La alegría y la desgracia de nuestro amigo
En nuestra Parashá, Parashat Shemot, la Toráh nos cuenta sobre el decreto que fue decretado por Parö. Cuando los hechiceros de Parö le dijeron que el salvador de Äm Israel iba a ser eliminado en el agua, inmediatamente Parö decretó que [Shemot 1:22] “kol ha´ben ha´yelod, ha´yeorá tashlijuhu” (todo hombre que nazca, al rio lo arrojarán). Por ende, nos cuenta la Toráh que al momento en que nació Moshé Rabenu, su madre Yojevet lo puso en una pequeña arca y lo dejo flotar sobre el rio, con esperanza de que se salvara.
Al momento en que Yojevet puso a Moshé Rabenu en el rio, la Toráh dice [Shemot 2:4] “va´te´tatzev ajotó me´rajok ledeä máh yeäsé lo” (y su hermana se quedo mirándolo desde lejos para saber que iba a pasar con él), es decir, Miriam, la hermana de Moshé, se quedó mirando cómo el rio se llevaba la pequeña barca donde estaba Moshé flotando para ver que iba a pasar con él.
Sin embargo, la pregunta que se pregunta respecto a esto es: ¿Para qué Miriam hizo esto? ¿Acaso tenia alguna posibilidad de hacer algo para ayudarlo? Y sobre esto explica Rabi Moshe Shemuel Shapira zt”l que Miriam se dijo a sí misma: “Es verdad que no puedo ayudarlo ahora y hacer algo para salvarlo, sin embargo, lo que si puedo ser ahora es “Nosé be´öl ïm javeró” (Cargar el yugo junto con mi amigo), y afligirme junto con él en su aflicción. Esa es la razón por la cual Miriam se quedó parada al lado del rio mirando como Moshé flotaba rio abajo, para poder sentir y ser parte de la aflicción que estaba pasando su hermano pequeño.
La Toráh nos cuenta que Bitia, la hija de Parö, bajó al rio y de repente sintió el llanto de un bebe. Ella logró llegar a la pequeña arca donde venia Moshé flotando, y al abrirla dijo [Shemot 2:6] “Mi´yaldé ha´ïvrim zeh” (de los niños hebreos es este). Al leer esto, parece un poco curioso, dado que aparentemente debiera haber dicho “Yeled ïvrí hu zeh” (este es un niño hebreo), solo que la Toráh nos cuenta que cuando Bitiah escucho a Moshé llorando, no escuchó el llanto de un bebe, sino que el llanto de un joven, un llanto el cual dentro suyo no solamente incluía su propia aflicción, sino que la de todos los otros bebes que fueron arrojados al rio. Cuando Bitiah abrió el arca pequeña y vio un bebe que sentía responsabilidad por todo el resto de los bebes, inmediatamente sintió deseo de salvarlo, y así fue, finalmente lo salvó y lo crió. Es decir, vemos de acá que el elemento principal de la salvación de Moshé Rabenu vino justamente por el hecho de que él tenia la cualidad de “Nosé be´öl ïm javeró” (Cargar el yugo junto con su amigo).
En el Bet Din de Rabi Nisim Karelitz zt”l, se llevó a cabo un Din Toráh entre un vecino contra todo el resto de los vecinos del edificio. El Rav intentó hablar con el hombre, sin embargo, se encontró frente suyo con una nuez muy dura de romper. Se trataba de un yehudí que sobrevivió el holocausto, un hombre de edad, y lo único que vertía frente a los Rabanim era amargura.
Ambas partes comenzaron a exponer sus argumentos del caso, y el ambiente comenzó a ponerse tenso, había ambiente de guerra. Cuando los tonos comenzaron a subir, de repente Rabi Nisim Karelitz decidió detener el juicio.
“Deténganse”, les dijo a los presentes, y se dirigió al vecino de edad con mucha sutileza diciéndole: “Cuéntame por favor, ¿En que campo de concentración estuviste?”. El hombre se impactó de la pregunta, sin embargo, comenzó a contar con lujo y detalle todo lo que pasó durante el duro tiempo que sufrió en la segunda guerra mundial, y los Dayanim que estaban sentados frente a él, comenzaron a escuchar pacientemente toda la historia.
Los presentes no entendían que estaba pasando, por lo que le dijeron: “Kvod Ha´Rav, ¿Por qué usted comienza ahora a hablar sobre historia? Algunos de nosotros dejó el trabajo, otros dejaron el Kolel, solamente para venir a este Din Toráh, pero no lo hicimos para escuchar recuerdos del Holocausto, Kvod Ha´. Debemos terminar el juicio por favor y decretar quien es él que tiene la razón.”
Sin embargo, Rabi Nisim permaneció sentado con paciencia de metal, y le prestó atención a cada palabra que dijo el yehudi sobreviviente del holocausto. Una vez que este yehudí terminó de contar la historia, Rabi Nisim incluso le pidió que por favor le diera una bendición. El hombre encantado bendijo a Rabi Nisim, y ahí Rabi Nisim se dirigió a él y le dijo: “Ahora dime por favor, ¿Qué hacemos con los vecinos? ¿Cómo solucionamos este problema?”. El hombre de edad le dijo: “Kevod Ha´Rav, estoy listo para que lleguemos a una Pshará (acuerdo)”.
