"DIN EMET LA´AMITÓ" (EL JUICIO RABÍNICO REAL CON LA VERDAD)

"DIN EMET LA´AMITÓ" (EL JUICIO RABÍNICO REAL CON LA VERDAD)

EL JUICIO RABÍNICO REAL CON LA VERDAD

Lo que vamos a traer hoy fue dicho por Rosh Avot Baté Ha´Din  de la ciudad de Tel Aviv (El cabeza en mando de la gran corte de juicio rabínica de Tel Aviv), Ha´Rav Zvidah Cohen, un Talmid Jajam muy grande, quien trabajo muy de cerca con él más grande de los grandes que hemos tenido en las últimas décadas, o incluso en los últimos cientos de años, Maran Övadiah Yosef zt”l. La semana pasada él hablo de lo que trae la Toráh en la Parashá que leímos este Sábado, Parashat Ytró, donde vemos como el suegro de Moshé Rabenu llamado Ytró ve la necesidad de reaccionar al ver como Moshé Rabenu se encuentra individualmente enjuiciando a todo el pueblo, y tiene un peso de trabajo tremendo sobre sus hombros lo cual su suegro temía que fuera más grande que de lo que él y el pueblo puedan aguantar, tal como nos dice la Toráh [Shemot 18:13]: “va´yehi mi´majorat, va´yeshev Moshé lishpot et ha´Äm, va´Yaämod ha´äm äl Moshé min ha´Boker äd ha´Ärev” (Y al día siguiente se sentó Moshé a enjuiciar al pueblo, y el pueblo estuvo parado esperando desde la mañana hasta la tarde), imagínense la cantidad de tiempo que algunos tenían que llegar a esperar hasta que llegara su turno,  por ende viene Ytró y le da un consejo a Moshé Rabenu sobre cómo debe juzgar al pueblo.

 

Sobre este verso Rashi trae la Guemará en masejet Shabat [11a] donde nos dice “¿Acaso podemos llegar a pensar que Moshé Rabenu de verdad se sentó y juzgó al pueblo todo el día? ¿Y su conocimiento de Toráh cuando lo adquiría y cuando lo entregaba? ¡Obvio que no! Por ende lo que nos viene a decir el verso es que “Col dayan she´dan din emet la´amitó (todo juez rabínico que logra llevar a cabo un juicio real con la verdad), afilu shaä ajat (incluso si es que todo el juicio le llevó una sola hora), maäléh älav ha´catuv keilu ösek ba´Toráh kol ha´yom kuló (se le considera como si es que se hubiera ocupado en la Toráh todo el día), ve´naäsá shutaf la´Kadosh Baruj Hu be´maäsé Bershit” (y se convierte en un socio de Ha´Kadosh Baruj Hu en el acto de la creación).

 

Si nos fijamos bien, hay un termino utilizado en este verso el cual automáticamente nos llama la atención. La Guemará dice “Col dayan she´dan din emet la´amitó(todo juez rabínico que logra llevar a cabo un juicio real con la verdad), donde “emet la´amito” (real con la verdad) es un termino doble, ya que hubiera sido suficiente escribir “din emet” (juicio real) para entender que si es real entonces es la verdad, ya que de ser irreal obviamente seria una mentira, por ende ¿Para qué la Toráh nos escribió “din emet la´amitó” (juicio real con la verdad) utilizando esta terminología doble? ¿Acaso existe algo real que en realidad no es verdad?

 

Mucho fue escrito por nuestros sabios sobre este termino. El Drisha – quien es uno de los comentaristas sobre el Tur, en Joshen Mishpat [1:2] explica sobre esto algo muy interesante. En realidad, todo juicio de Toráh es la verdad, solo que existen algunos tiempos y lugares en donde el dayan debe entender que no se debe enjuiciar con las leyes de juicio de la Toráh, sino que se debe ir “Lifnim mi´shurat ha´din” (mas allá de la ley). Esta acción de ir “Lifnim mi´shurat ha´din” (mas allá de la ley) es algo que solamente un sabio puede hacerlo utilizando su propio criterio de acuerdo a la situación con la que se enfrenta. Esto es lo que quiere decir el termino “din emet la´amitó” (juicio real con la verdad), el acto en el cual un dayan utiliza su sabiduría y su criterio para actuar acorde a cada caso al cual se enfrenta, y de esta forma con su veredicto lograr llevar a que ambas partes reciban el veredicto de la corte de juicio con tranquilidad y alegría, a sabiendas que esa es la verdad.

