PARASHAT VAYGASH 5782

El que se esfuerza, lo logra.

PARASHAT VAYGASH

El que se esfuerza, lo logra.

En la Parashá pasada, Parashat Miketz, Yaäkov Avinu no quiso enviar a Binyamin a Egipto junto con sus hermanos por el temor de que le vaya a pasar algo a Binyamin y se quede sin ningún hijo de Rajel, ya que pensaba que Yosef ya no estaba en este mundo. Sin embargo, por el hecho de que el Virey de Egipto (quien era Yosef) había pedido que traigan a Egipto a su hermano pequeño para demostrar que no eran espías y asi poder liberar a “Shimön” quien se había quedado como prisionero de garantía hasta que volvieran con su hermano pequeño y demuestren que no son espías, Reuven decidió que no le quedó otra que intentar convencer a Yaäkov para que mande a Binyamin con ellos, y le dijo: “Et shné banai tamit” (Si es que mandas a Binyamin con nosotros y le pasa algo Jas Ve´Jalila, mis dos hijos serán la garantía de ello), sin embargo Yaäkov no recibió su oferta y se mantuvo en su postura. Pero cuando llegó Yehudáh, y le dijo a Yaäkov algo más potente, diciéndole: “anojí eërvenu, mi´yadai tevakshenu im lo haviotav eleja” (Yo voy a ser la garantía de que volverá Binyamin, de mi mano lo demandarás)… “ve´jatati leja col ha´yamim” (Y habré pecado contra ti todos los días) ¿Qué significa “todos los días? Explican nuestros sabios, que Yehudá estaba comprometiendo su vida en este mundo y en el mundo por venir. Es decir, Yehudáh estuvo dispuesto a poner en riesgo no solamente su mundo acá, sino que también su mundo por venir, por poder traer a Binyamin sano y salvo y salvar a Shimön.

Todos preguntan sobre ¿Por qué la promesa y garantía entregada de parte de Yehudáh si fue escuchada por Yaäkov, y en cambio la promesa y garantía entregada por Reuven no fue escuchada? Y en respuesta hay quienes dicen que la diferencia entre Yehudáh y Reuven, es que Reuven prometió y garantizó sacrificar a sus propios hijos en caso de que no traiga de vuelta a Binyamin, en cambio Yehudáh no ofreció sacrificar a sus hijos, sino que ofreció sacrificarse a sí mismo por asegurar la misión, estando dispuesto a perder su mundo acá y su mundo por venir. Cuando algo posee esta nivel de categoría, la categoría de tener directa conexión con la propia persona que se encuentra asumiendo responsabilidad sobre algo, automáticamente la persona esta dispuesta a dar vuelta los mundos para lograr la misión a toda costa, lo cual en este caso la misión trataba de traer de vuelta a Binyamin, y por eso Yaäkov aceptó al escuchar a Yehudáh. En cambio Reuven, al prometer y garantizar algo que no tiene que ver con su propia persona, aunque se trate de sus dos hijos, igual así en un caso de extrema dificultad, donde aparentemente se ve que no hay solución, el hecho de que las consecuencias no lo involucran a él mismo, hace que sea propenso a darse por vencido.

Acá tenemos un jidush muy grande, y es que si bien hay situaciones donde todo se ve como si ya no se puede, se han cerrado todas las puertas del negocio, se ve todo oscuro, como por ejemplo en este caso, donde Yosef encontró la copa que se había “perdido” de su cuarto (ya que sabemos que en realidad fue el mismo Yosef quien quiso ponerla ahí) dentro del bolso de Binyamin, y decretando de forma inmediata que Binyamin se quede preso en Egipto por su robo, y el resto de los hermanos vuelvan en paz donde su padre, tal como aparece en la Toráh que nos dice que Yosef les dijo a los hermanos: “!Binyamin se queda conmigo! Ve´atem älu le´Shalom el abijem (y ustedes suban a la paz con su padre), lo cual no nos olvidemos que se trata de un comando de Yosef Ha´Tzadik, quien en aquel tiempo ya era el Virrey de Egipto, la potencia mundial más grande en aquellos tiempos, y si es que él decretaba algo, el Virrey de Egipto, claramente no iba a retractarse de su decreto, por ende la situación se veía como si no hubiera alternativa, como si el caso estuviera perdido y Binyamin tenga que irse preso a Egipto solo y todo el resto de los hermanos se vuelvan donde Yaäkov. Sin embargo, Yehudáh, a quien la situación lo estaba involucrando de forma personal, hizo un esfuerzo que ninguno de lo hermanos hizo, y con toda la energía y fuerza fue a recuperar a Binyamin de las manos de Yosef, sin importar el precio que signifique, y no estaba dispuesto a dejar el lugar sin traer de vuelta a Binyamin.

