Cómo ayudarnos para el día del Juicio
Cómo ayudarnos para el día del Juicio
Una de las cosas que siempre me intrigó poder saber su raíz y poder entender lo que gatilla dicho fenómeno, es justamente cuál es el factor que genera una ruptura de relaciones entre personas, qué es lo que gatilla que una pareja, o unos socios, o un trabajador con su jefe, decidan romper relaciones y emprender rumbos separados cada uno. Y resulta que después de consultar a distintas personas que sufrieron rupturas y también a expertos que se ocupan de estos temas, me encontré con que la respuesta que entregan la mayoría de las personas en la mayoría de los casos es: “Pedí algo y no lo recibí”. Es decir, en caso de parejas, la mujer pidió algo de su marido o el marido de su mujer, algún cambio de actitud u algo parecido, y no recibió lo que pidió, por lo que decidieron romper la relación. O, por ejemplo en el caso de un trabajador con su jefe, el trabajador pidió un aumento de sueldo y no lo recibió, y eso generó que finalmente se rompan las relaciones. Y la pregunta es: ¿Cómo podemos evitar esto? ¿Cómo podemos controlar una situación como esta sin llegar a una ruptura? Hoy, BH, nos concentraremos en LA TÉCNICA, LA con mayúscula, que nos permitirá superar pruebas como estas sin romper relaciones, y no solo eso, sino que veremos que esta es justamente la técnica que nos ayudará a triunfar en el día del juicio que se nos aproxima. Existe una técnica real la cual aparece tanto en la Guemará como en los Midrashé Jazal, que nos puede ayudar a tener un buen juicio frente Al Creador Del Mundo, esta técnica es justamente la que nos ayudará a preparar nuestro juicio desde hoy.
Comienza nuestra Parashá diciéndonos [Devarim 16:18]: “Shofetim ve´shoterim titen lejá be´jol sheäreja asher H´ Elokeja noten lejá lishvatejá” (Jueces y policías te pondrás en todos tus portones los cuales H´ Elokeja te da) “ve´shaftú et ha´äm mishpat tzedek” (Y juzgarán el pueblo con justicia). Explica Rashi, que este verso en su “Pashut Pshat” (explicación más simple) esta hablándoles a los Dayanim (jueces) de Äm Israel, es decir, viene a comandarles que al momento de juzgar un caso lo hagan con la máxima justicia, sin darle prioridad a uno de los lados involucrados por motivos exógenos, sin importar si se trata de un rico contra un pobre, o de una persona popular con una menos popular, no importa quien sea, siempre se deben preocupar de que el veredicto del juicio sea hecho con la máxima justicia posible. Sin embargo, hay algo más profundo que se esconde tras este verso, algo que explica el porque la Toráh justamente decidió ponernos esta Parashat Shofetim cada año y año al comienzo del mes de Elul, mes conocido como “Jodesh Ha´Rajamim Ve´Ha´Selijot” (El mes de la Misericordia y los perdones). ¿Qué vendría siendo esto? Que si nos fijamos bien, de una u otra forma, cada uno de nosotros es un juez en su vida, cada uno de nosotros esta constantemente juzgando lo que acontece en su día, lo que ve, lo que escucha, lo que huele, lo que prueba, etc. Por eso viene la Toráh en nuestra Parashá y nos dice “Shofetim ve´shoterim titen lejá be´jol sheäreja” (Jueces y policías te pondrás para ti en todos tus portones), ¿Qué quiere decir “titen lejá be´jol sheäreja” (pondrás para ti en todos tus portones)? La respuesta para esto, trae el Shlá Ha´Kadosh, que cada uno de nosotros tiene 7 portones en la cara, que vendrían siendo los 2 ojos, las 2 orejas, dos orificios de la nariz, y la boca. Y lo más increíble de todo, es que vemos que los portones que poseen la capacidad más grande de influenciar nuestro propio juicio, son justamente los portones más sensibles. ¿Dónde lo vemos? La Guemará nos dice: “Einó dome ta´shemä le´ta´jazé” (No se compara cuando una persona le dicen “ven y escucha” a cuando le dicen “ven y mira”), ya que claramente el ver algo le impacta y se graba mucho más en la memoria de la persona a que cuando escucha algo, y es justamente por esto que los portones de los ojos son mucho más sensibles que los portones de las orejas, donde bien sabemos que si es que nos entra una suciedad o polvo dentro de la oreja, no es mucho lo que nos vaya a afectar, seguramente vamos a poder seguir escuchando, quizás no con la misma nitidez, pero igual así vamos a poder seguir escuchando, en cambio respecto a los ojos, basta con que entre una piedrita chica de polvo dentro del ojo y con eso ya es suficiente para impedirnos poder ver como debe ser, incluso a veces anulándonos por completo la vista. Esto mismo aplica a la hora en que estamos actuando como jueces, es decir, la sensibilidad y el cuidado que tenemos que tener a la hora de juzgar depende directamente del portón por donde estamos generando nuestro juicio, lo cual quiere decir que debemos tener mucho cuidado con los juicios que hacemos cuando escuchamos algo de alguien, de saber juzgar para bien, pero con mayor razón, debemos tener cuidado al momento en que vemos ciertas cosas con nuestros ojos que se pueden mal interpretar.
