PARASHAT BO 5781

La plaga de oscuridad en la vida de la persona

La oscuridad y la luz en la vida de la persona

 

En Parashat Bo, la Toráh habla sobre las tres ultimas plagas que trajo sobre Mitzarim, tal como explica Rabenu Bejayéh que la guematria de Bo es tres, para insinuar que la parashá relata tres de las diez plagas.

 

La novena y penúltima plaga que trajo H´ Itbaraj sobre Egipto fue la plaga “Makat Joshej” (golpe de oscuridad), la Rashi nos explica que esta plaga consistió en que durante tres días los Egipcios no podían verse entre ellos en lo absoluto, y que posterior a los primeros tres días - la oscuridad aumento a tal nivel que los Egipcios ni siquiera podían moverse de su lugar.

 

La Toráh [Shemot 10: 21] escribe el siguiente verso: “Va´yhi joshej äl eretz Mitzraim ve´yamesh joshej (Y hubo oscuridad sobre Egipto y luego se puso más oscuro aun) luego continua la Toráh y dice [Shemot 10: 21]: “Lo rau ish et ajiv, ve´lo kamu ish mi´tajtav, sheloshet yamim, u´l´jol bené Israel haya or be´moshebotam” (Ninguna persona vio a su prójimo, y nadie pudo pararse de su lugar durante tres días, y en cada casa de Äm Israel había luz). Rashi trae la explicación del Midrash sobre la palabra “ve´yamesh” que “she´haya caful u´mjupal ve´äv, äd she´haya bo mamash” – es decir, que la oscuridad llego a ser tan densa que era posible tocarla con las manos. Y ¿Cuánto era el espesor de la oscuridad? Trae el Midrash “ke´dinar zahav” (como una moneda de oro).

 

Preguntan los mefarshim: ¿Por qué el Midrash comparó la grosura de la oscuridad con una moneda de oro, acaso no hay otras cosas con las cuales se puede comparar el grosor – como por ejemplo con un dedo, o con una aceituna?

 

Trae el Pele Yoëtz que el Midrash nos viene a enseñar que nuestra vida es algo lleno de luz. Por ende, si es que alguien de nosotros de repente comienza a ver que la oscuridad y la niebla están llenando su vida, debe saber que aquello proviene de una sola cosa, aquello proviene del hecho que estamos viendo frente a nosotros un “dinar zahav” (moneda de oro), plata, dinero, en otras palabras aquello viene del hecho que estamos demasiado enfocados en lo material.

 

Un “dinar zahav” es algo propenso a oscurecer la vida de la persona. Debemos saber que el dinero – si bien puede ser una herramienta muy potente para hacer el bien en este mundo – al mismo tiempo posee el peligro de ser la raíz de todo mal. Es capas de ingresar en la persona un veneno causándole caer en cosas tan graves como el odio y el celo, puede causar que la persona caiga en causar divisiones y peleas entre personas, como por ejemplo entre un hombre y su mujer, o entre una persona y su prójimo. El materialismo es un obstáculo grueso y también algo propenso a oscurecer la vida de la persona alejándola de la alegría y la paz.

 

Dice Rabi Israel Salant  - quien es el Genio de todo el musar (ética) – que cuando una persona ve con sus dos ojos ¿Qué ve? Ve luz y belleza, esplendor y pureza ¿Cierto?. Y ¿Qué sucede si es que se tapa los dos ojos con dos monedas? Automáticamente se convierte en un ciego, ya que se le crea una oscuridad frente a los ojos.

 

Incluso el hombre más sabio del mundo, si es que es sobornado con dinero – toda su sabiduría desaparece, pasando a considerarse como un ciego en la oscuridad. ¿Dónde lo vemos? La misma Toráh lo trae en el libro de Devarim [16:19] “ki ha´shojad yeäver ëné jajamim vi´salef dibré tzadikim” (dado que el soborno cegará los ojos de los sabios y pervertirá las palabras de los justos).