Todos estaban impactados, hace unos minutos no había con quien hablar, el juicio se veía que no iba a ninguna parte ya que el hombre de edad estaba duro como una nuez y no estaba dispuesto a ceder en nada, y ahora de repente ese mismo hombre va y le dice a Rabi Nisim: “Kevod Ha´Rav, estoy listo para que lleguemos a una Pshará (acuerdo)”. ¿Qué había pasado? ¿Qué había cambiado de un momento para otro?
La respuesta Rabotay, es que Rabi Nisim sintió el denigro que estaba sintiendo este hombre sobreviviente del holocausto, el Rav sintió que la dureza de este yehudí provenía del hecho que estaba sintiendo que nadie le importaba lo que pasa con él. Al momento en que el Rav se sentó con su Bet Din a escuchar las aflicciones que él había pasado, y compartieron y se afligieron junto con él por lo que había tenido que pasar, entregándole el sentimiento que si les importa de él, inmediatamente se dio vuelta todo, el hombre se sintió parte, y en consecuencia se ablandó, estando dispuesto a llegar a un acuerdo. Eso es lo que se lama “Nosé be´öl ïm javeró” (Cargar el yugo junto con su amigo).
Sin embargo, nuestra Parashá no se queda solamente en esto, sino que aparte de transmitirnos la importancia “Nosé be´öl ïm javeró” (Cargar el yugo junto con su amigo), nuestra Parashá nos trae más adelante otra escena la cual también nos deja un mensaje muy importante que tiene que ver con nuestro prójimo.
Nosotros sabemos, que cuando Moshé Rabenu fue elegido por Ha´Kadosh Baruj Hu para que conduzca al pueblo, Aharon, el hermano de Moshé, era quien lideraba el pueblo en aquel momento. Es por esto que Moshé Rabenu le dijo a Ha´Kadosh Baruj [4:14]: “Shelaj na be´yad tishlaj”, lo cual Rashi explica que el significado de este verso es decir: “Envía a quien acostumbras enviar”, en otras palabras, Moshé le estaba diciendo a Ha´Kadosh Baruj Hu que envie a Aharon, su hermano, quien hasta el día de hoy había liderado al pueblo. ¿Por qué Moshé estaba actuado así? Explican nuestros sabios que Moshé Rabenu temía que Aharon se vaya a sentir al ver que Moshé había sido elegido para tomar su cargo, y que ahora su hermano chico era quien iba a llevar a cabo el rol de liderar al pueblo.
Sin embargo, viene Ha´Kadosh Baruj Hu y le dice a Moshé Rabenu: “Moshé, tranquilo, Se lo que estas pensando y de que estas preocupado, sin embargo, quédate tranquilo, dado que [Shemot 4:4]: “Ve´gam hine hu yotzé likrateja, ve´raajá ve´samaj be´libó” (También él – tu hermano Aharon – saldrá hacia ti a recibirte, y te verá y se alegrará dentro de su corazón)”. Es decir, vemos que Ha´Kadosh Baruj Hu le dijo a Moshé Rabenu: “Moshé, Yo se que es lo que pasa dentro del corazón de Aharon, y también Se lo que va a pasar cuando vea que tomaste su cargo, por ende te digo, quédate tranquilo, dado que Aharon se va a alegrar en su corazón al ver el cargo que recibiste”.
Rabi Jaim Kerazvirt zt”l era un Gaon enorme cuando se trata de compartir y ser parte de la aflicción o la alegría del prójimo. Cuentan que cada vez que se casaba un huérfano, se alegraba literalmente como si es que se estuviera casando su propio hijo.
Una vez, vino un hombre a contarle sobre una gran aflicción que estaba pasando. Le contó que él tenia una tienda, pero desgraciadamente nadie entraba a su tienda, y en cambio, un par de tiendas al lado de la suya, un amigo suyo tenia una tienda igual a la suya, y a la tienda de su amigo no paraban de entrar personas a comprar, mientras que a la suya no ingresaba nadie.