Viene la Toráh y nos dice en nuestra Parashá en un mismo capitulo un comando que requiere seguro posee una importancia y requiere ser explicado. Primero la Toráh nos dice [Devarim 16:18]: “ve´shaftú et ha´äm mishpat tzedek”, lo cual su traducción explicita seria: “Y juzgarán el pueblo con justicia”, y luego nos dice dos versos más adelante [Devarim 16:20]: “Tzedek tzedek tirdof” (Persigue la justicia). Explica la Guemará en Masejet Shevuöt [30a], que cuando la Toráh viene y utiliza el termino “Tzedek”, no lo hace solamente de forma limitada como su traducción literal que vendría siendo “justicia”, sino que viene a decirnos algo un poco más elevado que eso. ¿Qué? Que cuando vamos a juzgar a alguien quien amerita un juicio a su favor, estamos obligados en juzgarlo hacia el lado del “Tzedek”, es decir, estamos obligados en juzgarlo como si fuera un “Tzadik” y sin importar lo que estemos viendo o escuchando de aquella persona debemos hacer todo el esfuerzo posible por verlo como un “Tzadik” (una persona recta) sin importar lo que estemos viendo o escuchando y asumir que lo que estamos viendo y escuchando no es como se ve, sino que debe haber un motivo por el cual aquella persona actuó como actuó, y a pesar de que no tengamos claro como excusar lo que estamos viendo o escuchando, debemos hacer todo lo que este en nuestras manos para juzgarlo para bien como un “Tzadik”, a eso se refirió la Toráh cuando nos dijo “ve´shaftú et ha´äm mishpat tzedek” (Y juzgaran el pueblo con justicia), y “Tzedek tzedek tirdof” (Persigue la justicia). Es decir, persigue con toda tus fuerzas la forma de juzgar como “tzadik” a aquella persona.
Rabotay, muchos de nosotros tiende a pensar que nuestro juicio lo firmamos en Rosh Ha´Shaná, es decir, que ese es el día en que se firma nuestro juicio para el año venidero si acaso vamos a ser meritorios de tener un año de vida y alegrías. Sin embargo, esto es un error, un error que mientras antes lo entendamos, mayor es la posibilidad que podamos tener un buen juicio el día de Rosh Ha´Shaná que se nos aproxima. Rabotay, nuestro no lo firmamos en el día de Rosh Ha´Shaná, sino que nuestro juicio lo comenzamos a firmar desde ahora. La forma en que nosotros vamos a actuar como jueces durante este ultimo mes que nos queda del año, la forma en como nosotros vamos a juzgar el resto que nos rodea durante estos últimos días que nos quedan, esa es la forma cómo se nos va a juzgar a nosotros en el gran día que se nos aproxima, ya que El Creador Bendito Sea estableció en la creación que toda persona sea juzgada “Midá Ke´Negued Midá” (Medida por medida), es decir, que de la misma forma que nosotros actuamos con el resto, de la misma forma en que nosotros miramos al resto que nos rodea y los juzgamos, así mismo van a actuar con nosotros y juzgarnos en el Cielo. Si es que logramos ser personas que juzgan para bien, y logramos cumplir lo que trae la Mishná en Avot [1:6] de “Heve dan kol ha´adam le´kaf zejut” (Juzga a toda la persona de forma meritoria), entonces así también será como nos juzgaran a nosotros en el Juicio Celestial que se aproxima.