 

Dice el Jidushé Harim respecto al verso que continua diciendo nuestra parashá después del verso de la plaga de la noche – donde nos dice “lo rau ish et ajiv” (cada persona no lograba ver a su hermano) – que esta es la oscuridad más grande que hay. Es decir, que cuando una persona ve frente a sus ojos monedas de oro, la oscuridad puede llegar a ser tan grave que aquella persona puede incluso dejar de ver a sus hermanos! El enfoque en el dinero genera división y peleas entre hermanos. Una persona puede ser capas de pasar a llevar cualquier tipo de hermandad que tenia con su hermano cuando se trata de dinero, llegando incluso a estafarlo si es que es necesario. Eso es lo que trae la mishná en Avot [4:21]: “Rabi Eläzar Ha´Kapar omer: Ha´kiná ve´ha´taavá ve´cavod – motziin et ha´adam min ha´ölam” (Rabi Eläzar Ha´Kapar dice: El celo, el deseo, y el honor – sacan a cualquier persona de este mundo).

 

Sin embargo, cuando la persona remueve el “dinaré zahav” de enfrente de sus ojos, entonces ¿Cómo sigue el verso? “u´l´jol bené Israel haya or be´moshebotam” (Y en toda casa de Israel había luz dentro de su hogar). Es decir, la persona que logra remover el enfoque del dinero en su vida y controlar su ambición, logra llenar su vida de luz y paz.

 

Una vez, habían tres socios sobre el mando de una cadena de negocios bastante grande, y que durante años llevaban operando y manejando el negocio de forma muy unida y con mucho éxito. Sin embargo, algo sucedió y comenzó entre ellos una guerra infernal, todo el amor que se tenían se convirtió en un odio punzante y desagradable.

 

Por algún motivo, uno de sus conocidos quien se había enterado de esta guerra que se desató, le pidió a Rav Yosef Mugrabí si acaso podía hablar con ellos, por lo que lo que el Rav los invito a su casa. Cuando llegaron, les dijo: “Señores, quiero contarles una historia, y de la historia que les voy a contar estoy seguro que van a entender porque los llame para que nos reunamos”.

 

“Había un hombre de Äm Israel que vivía en condiciones tan apretadas que ni siquiera se podía encontrar una moneda en su bolsillo, sin embargo su situación no era algo que atentara en contra de su alegría de vivir. Era un hombre a quien se le podía asignar el apodo de “samej be´jelkó” (contento con su parte), y sabia muy bien conformarse con lo mínimo. A pesar de que era un hombre necesitado en términos materiales, igual así nunca se abstuvo de ayudar al resto en todo lo que podía. Era un hombre amado por todos, todos sabían como alabar y engrandecer el bien que había dentro del corazón de este hombre.”

 

“Un día, cayó sobre este hombre una herencia muy grande. Y sucedió que desde aquel momento, este hombre cambió de una forma radical a tal punto que era prácticamente imposible reconocerlo. Comenzó a adoptar todo tipo de actitudes de un hombre rico, pero no las actitudes buenas de un hombre rico, sino que una actitud en la cual comenzó a actuar con soberbia y hablar sin ningún tipo de vergüenza. Este hombre cortó todo tipo de relación que tenia con sus cercanos. Ya no le era “apropiado” andarse juntando con la gente “simple” del pueblo.”

 

“De alguna u otra forma, le contaron al Gaon “Divré Jaim” Mi´Tzanz sobre lo que había sucedido con este hombre. Por ende fue el Gaon Divré Jaim y le dijo a su shamash que por favor llame a este hombre porque quería hablar con él. Cuando el shamash del Divré Jaim llego donde este hombre y le dijo que el Rav queria hablar con él, a pesar de que era un hombre rico en aquel momento, incluso así no pudo negar la invitación del Rav Ha´Kadosh por lo que se apresuró en dirigirse y se presentó frente al Rav.

 

“Cuando el hombre ingresó en el cuarto, el Rav le pidió que por favor se dirigieran juntos a la ventana que daba hacia la calle, y cuando se encontraban frente a la ventana viene el Rav y le pregunta: “Dime, ¿Qué ves a través de al ventana?”. El hombre no entendía que era lo que le estaba preguntando el Rav, por ende le contesto: “Rav, veo gente pasando de un lado para el otro”.