Esta escrito en el Midrash, que al momento en que Yosef demostró que se niega en liberar a Binyamin en contra de la petición de Yehudáh, fue Yehudáh y le dijo a sus hermanos: “Hermanos, nosotros somos 10. B”H Todos somos adultos y fuertes. Dividámonos Egipto en diez pedazos, y cada uno de nosotros ataca el sector que le tocó. Reuven va a ser el responsable del sector 1, Shimön va a ser el responsable del sector 2, etc, (y así continuó dividiendo Egipto entre los hermanos). Vamos a destruir Egipto en cosa de minutos.” Yosef no era tonto, él entendía el problema que podía significar que sus hermanos decidan atacar Egipto, por eso dice el Midrash que justamente por el hecho de que Yosef temió que esto suceda, decidió revelar su identidad, y por eso viene el verso y nos dice: “ve´lo yajol Yosef lehitapek” (Y no pudo aguantarse más Yosef), ya que entendió que en una cosa de minutos sus hermanos podrían eliminar todo Egipto si utilizaban su fuerza.

¿Por qué de todos los hermanos, solamente Yehudáh fue quien lo hizo? Dado que él asumió responsabilidad sobre Binyamin a un nivel personal, él estaba involucrado con alma y sangre en el tema, sabia que si es que no devolvía a Binyamin donde Yaäkov, iba a perder sus dos mundos.

Quiere decir, que a pesar de que es verdad que hay situaciones las cuales están por sobre la capacidad humana. Si es que la persona pusiera toda su fuerza y energía en aquello, entregando su propia alma por aquello, al final va triunfar. Todos los hermanos querían traer de vuelta a Binyamin, eso es obvio, pero solamente Yehudáh fue quien se vio involucrado a tal punto que no le quedaba otra opción, él tenia que triunfar, él tenia que dar su máximo esfuerzo por lograr el objetivo.

Hay un cuento conocido de Rabi Yeshäya Bardaki zt”l, quien viajó en un barco desde su país hacia la tierra de Israel. Junto con él se encontraba su hijo y su hija, ambos pequeños. En medio del camino, el barco se incrustó con algo que se encontraba flotando y se rompió el cascarón causando que se hunda por completo. Rabi Yeshäya montó a ambos de sus hijos sobre sus hombros, y comenzó a nadar en dirección a la tierra firme. Sin embargo, al cabo de un tiempo, comenzó a sentirse muy cansado. Él sentía que si seguía nadando a ese ritmo, no iban a lograr llegar a tierra firme. Por ende, con el dolor de su alma, se vio en necesidad de tener que dejar a uno de sus hijos en el camino. Según la halajá, por el hecho de que el hijo estudia Toráh, tiene preferencia antes que la hija. Con un profundo dolor en el alma y con el corazón roto, tuvo que decirle a su hija lo que iba a tener que suceder… y al momento en que la hija escuchó que el padre planeaba dejarla, ella gritó desde lo más profundo de su alma una sola palabra: “¡¡¡¡ABA!!!!” (¡¡¡¡PADRE!!!!) …

Cuando Rabi Yeshäya escuchó este grito desesperado de parte de su hija, inmediatamente sintió como una fuerza sobrenatural ingresaba dentro de su cuerpo, y se sintió renovado para continuar nadando con su hija e hijo sobre los hombros, hasta que de repente se les presentó una tabla flotando y aferrarse a ella, y asi lograron llegar a tierra firme y salvarse de la tragedia B”H con sus dos hijos en vida.