Rav Najman Mi´Breslev, escribe que esta ley de “Midá Ke´Negued Midá” (Medida por medida) a la hora del juicio esta nombrada de forma explicita en la mishná de Pirké Avot. ¿Dónde? Si nos fijamos bien, hay una mishná de Avot la cual toda persona quien le tocó acompañar a un fallecido en su entierro, le toco también escuchar esta mishná, ya que esta es justamente la mishná que se lee en voz alta antes de proceder con el entierro del fallecido. ¿Cuál es esta mishná? La mishná numero 1 del capitulo 3 de Pirké Avot, la cual dice lo siguiente: “Äkiva ben Mahalalel omer: histakel bi´sheloshá devarim ve´en atá bá lidé äverá (Äkiva ben Mahalalel dice: Mira tres cosas y no vas a caer en cometer pecados) “Dä, me´äyin bata (Tienes que saber de donde viniste), u´l´an ata holej (y para donde te diriges), ve´lifné Mi ata atid liten din ve´jeshbón (Y frente a Quien vas a tener que dar juicio y cuenta en el futuro)”. Sin entrar en mayor detalle sobre la mishná misma, trae Rav Najman Mi´Breslev que existe algo acá que automáticamente suena muy curioso. ¿Qué? Que normalmente cuando una persona hizo algo no correcto, el orden cronológico de las cosas es que primero se haga una cuenta de los hechos, y luego se lleve a cabo el juicio de acuerdo a la cuenta de los hechos que se recopilaron. ¿Cierto? Entonces cómo puede ser que Äkiva ben Mahalel nos diga en la mishná “ve´lifné Mi ata atid liten din ve´jeshbon” (Y frente a Quien vas a tener que dar juicio y cuenta en el futuro)? ¡Debiera haber estado escrito “ve´lifné Mi ata atid liten jeshbon ve´din” (Y frente a Quien vas a tener que dar cuenta y juicio en el futuro)! Rabotay, explica Rav Najman Mi´Breslev que acá está revelado el secreto del juicio de la persona. Ya que al decirnos Äkiva ben Mahalel que vamos a tener que dar juicio y cuenta, lo que nos está diciendo la mishná en otras palabras es que al momento en que El Creador del mundo nos juzgue, lo primero que va a hacer es traer nuestro juicio y luego la cuenta. Es decir, primero va a ver y poner sobre la mesa la forma en que nosotros juzgamos al resto de la gente que nos rodea, y luego de esa misma forma que nosotros juzgamos al resto, así nos va a juzgar a nosotros, “Midá Ke´Negued Midá”. En otras palabras, somos nosotros mismos quienes nos creamos nuestro propio juicio de Rosh Ha´Shaná, pero no creamos que este juicio lo creamos en el día de Rosh Ha´Shaná, no, sino que lo comenzamos a crear desde hoy, desde ahora comienza el tiempo en que podemos mostrarle a H´ como sí podemos juzgar a nuestro prójimo para bien, como sí somos capaces de ver y escuchar cosas y siempre pensar el lado bueno de ello, siempre encontrar la forma de sacar meritoria a la persona que esta involucrada en aquello, siempre y cuando sea una persona que lo amerite lógicamente.
Sin embargo, la gran pregunta es, ¿Cómo podemos llegar a hacer algo así? Es decir, ¿Cómo podemos tener la fuerza de siempre juzgar para bien al prójimo? Para poder entender esto, quiero traerles una historia real que sucedió en una escuela acá en Israel, que no traeremos su nombre pero si traeremos una historia que sucedió ahí, lo cual a mi personalmente, me dio una gran lección de cómo se debe actuar para poder de verdad no juzgar mal a las personas.