 

“El Rav volvió con el hombre a la mesa de su oficina, y le puso un espejo frente a él – preguntándole nuevamente: “Dime, ¿Qué ves ahora?”. El hombre miro al Gaon Divré Jaim impactado, no estaba entendiendo que era exactamente lo que le estaba preguntando, por lo que le contestó: “Rav, me veo a mi mismo”.

 

Fue ahí que el Rav le dijo: “Estimado, tengo una pregunta para ti: Tal como lo ves, tanto la ventana como el espejo están hechos de vidrio ¿Cierto? Entonces ¿Me puedes explicar por favor por qué cuando ves a través de la ventana logras ver otras personas que van pasando de un lado para el otro, y en cambio al ver a través del espejo te ves a ti mismo solamente? ¿Sabrías decirme cual es la diferencia entre ambos?”

 

El hombre quedo impactado de la pregunta, no entendía para donde lo estaba llevando el Gaon Divré Jaim con sus preguntas. Y fue ahí que el Rav le dijo: “Te voy a revelar la diferencia entre ambos, “ve´hamebin yabin” (y quien tiene que entender a lo que me refiero lo entenderá). El vidrio transparente, al ver a través de él se logra ver la otra gente que hay en frente nuestro. Sin embargo, desde que se toma ese mismo vidrio y se lo baña en plata, aquel vidrio se convierte inmediatamente en un espejo, y ya nos impide poder ver a nuestro prójimo que se encuentra frente a nosotros. Desde que el vidrio es bañado en plata - solo nos vemos a nosotros mismos.”

Continua el Divré Jaim y le dice de forma muy directa, tal como todo Rav debiera saber hacerlo de vez en cuando: “Estimado, tienes que entender, antes, cuando no tenias dinero, siempre veías al prójimo que se encuentra en frente tuyo, le ayudabas a todos, lo único que se hablaba de ti eran cosas buenas ¡La gente te amaba! Sin embargo desde que bañaste tu vida en plata – todo cambió. Ya no logras ver al resto frente tuyo, lo único que hace es verte a ti mismo todo el rato”.

Muchas veces vale la pena detenerse un segundo, y meditar de cómo el dinero y la plata es solamente un medio para el trabajo de , pero esta lejos de ser el motivo por el que vinimos a este mundo. Solamente la persona que logra mantener esta consciencia en la cima de su mente, logra de verdad llenar su vida de luz, pero quien no, tal como sucedió con este hombre – y es algo que le puede suceder a cualquiera que pierde su foco en la vida, es inminente que con el tiempo la persona se convierta cada vez en más egoísta y mas ambicioso, lo cual cada uno de nosotros sabe que es algo sumamente peligroso.

