PURIM 5781

El segundo recibimiento de la Toráh que sucedió en Purim

El segundo recibimiento de la Toráh que sucedió en Purim

Trae la Guemará en Masjet Shabbat [88a] sobre el verso en la Torah donde se relata el recibimiento de la Toráh en Har Sinay que dice [Shemot 19:17]: “va´ityatzebu be´tajtit ha´har” (y se reunieron en la parte baja del cerro) lo siguiente: “Dijo Rabi Abdimi bar Jama bar Jasah: Este verso  nos enseña que antes de que recibiéramos la Toráh, Ha´Kadosh Baruj Hu puso sobre Äm Israel una montaña (“kafá älehem hat ke´guiguit”), cubriéndolos de la misma forma que una persona cubre algo con una olla al revés, y mientras se encontraba el cerro sobre Äm Israel les dijo Ha´Kadosh Baruj Hu: “Im atem mekablim ha´Toráh, mutav, ve´im lav, sham tehe keburatjem!” (Si es que ustedes reciben la Toráh, bien, y si es que no, entonces ahí será serán enterrados). Y luego continua la Guemará y dice: “Dijo Raba: A pesar de esto, volvió Äm Israel a recibir la Toráh por voluntad propia en los días de Ajashverosh, gracias al amor que sintieron por el milagro sucedido, tal como esta escrito en la Meguila [9:27]: “Kiyemu ve´kibelu ha´Yehudim” (cumplieron y recibieron los Yehudim), es decir, volvió Äm Israel a recibir lo que ya recibieron en los días de Moshé. Y al decir que “Äm Israel volvió a recibir lo que ya recibieron en los días de Moshé”, hace referencia a nada más y nada menos que nuestra Toráh Ha´Kedosáh.

Basado en esta Guemará es que nos gustaría analizar lo siguiente: ¿Qué diferencia hubo entre el milagro de Purim y todos los milagros que vivimos al salir de Egipto? Acaso las diez plagas que hizo por nosotros en la salida de Egipto, y la apertura del Yam Suf, el cual se abrió de tal forma que nuestros sabios nos cuentan que se crearon increíbles muros de 150 metros de agua a cada uno de los costados, y el Man que bajaba del cielo todos los días, y el agua que salió de la piedra, y la nube que fue delante del pueblo durante el desierto protegiéndolos del sol y de los enemigos y lavándoles la ropa al mismo tiempo, ¿Acaso todos estos sucesos no son milagros revelados suficientemente grandes como para que recibamos la Toráh por voluntad  propia y sin necesidad que nos amenacen poniéndonos una montaña sobre nosotros? Cada uno de ellos es un milagro mucho más grande que el milagro de Purim - con todo el respeto que merece. Por ende ¿Qué sucedió que solamente en Purim Äm Israel fue capas de recibir la Toráh por amor y voluntad propia y en cambio en el desierto H´ Itbaraj tuvo que elevar un cerro sobre nosotros para que recibamos la Toráh a la fuerza? Si es que no logramos entender cual es la diferencia de esto, significa que probablemente aun no sabemos en realidad que es Purim.

Si es que analizamos un poco más en profundidad lo que sucedió en cada una de las dos generaciones, lo cual nos va a traer la respuesta a nuestra pregunta, también entenderemos un elemento básico y fundamental en nuestras vidas, algo que todos nos encantaría tenerlo, pero muchas veces se hace difícil lograrlo, lo cual vendría siendo tener la capacidad de trabajar a H´ Itbaraj y cumplir sus comandos con absoluta alegría en todo momento. El Ben Ish Jai dice que el mes de Adar es el mes mas propenso para lograr trabajar a H´ Itbaraj de verdad con alegría, y el secreto para ello se encuentra en nuestra pregunta.