Había un joven, quien un día durante el recreo, entró solo a su sala de clases para buscar su botella de agua, y resulta que mientras venia saliendo, se dio cuenta que había un cajón abierto con un reloj muy lindo adentro. Lo pensó y lo pensó, y el deseo y la codicia lo superó, por lo que fue y tomó el reloj ingresándolo en el bolsillo de sus pantalones. Se terminó el recreo, y cuando volvieron todos los alumnos y el profesor también se encontraba ahí presente en la clase a punto de comenzar la materia, de repente se escucha como uno de los alumnos da un grito y dice “¡Me lo robaron!”. Todos impactados mirando, ven como el profesor se acerca a este joven que gritó y le pregunta: “¿Qué pasó?, ¿Qué te robaron hijo mío?”, y ahí el niño le cuenta que le habían robado su reloj que había dejado en su cajón. El profesor entendió que efectivamente al parecer se trataba de un caso donde alguno de los alumnos tomó el reloj sin permiso, por lo que primero le pidió al joven que le escriba en un papel las características del reloj, y luego le pidió a todos los alumnos, incluyendo al dueño del reloj, que se pongan en una fila y cierren los ojos para que él pueda pasar uno por uno revisándole los bolsillos. Y así fue, el profesor pasó uno por uno revisándole los bolsillos, hasta que llegó a los bolsillos de este joven quien había tomado el reloj y encontró el reloj. ¿Qué hizo luego el profesor? Les dijo a todos los alumnos que podían abrir los ojos e ir a sentarse a sus lugares, y llevó el reloj al joven que se le había perdido diciéndole que el joven quien lo había tomado sin permiso estaba muy arrepentido y le pedía perdón por lo sucedido.
Este joven, quien había tomado el reloj sin permiso, quedó impactado de la sensibilidad del profesor. Estaba impactado de cómo había hecho todo lo posible por no avergonzarlo frente a sus compañeros, haciéndoles cerrar los ojos y nunca revelando su nombre frente a ninguno de los alumnos. Sin embargo, hubo algo que lo impactó más aun y no entendía porque el profesor estaba actuando de esa forma. ¿Qué? El joven se dio cuenta que pasaban los días y el profesor no le había dicho nada, no lo había llamado para darle unas palabras de ética y llamarle la atención para que no suceda nunca más, tampoco había llamado a sus padres para decirles el comportamiento que estaba teniendo su hijo, ¡Nada! Por lo que el joven se le acercó al profesor y le dijo: “Profesor, sinceramente le quiero agradecer de corazón por lo que hizo el otro día en la clase cuando pidió de todos nosotros cerrar los ojos para no avergonzarme de haber tomado el reloj sin permiso, no se preocupe, no volverá a suceder. Sin embargo, quiero preguntarle otra cosa, ¿Por qué no me llamó la atención después? Aunque sea a solas, pero ¿Por qué no me citó para hablar sobre lo sucedido?”.
El profesor, con lagrimas en los ojos, levantó la cara, miró al joven a los ojos, y le dijo: “Hijo mío, hasta el día de hoy, yo tampoco sabia que tu habías sido quien había tomado el reloj. Cuando les pedí que cerraran los ojos, en ese momento yo también cerré los míos, y pase revisando los bolsillos de cada uno de ustedes con los ojos cerrados, ya que yo tampoco quise juzgar a quien haya caído en este tropiezo, sobre todo si se trata de uno de mis alumnos que son como unos diamantes para mi”.
Rabotay, esta es la técnica que debemos saber adoptar para evitar caer en juzgar para mal a nuestro prójimo, simplemente saber hacernos los ciegos y mirar para el lado, o cerrar nuestra oreja para no escuchar, y de esta forma, de la misma manera que nosotros vamos a hacernos los ciegos y desviar nuestra vista cuando veamos algo que no se ve o escucha tan bien y nos puede llevar a juzgar para mal a nuestro prójimo, así mismo El Creador del Mundo se va a hacer el ciego y va a mirar para el lado cuando hayan cosas que nos puedan jugar en contra en nuestro juicio Celestial que se nos aproxima.
Shabat Shalom u´m´boraj