PIRKÉ AVOT - CAPITULO 1 : MISHNÁ 3 (PARTE 2)
CAPITULO 1 : MISHNÁ 3 (PARTE 2)
El Shiur pasado vimos la primera parte de la Mishnáh la cual comienza diciendo Antignos ish Sojó kibel mi´Shimön Ha´Tzadik (Antignos el hombre de Sojó recibió de Shimön Ha´Tzadik). Hu haya omer (él solía decir): al tihihu ka´ävadim ha´mshameshin et ha´Rav äl menat lekabel peras (no sean como los esclavos que sirven a su jefe para recibir un premio), ela hevu ka´ävadim ha´mshameshim et ha´Rav she´lo äl menat lekabel peras (sino que sean como los esclavos que sirven a su jefe sin la intención de recibir un premio). Hoy B”H nos concentraremos en la segunda y ultima parte de la mishná la cual culmina diciendo: Vi´hi morá Shamaym älejem (y que el temor del Cielo se encuentre sobre ustedes).
Vi´hi morá Shamaym älejem (y que el temor del Cielo se encuentre sobre ustedes) – El motivo por el cual Antignos finalizó la mishná de esta forma, es dado que lo que nos insinuó al comienzo sobre la importancia de servir Al Creador por amor y no con el motivo de recibir una recompensa – a pesar de ser algo sumamente importante - no es suficiente para que seamos perfectos en nuestro servicio hacia El Creador, sino que debemos agregar un componente primordial que se llama “Irat Shamaim” (Temor del Cielo). Estos dos componentes – por un lado “el amor” y por otro lado “el temor” – deben siempre ir de la mano. ¿Por qué? Ya que si una persona solamente actua con amor pero sin temor, resulta que basta con que este amor se vea levemente afectado para que aquel persona sea propensa a caer a niveles muy bajos en su relación con aquello que ama, a tal punto que puede llegar algunas a veces incluso a “patear” aquello que amó hasta ahora. Pero cuando también existe el temor, el temor logra frenar la impulsividad de la persona y le ayuda a que pueda superar las pruebas que se presentan incluso en casos en que el amor se ve disminuido momentáneamente [ver Talmud Yerushalmi, Berajot capitulo 9, halajá 5].
Es por esto que no solo respecto a la relación que la persona tiene con El Creador es importante que exista esta combinación de temor junto con amor, sino que también respecto a la relación entre padre e hijo, y entre el empleador y el empleado, y entre una persona y su amigo, en toda relación humana es importante que también haya un componente de temor para poder llegar a un equilibrio correcto de las acciones.
Si nos preguntaran ¿Cuál es la pregunta del millón de dólares? ¿Qué debiéramos responder? Lo más lógico es que toda persona consiente sobre lo que esta haciendo en este mundo – debiera contestar que la pregunta del millón de dólares es ¿Qué es lo que El Creador quiere de mi? ¿Cierto? Bueno en realidad, la Toráh escrita ya nos trajo esa pregunta junto con su respectiva respuesta. ¿Dónde? En el libro de Devarim [10:12] la Toráh viene y nos dice “ve´ätá Israel, ¿Mah H´ Elokeja shoel me´ïmaj?” (Y ahora Israel, ¿Qué es lo que H´ tu D´s pide de ti?). Al escuchar esta pregunta, y a sabiendas que la relación que tenemos como pueblo con El Creador es como la de un padre con un hijo, aparentemente lo más lógico hubiera sido pensar que la Toráh venga y nos diga que lo que H´ quiere de nosotros es que lo amemos. ¿Cierto? ¿Que padre no quiere que su hijo lo ame? Sin embargo, la Toráh trae una lista de cuatro cosas – ordenándolas en un orden de más a menos importante – y lo más increíble - es que de las cosas que El Creador pide de nosotros, el amor no solamente no se encuentra en el primer puesto – tal como podríamos haber pensado, sino que se encuentra en el tercer puesto. Y entonces ¿Qué se encuentra en el primer puesto? Viene la Toráh y nos dice “Ki im leiráh et H´ Elokeja” (Que temas a H´ tu D´s).
¿Temor? ¿Eso es lo que más le importa Al Creador que tengamos? La respuesta es que si, ya que si bien el amor es sumamente importante, y por eso se encuentra dentro de la lista de las cosas que El Creador pide de nosotros, el temor es aun más importante. ¿Por qué? Ya que si pudiéramos materializar lo que es el amor y lo que es el temor, el amor lo podríamos comparar con el motor de un auto y el temor con los frenos del auto. De la misma forma que el motor impulsa el auto, así mismo el amor que la persona siente lo impulsa a hacer cosas por aquello que ama. Por otro lado, de la misma forma que los frenos frenan el auto para que no pierda el control, así mismo el temor frena a la persona para que no vaya a atentar contra aquello que teme. Por ende, si le preguntamos a una persona ¿Qué es más importante en un auto? ¿Que tenga un tremendo motor o que tenga buenos frenos? ¿Qué nos diría? Imaginémonos un auto con un tremendo motor, un motor V12 biturbo con 1000 caballos de fuerza, sin embargo los frenos de ese auto no son muy buenos y no son capaces de frenarlo, ¿Alguien se subiría a ese auto? ¡Nadie! ¡Todos saben que un auto así es una maquina para matarse! En cambio imaginémonos al revés, el auto no tiene un motor tan potente como el anterior, pero tiene los mejores frenos del mundo ¡Tiene frenos de avión! ¿Alguien se subiría a ese auto? ¡Todos! Ya que un auto así es de lo más seguro que hay. Así mismo en nuestro caso, El Creador a través de darle prioridad al temor por sobre el amor al momento de ordenar Sus peticiones hacia nosotros, viene a insinuarnos que si bien el amor es sumamente importante, igual así el amor sin temor es algo peligroso y puede llevar a la persona a cometer accidentes, por ende para evitar que cometamos accidentes en este mundo – es sumamente importante que trabajemos nuestro “Irat Shamaim” (Temor del Cielo).
