobre niña haya tenido que fallecer. 

Cuando llegó a su casa, él hombre exploto en llanto y le dijo a su mujer que él había matado a esta pobre niña. Su mujer trataba de calmarlo y le decía que no piense así, que había sido al contrario, gracias a él se había salvado una, gracias a que había puesto su vida en riesgo. Diciéndole que él había hecho todo lo posible, y por ende no hay nada más que él pudiera hacer. De todas formas, el marido no lograba calmarse con eso, se sentía como un tonto consigo mismo por no haber atinado a levantarle la cabeza a la niña mientras nadaba con ella hacia la costa.

De repente decidió que iba a volver al lugar en el lago Kineret donde había sucedido todo esto. Se subió sobre un cerro alto que se encuentra ahí en el sector, y mirando hacia el Cielo comenzó a decir “!Ribonó shel Ölam! (Amo del Mundo), nunca en mi vida me había dirigido a ti a través de un rezo, nunca. Ni siquiera se como rezar, crecí en un Kibutz, y ahí siempre se burlaban del rezo. El rezo siempre fue para mi una acción vergonzosa. Esta es la primera vez en mi vida que Te estoy rezando de verdad, dado que no podré seguir viviendo cargando este dolor y esta culpa. Por favor, Elokim, te ruego que salves a esa pobre niña, (y mientras lloraba le dice) toma estas lagrimas y considéralo como si hubiera rezado toda mi vida, y toma todos esos rezos y utilízalos para salvar a la esa pobre niña, ¡Por favor H´! Te lo ruego…”

Cuenta el hombre que después de esos rezos, y después de que había derramado todas las lagrimas que tenia en aquel cerro, vertiéndolas mientras rezada con desesperación y pena desde lo más profundo de su corazón, logró volver a su casa con un corazón un poco más tranquilo. Levantó el teléfono, llamó al hospital para preguntar en que estaban, y ahí le contaron el milagro que le había sucedido a la niña, ahí le contaron del milagro clínico que había sucedido justamente en el momento en que vertía sus lagrimas con un rezo de desesperación y pena, por primera vez en su vida.

Rabotay, un rezo como el de este hombre, un rezo con lagrimas y desesperación y pena, eso es lo que se llama un rezo “neakáh”, lo cual es un rezo que nunca volverá vacío, es decir, si es que nosotros pudiéramos llegar al nivel de rezar de esta forma, de conectarnos con nuestra causa a tal nivel de sacar lagrimas de pena y desesperación, ese rezo nunca vuelve vacío, ese rezo causa un remezón en el Cielo que cambia los decretos. Sin embargo,  lograr a tener un rezo que se considera “neakáh” no es algo Pashut (simple). Toda persona tiene algún área en la vida en la cual requiere una salvación, o conoce alguien que requiere una salvación muy grande en alguna área. Si es que tan solo logramos conectarnos con aquella causa a tal nivel que la sintamos en nosotros, en nuestra carne y hueso, ya sea nuestra o ya sea de otra persona, solamente ahí podremos sacar de nosotros un rezo de “neakáh” el cual nunca vuelve vacío.

Shabat Shalom U´M´Voraj