El ladrón se arrepintió de lo que robó ¿Debe pagar el precio completo o el precio de oferta?
El ladrón se arrepintió de lo que robó ¿Debe pagar el precio completo o el precio de oferta?
Llego un caso al Bet Din el cual trataba de una panadería la cual era conocida por tener las mejor suganiot de la ciudad, y esta panadería decidió hacer una promoción el último día de Janucá, la promoción consistía en que cada sufgania en ves de valer 4 shekels - lo cual era su precio durante el año, iba a valer 2 shekels.
Un hombre llamado Shimön ingresó a la tienda el último día de Janucá y aprovechó el hecho de que había una masa de gente dentro de la tienda para robar una caja la cual contenía 50 sufganiot. Se llevó la caja a su casa y realizó una fiesta de Janucá con sus amigos repartiéndole deliciosas sufganiot a cada uno.
Después de la festividad, Shimön analizó profundamente lo que había hecho y decidió hacer “teshuváh” del robo que había cometido, por ende se dirigió al dueño de la tienda para devolverle el dinero de lo que había robado.
Shimön lógicamente primero pidió perdón de parte del dueño de la tienda por el robo que había cometido y luego procedió a entregarle un billete de 100 shekalim, diciéndole: “Tal como te comente, resulta que robe 50 sufganiot de las cuales cada una se vendía a 2 shekels, por ende aquí tienes 100 shekels por la caja que robe”.
El dueño de la tienda mira a Shimön y le dice: “!¿100 shekels?! Estimado, me tienes que dar 200 shekeles, mira bien el precio que aparece en aquel cartel, cada sufgania vale 4 shekels. Multiplica 50 por 4 ¿Cuánto te da? 200 shekels, asique por favor entrégame otros 100 shekels adicionales”. Shimön, a quien la respuesta del dueño de la tienda lo había tomado por sorpresa, le contesta: “¿Cómo quieres cobrarme 200? Si yo hubiera pasado por la caja para pagar las sufganiot que me estaba llevando en aquel día hubiera tenido que pagar solamente 100 shekels, por ende ¿Cómo quieres cobrarme 200 ahora que vengo y reconozco mi error?”
El dueño de la tienda al escuchar esto le dice a Shimön: “Estimado, la oferta que viste en aquel día es solamente para los clientes que compran, no para los ladrones! Y por el hecho de que tu robaste y no compraste en aquel día, resulta que tienes que pagar el precio completo de las sufganiot.”
¿Quién tiene la razón?
En realidad, el precio de promoción no se considera “precio de mercado” (sobre el cual se fija el precio del producto al momento de un robo), ya que el motivo por el cual el dueño de la tienda realiza la promoción para sus clientes es solamente para alentarlos y motivar a quienes ingresan a su tienda para que compren, sin embargo una promoción con seguridad que no esta destinada para alguien quien ingresa a la tienda intenciones de robar. Por ende, un ladrón quien roba un producto que se encontraba en promoción debe pagar el precio de mercado de aquel producto y no el precio de promoción, a menos de que el precio de promoción sea igual o mayor al precio de mercado del resto de los proveedores.
Sin embargo, en nuestro caso la ley es distinta y Shimön quien robó las sufganiot deberá pagarle al dueño de la panadería el precio que poseían las sufganiot en aquel día de promoción. ¿Por qué? Ya que halajicamente el motivo por el cual un ladrón debe pagar lo robado es porque el ladrón posee la categoría de “mazik” (dañador), tal como lo trae la Guemará en Baba Kamá [4] donde Rabi Jia explica que existen 24 Avot Nezikin (tipos de generadores de daño) y uno de ellos es el ladrón, por ende por el hecho de que en nuestro caso el dueño de la panadería no hubiera podido recibir por aquellas sufganiot un precio más alto que el precio de la promoción de aquel día en que fueron robadas, ya que si es que no se hubieran vendido en aquel día - no habría podido haberlas vendido al día siguiente (básicamente por el hecho de que no hubieran seguido estando frescas y nadie acostumbra a comprar sufganiot del día anterior), resulta que el ladrón Shimön le causó un daño real de 100 shekalim y no 200. En cambio si es que se hubiera tratado de un producto el cual el dueño podría haber exigido su precio real unos días más tarde, en ese caso el ladrón tendría que pagar el precio real y no el de promoción.
EN RESUMEN
El ladrón debe pagarle al dueño de la panadería 100 shekalim.