Existe un verso en la Torah [Devarim 4:39], que lo decimos tres veces al día al finalizar la Tefiláh cuando recitamos Alenu Leshabeaj: “Ve´yadäta ha´yom, va´hashebota el lebabeja, ki H´ hu ha´Elokim, ba´Shamaim mi´maäl ve´äl ha´aretz mi´tajat en öd” (Y debes saber hoy e ingresarlo en tu corazón, queÉl es el D´s, tanto en el Cielo como por sobre el Cielo, al igual que bajo la tierra, no hay nada más), lo cual si nos fijamos la Torah dice “ba´Shamaim mi´maäl ve´äl ha´aretz mi´tajat en öd”, ¿Qué nos explican Jajmé ha´Musar (los sabios de la ética) sobre este verso? Este verso viene a enseñarnos algo sumamente importante, viene a enseñarnos que respecto a cosas que tienen que ver con el “Shamayim” (Cielo), también llamado Jeftzé Shamaim, lo cual involucra todo lo que tiene que ver con lo espiritual, la Toráh, y sus mitzvot, nos dice la Toráh “mi´maäl”, es decir, debe la persona mirar a aquellos que se encuentran por sobre él, y aspirar algún día ser como ellos. Como por ejemplo, si es que la persona ve como su amigo esta avanzando en su nivel espiritual, y gracias a su esfuerzo esta avanzando a pasos más grandes que él, entonces es bueno y sano aspirar llegar a avanzar como su amigo, o si es que su amigo comenzó a estudiar Halajá Yomit todos los días, y ve lo bien que le hace y cuanto conocimiento logra ganar día a día por estudiar una halajá diaria, también es bueno y sano aspirar llegar a avanzar como su amigo, y así con todo tipo de cosas espirituales que la persona aun no ha logrado tener, debe aspirar a tenerlas algún día. Ya que tal como lo traen nuestros sabios en la Guemará [Baba Kamá 21a] respecto a esta envidia espiritual­: “Kinat Sofrim tarbéh jojmá” (la envidia espiritual aumentara la sabiduría de la persona). Sin embargo, lo interesante es que el verso en la Toráh continua y nos dice “ve´äl ha´aretz mi´tajat en öd”, lo cual quiere decir que respecto a cosas que tiene que ver con “ha´aretz” (tierra), lo cual representa las cosas mundanas y materiales, “mi´tajat ein öd”, es decir, debe la persona solamente mirar lo que esta por debajo de él y concentrarse solamente en lo que tiene, y no caer en mirar tras la cortina de su amigo, ya que quien mira tras la cortina de su amigo, al final se daña a sí mismo.

La Toráh tiene “shivïm panim” (setenta caras de cómo entender un mismo verso), y existe otra explicación sobre el verso que vimos de [Shemot 10:23] “Lo Rau Ish et ajiv, ve´lo kamu ish mi´tajtav, sheloshet yamim, ul´jol benei Israel haya or be´moshebotam” (Ninguna persona vio a su prójimo, y nadie pudo pararse de su lugar durante tres días, y en cada casa de Äm Israel había luz), y esta explicación explica algo muy parecido a lo que trajimos anteriormente respecto a cómo la plata puede segar a una persona, solo que lo explica de una forma muy interesante. Al decir la Toráh “Lo Rau Ish et ajiv” (no miró un hombre a su prójimo), la Toráh viene a atestiguar que la correlación entre personas que había en Äm Israel antes de que saliéramos de Egipto, era tan ética que nadie miraba tras la cortina de su prójimo para comparar lo que tiene el otro comparado con lo suyo, y “ve´lo kamu ish mi´tajtav” (y no se levantó una persona de su lugar), es decir, cada uno entendía cual era su lugar y no miraba por sobre lo que tiene, todos se concentraban solamente en lo que les dio y se alegraban con ello, ¿Y que consecuencia tuvo esto sobre el pueblo? Continua el verso y nos dice “ul´jol bené Israel haya or be´moshebotam” (en todas las casa de Äm Israel había luz), es decir, de la misma forma que el materialismo y el estar mirando tras la cortina del prójimo para ver lo que tiene es algo que trae oscuridad a la vida de la persona, al no hacerlo se genera el efecto contrario, es decir, se genera que haya luz dentro de la vida de la persona. Es por esto que esta plaga de la oscuridad fue la penúltima plaga de Egipto, ya que dentro de esta plaga la Toráh nos revela algo sumamente importante que tenia la generación de nuestros patriarcas que salieron de Egipto, algo que nos tiene que dejar un mensaje que nos sirva para saber como llevar a nuestro pueblo a la redención final. Viene la Toráh y nos dice en otras palabras que la redención de Egipto sucedió cuando cada uno de Äm Israel estaba a un nivel espiritual en donde podían ver la luz de su propio hogar y no traían oscuridad a su vida mirando lo que tiene el prójimo. Esta actitud es la clave para la redención individual y global en la vida de cada uno de nosotros, poder ver la luz que hay en nuestra vida, y transmitir eso a nuestros hijos.

Que H´ Itbaraj nos de el merito de siempre ver la luz en nuestras vidas.

Shabat Shalom u´M´Voraj.