Si nos fijamos bien, existe algo muy interesante en la palabra que la Toráh utiliza para referirse al temor del Cielo. La Toráh lo llama “Irat Shamaim”. ¿Qué hay de interesante en esto? Que existe una diferencia entre lo que es el miedo y lo que es el temor – miedo en hebreo se lo llama “pajad”, en cambio temor se lo llama “irá”. Y la razón por la cual la Toráh no nos dijo que es importante que tengamos “Pajad Shamaim” (miedo del Cielo) – sino que nos dijo que tengamos “Irat Shamaim” (temor del Cielo), es básicamente dado que el temor proviene de una fuente totalmente distinta al miedo, y esto se lo ve insinuado en la palabra misma. Miedo es algo espontaneo, algo que proviene de un suceso inesperado, en cambio el temor proviene de algo conocido, de algo que se sabe su poder y peligro y por ende se teme incluso a distancia. La palabra “irá” - que es “temor” – proviene de la palabra “lirot” – que significa “ver”. Es decir, lo que nos viene a decirnos la Toráh al escribir “ve´ätá Israel, ¿Mah H´ Eokeja shoel me´ïmaj?” (Y ahora Israel, ¿Qué es lo que H´ tu D´s pide de ti?) y contestar diciendo “Ki im leiráh et H´ Elokeja” , viene a decirnos que si bien es verdad que El Creador le importa que lo temamos, debemos entender que la forma en que vamos a lograr aquello es a través de “Ki im leiráh et H´ Elokeja” – es decir, a través de “lirot et H´ Elokeja” (a través de ver a H´ tu D´s), ya que solamente la persona que busca constantemente Al Creador en su diario vivir – es quien logra verlo en todos sus caminos, y solamente la persona que logra ver Al Creador en todos sus caminos – es quien logra entender Quien Es El Creador y en consecuencia logra temerlo de verdad.
Si nos fijamos bien, la conexión y armonía que existe entre el amor y el temor es a tal punto, que ambas palabras se conectan. Esto lo vemos cuando escribimos una palabra sobre la otra, nos damos cuenta que la raíz de ambas palabras forman la palabra “irá” (temor), y por otro el final de ambas palabras formas la palabra “ahava” (amor).
Para insinuarnos que ambas cosa deben ir de la mano. Debemos saber como tener un equilibrio entre nuestro amor y nuestro temor del El Cielo, saber tener un buen motor pero al mismo tiempo buenos frenos. Y si nos fijamos bien, para que exista esta correlación y armonía entre las palabras de tal forma que el comienzo de ambas formen la palabra “irá” y que el final de ambas formen la palabra “ahavá”, debe encontrarse la palabra “irá” (temor) por sobre la palabra “ahavá” (amor) y no al revés, ya que si es que las ponemos al revés no logramos ver esta conexión. ¿Por qué sucede esto? Para insinuarnos nuevamente que si bien ambas cosas son sumamente importante a la hora de servir Al Creador, igual así el temor del Cielo debe estar por sobre el amor, ya que los frenos del auto deben ser siempre mejores que el motor para poder asegurar una conducción segura.
Esa es la perfección a la hora de servir Al Creador, debe haber amor y temor juntos, por eso la Toráh escribió por un lado [Devarim 6:5] “Ve´ahavtá et H´ Elokeja” (Y amaras a H´ tu D´s), y por otro lado [Devarim 6:13] “Et H´ Elokeja tirá” (Temerás a H´ tu D´s).
Así mismo respecto a la conducta con los padres, la Toráh nos dijo por un lado [Shemot 20:12] “cabed et avija ve´et imeja” (Honra a tu padre y a tu madre), y por otro lado [Vaykrá 19:3] “Ish imó ve´et aviv tirau” (Temerás a tu madre y a tu padre). Lo cual si nos fijamos bien sucede algo bastante interesante aca, ya que respecto al honor la Toráh adelantó al padre por sobre la madre diciendo “cabed et avija ve´et imeja” (Honra a tu padre y a tu madre), en cambio respecto al temor la Toráh adelantó a la madre por sobre el padre diciendo “Ish imó ve´et aviv tirau” (Temerás a tu madre y a tu padre). ¿Por qué?
Explica la Guemará en masejet Kidushin [30b] que por el hecho de que la naturaleza de la persona es honrar a su madre más que a su padre, ya que la madre por naturaleza regalonea más a los hijos que el padre, es por eso que la Toráh adelantó al padre por sobre la madre cuando se trata del comando de honrarlos, para acentuar que el padre no es menos importante que la madre cuando se trata de honor.
En cambio respecto al temor, por el hecho de que la naturaleza de la persona es temer más al padre que a la madre, resulta que la Toráh adelantó a la madre por sobre el padre cuando se trata de temor, para acentuar que la madre no es menos importante que el padre cuando se trata de temor.