Respecto a lo que sucedió con los milagros en el desierto, y porque no fueron suficientes como para generar que el recibamos al Toráh por voluntad propia, Trae el Jatam Sofer algo increíble. Si no fuera porque el Jatam Sofer lo dice no podríamos decirlo. Dice el Jatam Sofer que Äm Israel en el desierto vio muchos milagros, de verdad un numero de milagros que ni siquiera nos podemos imaginar, muchos de los cuales están solamente revelados en Midrashim que no toda persona tiene acceso a ellos, sin embargo, sin importar la magnitud del milagro que hacia por el pueblo, estos milagros eran recibidos por el pueblo con una sensación de “Nos merecemos estos milagros”. ¿Por qué? Porque que el pueblo estaba sintiendo en aquel momento una sensación de: “H´ fue quien nos sacó de Egipto, ¿Cierto? Y H´ es quien nos llevó por el desierto durante cuarenta años y no nos llevó de forma directa a la tierra de Israel, por ende, es Él quien se debe preocupar de abrirnos el mar, es Él quien se debe preocupar de que baje el Man todos los días para que no nos muramos de hambre, es Él quien debe preocuparse que increíblemente salga agua de la piedra para que no nos muramos de sed, es Él quien debe preocuparse de que tengamos una nube frente a nosotros constantemente para protegernos del sol y de nuestros enemigos, etc.”

Pronto veremos que la Guemará nos trae la explicación de este fenómeno. Debemos saber, que cuando una persona siente que se merece algo, básicamente suceden dos cosas, [1] Automáticamente comienza a tener todo tipo de exigencias respecto a ello, y [2] Menosprecia el merito que debiera recibir la persona que se lo entregó. En cambio, dice el Jatam Sofer, que el milagro de Purim fue todo lo contrario, es decir, el milagro de Purim comenzó en medio del festín de Ajashverosh ha´Rashä, cuando Äm Israel se unió al festín yendo en contra de las indicaciones dadas por Mordejay Ha´Yehudí quien era el Guedol ha´Dor en aquellos tiempos, Rosh ha´Sanhedrin (cabeza de la corte de juicio), lo cual significa, que el milagro de Purim comenzó en el momento menos pensado, en momentos que el pueblo menos se merecía un milagro, y fue justo ahí que Ha´Kadosh Baruj Hu hizo el milagro de Vashtí que terminó dejando a Ester como la reina de todo el reino. Esa es la gran diferencia que hubo entre la generación que salió de Egipto, y la generación que se encontraba en el milagro de Purim. La generación que estaba en Egipto sentía que se merecía aquellos milagros, por ende Ha´Kadosh Baruj Hu tuvo que poner un cerro sobre ellos para que recibieran la Toráh a la fuerza, en cambio, quienes estaban en el milagro de Purim sentían que no se merecían el milagro en lo absoluto, por ende el valor y aprecio que sentían por aquel milagro fue mucho más grande, a tal punto que causó que recibamos nuevamente la Toráh, solo que esta vez, tal como mencionamos anteriormente, la recibimos por amor y voluntad propia.