Cada uno de nosotros posee fuerzas escondidas, fuerzas ocultas, que incluso nosotros no sabemos que existen. Esta más que claro que un padre no desea matar a su hija. La misericordia que un padre tiene por su hijo o hija es superior a la que se tiene por sí mismo. Solamente que llega un momento en el cual aparentemente no hay nada que hacer… el padre se encuentra nadando en medio del mar y sus fuerzas se están acabando. Ya no puede más el pobre padre. Se esta ahogando junto con sus dos hijos. Ya no le queda otra que liberar a uno de ellos. Pero cuando el padre escucha un grito del alma de su hija donde le dice: “¡¡¡¡ABA!!!!” (¡¡¡¡PADRE!!!!), aquel grito ingresa tan profundo dentro del alma del padre que inmediatamente es inevitable que reciba nuevas fuerzas, fuerzas ocultas que estaban profundamente escondidas y que no sabia que las tenia hasta que se vio en obligación de utilizarlas.

Algunas veces deseamos rezar, estudiar, hacer alguna mitzváh, y comienzan a llegar dificultades que nos molestan, causando que finalmente no lo hagamos. Sin embargo, si es que nos hubiéramos esforzado un poco más, y hubiéramos confiado en nosotros mismos que si podemos lograrlo envés de darnos por vencido, hubiéramos recibido la ayuda del Cielo necesaria y finalmente lo hubiéramos superado. Eso es algo que debemos saberlo, y es que las dificultades y molestias que nos llegan en la vida son por un motivo más allá que solamente molestarnos y hacernos pasar un momento difícil, las molestias vienen porque Ha´Kadosh Baruj Hu desea ver que la persona esta dispuesta a hacer un esfuerzo superior por lograr lo que desea lograr, las dificultades son obstáculos que nos dan la oportunidad de encontrar y conocer fuerzas ocultas que tenemos cada uno de nosotros y sacarlas afuera para lograr nuestro objetivo, los obstáculos nos dan la oportunidad de mostrarnos a nosotros mismos hasta donde estamos dispuestos a llegar para lograr nuestro objetivo. Eso es lo que vimos de Yehudáh, frente a un obstáculo como el de no poder llevar a Binyamin a Egipto y poder liberar a Shimön que se encontraba capturado, Yehudáh estuvo dispuesto a hacer el esfuerzo y poner en juego su propia vida en este mundo y en el mundo por venir, con tal de poder llegar a su objetivo, y lo logró. Y al momento en que Yosef quiso llevarse preso a Binyamin y no permitir que lo lleven de vuelta donde su padre, nuevamente Yehudáh estuvo dispuesto a sacrificarse y dar todo su esfuerzo por lograr el objetivo de devolverlo donde Yaäkov, y también lo logró.

El Ridbaz zt”l vivía en Tzfat, y en el invierno recae sobre la ciudad de Tzfat un frio terrible. Una vez, durante uno de los inviernos, llegó el día del Yortzait de su padre, por lo que salió de su casa para ir a la Sinagoga donde había minian y poder recitar Kadish. En aquel entonces el Ridbaz tenia ochenta y cinco años, y el frio lo estaba penetrando en los huesos, cada segundo que estaba en la intemperie se sentía terrible. Su cabeza estaba llena de pensamientos de querer volver a su casa, llegó a un momento en el cual ya no podía continuar expuesto al frio… Habían hombres mucho más jóvenes que él que no eran capaces de caminar por la calle durante aquel día de invierno donde el frio penetrante ingresaba dentro de los huesos.