Cuando Rabi Jaim escuchó la historia, le dijo a este hombre lo siguiente: “Mira, te voy a dar un consejo real. Pero quiero decirte que al comienzo te va a ser difícil llevar a cabo este consejo, sin embargo no te preocupes, si es que te aferras a él, veras con el tiempo resultados reales. El consejo es el siguiente: Cada vez que veas un comprador entrando a la tienda de tu amigo, di con tu boca en voz alta: “Baruj H´ Itbaraj que le da parnasá a un Yehudí”. E incluso si es que no lo dices con un corazón completo, lo importante es que lo digas y lo menciones. Tu veras que una vez que lo saques de tu boca y tus oídos logren escucharlo, de a poco va a entrar en tu corazón esa alegría, hasta que de verdad vas a alegrarte por él.” Este hombre, entendió lo difícil que iba a ser llevar a cabo esta petición del Rav, llevaba meses viendo como todos sus potenciales clientes ingresaban a la tienda de su amigo y salían con bolsas de compras, sin embargo, igual así no se abstuvo de intentarlo. Cuenta Rabi Jaim que al cabo de un tiempo, después de que cada día repetía unas cuantas veces en voz alta que estaba contento con que H´ le diera parnasá a un yehudí, resulta que comenzó a alegrarse de verdad, ya no era solamente decirlo, sino que de verdad lo estaba sintiendo dentro de él, se estaba alegrando con el éxito de su amigo, y no solamente eso, sino que también a él le comenzó a ir mejor, su tienda se llenaba de clientes todos los días, e incluso algunas veces cuando él no tenia algo que estaban buscando los clientes, él mismo los enviaba a la tienda de su amigo con absoluta alegría para que busquen y compren de él, contento de que un yehudí pueda recibir parnasá.
Rabotay, esto no es para nada Pashut (simple). La Guemará en Masejet Meguiláh [28a] trae: “Shaalú talmidav et Rabi Nejumia ben Ha´Kane (Le preguntaron los alumnos a Rabi Nejumia ben Ha´Kané)”, “Ba´meh erajta yamim” (Por qué motivo tuviste el merito de tener una vida larga), a lo que les contesta Rabi Nejumia: “Mi´Yamai lo nitcabadti be´kalón javerí” (Nunca me alegré en la vergüenza y la desgracia de mi amigo). Solamente para que sepamos, la Guemará en Masejet Meguiláh [27, 28] trae unos cuantos casos en los que los alumnos le preguntaron a su Rabino “Ba´meh erajta yamim” (Por qué motivo tuviste el merito de tener una vida larga), y si nos fijamos bien, en todos los casos se trata de respuestas que incluyen acciones que no son una obligación, pero igual así ellos se condujeron más allá de lo que la halajá exige, cómo por ejemplo, uno contesta “Mi´Yamai lo hikdímu oti be´Shalom” (Siempre fui el primero en saludar a las personas), etc, pero en nuestro caso es bastante curioso. ¿Por qué? Ya que ¿Cómo puede ser que Rabi Nejumia les haya dicho: “Mi´Yamai lo nitcabadti be´kalón javerí” (Nunca me alegré en la vergüenza y la desgracia de mi amigo)? ¿¡Eso es ir más alla de lo que la halajá exige!?, ¡Eso lo más básico en leyes de Derej Eretz! ¡Es obvio que no debemos alegrarnos en la vergüenza y la desgracia de nuestro amigo! Por ende, ¿Que se nos esta diciendo acá Rabotay? ¿Qué es esto tan especial que nos dice Rabi Nejumia que nunca se alegró en la vergüenza y desgracias de su amigo?
Con el permiso de ustedes, quiero decirles una explicación que una vez leí y B”H esperó pronto volver a encontrar la fuente donde la leí, la cual dice lo siguiente. Rabi Nejumia, al contestarle a sus alumnos que nunca se alegró en la vergüenza y en la desgracia de su amigo, lo que les dijo en realidad es que él nunca contó o mostró algo que para él significaba una alegría, cuando había presente en el lugar alguien que tiene una dificultad justamente en aquella área. Es decir, por ejemplo, cuando Rabi Nejumia cerró el shiduj para casar a su hijo, lo cual todos podemos imaginarnos que es una gran alegría para él, Rabi Nejumia nunca contó esta alegría frente a una persona o un grupo de personas que tenia presente alguien quien lleva tiempo buscando shiduj para su hijo y no ha podido lograrlo. Él nunca iba a alegrarse y compartir su alegría frente a una persona a quien aquel área significaba una “desgracia” en su vida, un área de la cual aquel persona sentía vergüenza cuando veían como otros lo lograban y él aun no podía lograrlo. Esa era la grandeza de Rabi Nejumia, de tener la sensibilidad de nunca exponer a su prójimo a una situación donde tenga que alegrarse con su alegría, cuando sabia que dentro de su vida aquel área se consideraba una desgracia y una vergüenza. Esa fue su respuesta “Mi´Yamai lo nitcabadti be´kalón javerí” (Nunca me alegré en la vergüenza y la desgracia de mi amigo).
Rabotay, se requiere una sensibilidad no menor para poder adquirir estas tres cualidades que aprendimos hoy, de ser “Nosé be´öl ïm javeró” (Cargar el yugo junto con su amigo), ser “Ve´raajá ve´samaj be´libó” (Ver la felicidad del otro y alegrarnos con su felicidad)”, y “Mi´Yamai lo nitcabadti be´kalón javerí” (Nunca me alegré en la vergüenza y la desgracia de mi amigo). Sin embargo, no es imposible. Depende solamente de nosotros el trabajar en estas cualidades, depende de nosotros tener la sensibilidad que tuvieron los grandes de nuestro pueblo, ya que si es que nuestros patriarcas tuvieron estas cualidades, quiere decir que lo tenemos en nuestro genes.
Shabat Shalom u´M´voraj