Maran Övadiah Yosef ztk”l, trae en su libro Änaf Ëtz Avot, algo que sucedió con el sabio que era el Av Bet Din en la ciudad donde vivía Maran Övadiah Yosef cuando era más joven, Ha´Gaon Rabi Elihau Jaim Meizel, quien en aquellos tiempos enjuiciaba al pueblo con una sabiduría extraordinaria.

Lo que sucedió fue que dos mujeres lavaron las camisas blancas de su familia en un mismo día, y colgaron las camisas sobre las cuerdas de secar que habían en el patio común del edificio para que así se sequen las camisas. Algo sucedió, pero cuando volvieron ambas mujeres se dieron cuenta de que solamente estaban colgadas las camisas de una de las cuerdas, y en cambio las camisas de la otra cuerda habían desaparecido. Cada una de las mujeres comenzó a decir que las camisas que se quedaron colgadas eran las suyas y que las camisas que se habían perdido eran de la vecina. Finalmente decidieron dirigirse donde el Rav para que decrete quien tiene la razón.

El Rav escuchó lo que cada una de ellas tenia que decir, y se dio cuenta que obviamente una de ellas estaba mintiendo, sin embargo la única forma de llegar a la verdad iba a ser a través de aplicar una estrategia sabia.

Inmediatamente le pidió a las dos mujeres que dejen las camisas blancas en su oficina y salgan a esperar afuera. Mientras las dos mujeres esperaban afuera, el Rav llamó a su esposa y le pidió que por favor le traiga una par de camisas blancas suyas que estén recién lavadas y las mezcle en el montón de camisas blancas que trajeron estas mujeres.

Luego el Rav procedió a llamar a una de las mujeres para que por favor entre, y ahí le preguntó: “Dime algo, ¿Tu sabes reconocer bien tus camisas?” A lo que la mujer le contestó “Por su puesto Rabino, se exactamente como se ven mis camisas”. Por lo que el Rav procedió a ponerle enfrente suyo el montón de camisas y le dijo “Adelante por favor, saque sus camisas”, y ahí la mujer comenzó a separar “Esta es mía, esta también es mía, esta definitivamente no es mía, esta si es mía, esta tampoco es mía, etc”. El Rav vio esto y le pidió que por favor saliera nuevamente del cuarto y mandó a llamar a la otra mujer haciéndole exactamente la misma pregunta y la mujer le contestó la misma respuesta. Por lo que el Rav le puso enfrente suyo el montón de camisas y le dijo “Adelante por favor, saque sus camisas”, y ahí la mujer comenzó a separar “Esta es mía, esta también es mía, esta definitivamente es mía, esta también es mía, esta también es mía, etc” mientras elegía algunas camisas que el Rav había puesto en el montón y le pertenecían a él. Viene la mujer  y le dice al Rav: “Rabino, todas estas camisas blancas son mías, este montón definitivamente es el de mis camisas”.

El Rav la quedo mirando y le dijo: “Tres de las camisas que elegiste son mías. Be´Siata Di´Shmaya he descubierto quien esta mintiendo”. Y así el gran dayan Ha´Rav Elihau Jaim logró solucionar el caso con una inmensa sabiduría, causando que ambas partes asuman responsabilidad y reciban sobre ellas el decreto con tranquilidad y alegría. Eso es un “din emet la´amitó” (juicio real con la verdad).

¿Para que traigo esto? Solamente quiero transmitir la importancia que hay en presentar nuestros casos que requieren decisiones frente a los sabios de nuestro pueblo. Cuando una persona lleva sus temas frente a un sabio o frente a un “Din Toráh” de sabios y dayanim que son personas “Yeré Shamaym” (Temerosas del Cielo), debe saber que puede estar absolutamente tranquilo que el veredicto que reciba es un “din emet la´amitó” (juicio real con la verdad), hecho por personas cercanas al Creador del Mundo.