El Ridbaz estaba dándose la vuelta para volver a su casa, ya no podía aguantar más el frio, y de repente se acordó que cuando él era un niño de 10 años, no era muy exitosos en sus estudios, a tal punto que llegó un momento en que el profesor se vio en necesidad de escribirle a a su padre que Yaäkov David, su hijo, no era apto para los estudios, no lograba entender lo que se le estaba enseñando. En aquella noche, cuando se fue a dormir, escuchó como su padre hablaba con su madre en el cuarto de al lado respecto a la situación de su hijo Yaäkov David en la escuela y el teléfono que habían recibido del profesor, y escucha como el padre le dice a la madre: “¿Quizás debamos contratarle un profesor particular a nuestro hijo?”, y la madre con una voz de dolor le contesta al padre: “No tenemos dinero para eso. Tu sabes que igual así apenas tenemos para vivir”. Y el padre le contesta a la madre: “Es verdad, pero tenemos acá un horno calefactor, vendámoslo y tendremos dinero para pagar un profesor que le ayude en los estudios a Yaäkov David por lo menos seis meses”.

Ellos no vivían en un lugar tropical donde el frio pasa desapercibido, sino que vivían en Rusia donde se vive uno de los inviernos más duros del mundo. El frio en Rusia puede llegar a -20ºC o incluso -30ºC. Sin embargo, igual así los padres del Ridbaz no lo pensaron dos veces respecto a si vender el horno calefactor o no, sino que inmediatamente lo vendieron y estuvieron dispuestos a sentarse en el frio con tal de que su hijo pueda tener un profesor particular que lo ayude en sus estudios y así pueda crecer y ser uno de los grandes de Äm Israel.

Cuando el Ridbaz se encontraba caminando en Tzfat con el frio terrible de invierno, con ochenta y cinco años de edad, a punto de darse la vuelta para volver a su casa sin recitar el Kadish en el día del Yortzait de su padre, en ese momento se acordó de cómo sus padres estuvieron dispuestos a sentarse en el cruel frio de Rusia sin calefactor, solamente para que él pueda triunfar en sus estudios. Al recordar esto, el simple hecho de imaginarse como sus padres se sentaban en el frio para que él pudiera triunfar en la vida, aquello fue suficiente para ingresar dentro del Ridbaz un fuerza nueva, una fuerza que era como si nunca hubiera estado ahí dentro de su cuerpo, y justamente aquella fuerza fue la que le permitió continuar adelante hasta que llegó a la Sinagoga en medio del frio de Tzfat y pudo recitar Kadish por su padre difunto.

Rabotay, no solo Yehudáh o el Ridbas, sino que todos nosotros nos vemos enfrentados a múltiples situaciones en la vida donde nos decimos a nosotros mismos: “Ya no puedo más”, “Ya no me quedan fuerzas”, “Cómo voy a poder salirme de esta”, y el simple hecho de pensar así causa que nos apaguemos y perdamos las energías de querer continuar, dándonos por vencidos. Sin embargo, no hay que ser muy valiente para tener que darse por vencido, no se requiere algo especial, es el camino más fácil que se puede optar. Todos tienen dificultades en la vida, algunos tiene dificultades en la salud, otros tienen dificultades en el sustento, otros tienen dificultades de traer hijos, otros tienen dificultades con los hijos mismos, otros tienen dificultades de encontrar pareja, en fin, no hay nadie que no tenga un lugar donde le aprieta el zapato.

Sin embargo, un yehudí nunca dice: “¿Ma Ihihe?” (¿Qué será ahora?), sino que un yehudí siempre dice: “¿Mah ösim?” (¿Qué hacemos ahora?). Un yehudí siempre piensa en qué hago ahora para superar la situación en la que me encuentro, entendiendo que siempre hay una forma de superar lo que estamos viviendo. Tenemos que entender rabotay, que siempre van a haber fuerzas escondidas dentro de nosotros y que no necesariamente estamos consientes que las tenemos. Y es justamente por esto, que lo que nunca debemos dejar ha hacer, es dejar de esforzarnos, debemos encontrar la forma de cómo motivar nuestro esfuerzo, y entender que si nos esforzamos como debe ser, siempre vamos a encontrar en nosotros aquellas fuerzas que no sabíamos que teníamos, y eso nos va a ayudar a terminar logrando nuestro objetivo B”H.

Shabat Shalom u´mvoraj.