Esta semana tuve el merito de hablar con un jatan que se casa pronto y me dijo que tenia unas cuantas preguntas que hacer. Entre las preguntas que hizo, me preguntó: “¿Qué es la clave para cuidar el matrimonio?”. Me quede pensando un par de segundos, ya que hay muchas cosas importante en el matrimonio, y finalmente decidí contestarle algo que esta muy relacionado con el milagro de Purim. La Guemará en masejet Sota (17a) trae lo siguiente: “Rabi Äkiva amar: Ish ve´Isháh, zajú shejináh benehem. Lo zajú, esh oeltan” (Dijo Rabi Äkiva: Un hombre y una mujer, si es tuvieron el merito la divinidad de estará entre ellos. Y si es que no tuvieron el merito, el fuego se los comerá). Al ver esta Guemará, como primera impresión se da a entender que se esta hablando de un sorteo, es decir, la Guemará nos viene a decir en otras palabras que si es que un hombre y una mujer tuvieron el merito de salir premiados, la divinidad de estará entre ellos, pero si es que no salieron premiados entonces el fuego se los comerá. Sin embargo, claramente no es así. La Guemará no esta diciendo acá según mi humilde opinión la clave del éxito de un matrimonio, lo cual vendría siendo que si es que una pareja llega a un punto en que ambos sienten que “Zaju” (tuvieron el merito), es decir, cada uno siente que tuvo el merito de ser elegido para ser la pareja del otro, el hombre siente que tuvo el merito de ser elegido para ser el marido de una mujer como su esposa, y la mujer siente que tuvo el merito de ser elegida por su marido para ser la mujer de su vida, entonces automáticamente ambos van a conducirse de una forma mucho mas agradecida, es decir, cada uno va a intentar constantemente hacer por el otro más de lo que la “ley” le exige, lo cual se llama “Lalejet lifnim mi´shurat ha´din”, y por otro lado, al sentirse meritorio automáticamente tendrá mucho menos exigencias y expectativas, evitando la posibilidad de decepcionarse de ciertas cosas, al igual que una persona la cual recibe un regalo el cual siente que no se lo merece y que solamente tuvo el merito de recibirlo, obviamente no tendrá ningún tipo de exigencias por aquel regalo, sino que solamente se sentirá agradecido de haberlo obtenido. En el caso de una pareja, quien logra adoptar una actitud como esta lo único que hará es caminar hacia una vida plena de Shalom Bait y en consecuencia un hogar digno de recibir la divinidad de H´ Itbaraj, tal como lo trae la Guemará en Sotáh al decirnos: Shejinah benehem (la Divinidad estará entre ellos). Sin embargo, si es que el caso es el contrario, es decir, que ambos sienten que “Lo Zaju” (no es que yo fui meritorio), sino que cada uno siente que se merece como mínimo alguien como su pareja y que en realidad no es él quien tuvo el merito de tener a su pareja sino que es su pareja quien tuvo el mérito de tenerlo a él o a ella como pareja, entonces con seguridad que el fuego se los comerá, ya que tal como lo vimos respecto a la generación que salió de Egipto, cuando alguien siente que es merecedor de algo, automáticamente tiene exigencias respecto a eso, y así mismo sucede en la vida de pareja, cuando equivocadamente sentimos exigencias y expectativas altas respecto a nuestra pareja por el mero hecho de sentirnos merecedores el uno del otro. ¿Cuál es el problema de esto? El problema es que toda persona quien tenga exigencias y expectativas altas sobre algo - es casi imposible que no se vaya a decepcionar alguna vez, y la decepción lo que genera muchas veces es un roce entre la pareja. Por ende, quien se siente merecedor de tener su pareja - difícilmente tendrá Shalom Bait  en su hogar, y en consecuencia su hogar no será digno de recibir la divinidad de y el fuego terminará con aquella pareja R”L.

La mishnah en Masechet Avot [4:1] dice: “Eizehu Äshir? Ha´Sameaj be´Jelkó” (Quien es una persona rica, quien esta contenta con su parte). Las letras que componen la palabra Äshir: son “ע – ש  – י  – ר” que en realidad representan cuatro partes del cuerpo, que vendrían siendo Ënaim (ojos), Shinaim (dientes), Yadaim (manos), Reglaim (pies), es decir, que una persona la cual tiene sus ojos funcionando, dientes funcionando, manos funcionando, y pies funcionando, automáticamente debe saber que es una persona rica. Y si en realidad es así, ¿Por qué vemos que la gente a pesar de tener aquellas cuatro cosas no necesariamente se siente rica? De acuerdo a lo que recién vimos, la respuesta es muy simple, es simplemente dado que a veces sentimos que todas aquellas cosas las merecemos, y no logramos profundizar y entender que cada día que nos despertamos y estamos sanos en realidad es netamente un regalo de H´ Itbarach, un regalo el cual no lo merecemos y simplemente tuvimos el merito de aun tenerlo.

Yehi Ratzon, que Ha´Kadosh Baruj Hu nos de el merito de valorar las cosas que nos da, de tener la capacidad de no caer en sentir que nos merecemos lo que tenemos, sino que siempre sentir que tuvimos el merito de recibir aquel regalo del Creador del Mundo, y a través de esto llegar a trabajar a Hashem Itbarach con alegría hasta Biat Goel Tzedek bi´Mehera be´Yamenu, amen.

Purim Sameaj.