El caso del vendedor de Judaica y el gato caro que compró
El caso del gato caro y el vendedor de artículos de Judaica
Llego un caso al Bet Din de un vendedor de Judaica llamado Ruben quien viajo fuera de la tierra de Israel hacia un lugar conocido por su venta de antigüedades las cuales muchas veces se las podía conseguir a un precio barato y luego revenderlas con un lindo margen en Israel a turistas o incluso a personas locales. Ruben entró a una tienda de antigüedades y después estar mirando durante 5 – 10 minutos que es lo que tenia para ofrecer aquel vendedor, se dio cuenta que no había nada interesante por lo que decidió salir de la tienda. Sin embargo, mientras iba saliendo, de repente se da cuenta que en el suelo se encontraba un vasija de plata con unos grabados muy peculiares lo cual según su vasta experiencia en el rubro estaba seguro de que se trataba de una vasija que fácilmente se podría vender por unos cuantos miles de dólares.
Por ende ¿Qué hizo? Se acercó un poco más a la vasija para mirarla atentamente y de repente ve algo muy extraño. Ve que el dueño de la tienda agarró la vasija, vertió leche dentro de ella, y luego la puso frente a su gato para que tome. Al ver esto, Ruben pensó en su interior que con seguridad el dueño de la tienda no tenia idea de la vasija que tenia en su poder, seguramente no sabia que se trataba de una vasija de miles de dólares, y por ende Ruben entendió que se encontraba frente a una oportunidad de adquirir una vasija de gran valor a un precio mucho menor del que vale.
Sin embargo, Ruben entendía que si es que mostraba un interés especial en la vasija entonces el vendedor podría captar de que se trataba de algo especial y en consecuencia le subiría el precio. Por ende ¿Qué hizo? Fue donde el vendedor y le preguntó: “Dime algo por favor, ¿En cuanto me vendes tu gato?”, a lo que el vendedor le contesto de inmediato: “!Mil dólares!”. Ruben quedo impresionado y le dijo al vendedor: “¿Mil dólares por un gato? Bueno si es que tu lo dices debe ser un gato especial, por ende toma aquí están los mil dólares, ahora por favor dame el gato”, y luego continua Ruben y le dice al vendedor: “Pero ahora que lo pienso, voy a tener un problema, ¿Cómo le voy a poder dar de comer y de tomar al gato? ¿Te importa si me llevo esta vasija en la cual lo vi tomando leche, seguramente ya esta acostumbrado tomar de ella?”.
El vendedor mira a Ruben y le dice: “Por ningún motivo”. Ruben nuevamente impactado le pregunta al vendedor: “¿Por qué no? Toma si quieres te doy 100 dólares como valor simbólico para poder llevármela” . Sin embargo el vendedor nuevamente le hace saber a Ruben que no hay de que hablar, él no esta dispuesto a vender la vasija. Ruben por su parte estaba decidido en llevarse la vasija, por ende siguió subiendo el precio de su oferta - y el vendedor seguía negándose en venderla. Llego un punto en que Ruben ya había subido su oferta a miles de dólares y el vendedor aun no aceptaba venderla. Por ende por curiosidad viene Ruben y le pregunta al vendedor: “Dime algo, ¿Por qué no estas dispuesto a vender la vasija por un precio tan alto como el que te ofrecí?”.
El vendedor mira a Ruben y le dice: “Te voy a descubrir mi secreto. Yo en realidad no solo vendo artículos de Judaica, sino que mi principal negocio es vender gatos. Justamente gracias a esta vasija que estas viendo resulta que logre atraer otros cuantos expertos en judaica como tu bastante inteligentes que trataron de hacer el mismo truco que tu hiciste hoy pensando de que me iban a hacer tonto y se iban a llevar la vasija regalada por comparar mi gato a un valor elevado. Sin embargo no entendieron que yo los atrape antes de que ellos me atrapen a mi”.
Esta es la historia que sucedió, por ende ¿Cuál es la pregunta que surgió? Ruben al escuchar esto se paró y le dijo al vendedor que quería devolverle el gato y que él le devuelva los mil dólares que había pagado, diciéndole que toda la compra había sido un “mekaj taüt” (una compra equivocada) dado que él nunca pensó en comprar un gato a un valor tan elevado como lo había hecho, y esta claro que toda su intención era solamente adquirir la vasija. Sin embargo el vendedor le respondió que la venta es una venta clara y concreta y que no hay nada que devolver, el gato ahora es suyo y el dinero se queda con él. ¿Quién tiene la razón?
Rabenu Ha´Or Ha´Jaim Ha´Kadosh [Bereshit 25:33] pregunta sobre como puede ser que la Toráh haya recibido la venta de Ësav hacia Yaäkov al momento en que le vendió su estado de primogénito. ¿Cómo puede ser que la venta no sea anulada por motivos de “onaah”? – Lo cual básicamente establece que en todo caso en el cual se venda un producto a un precio elevado en más de 1/6 sobre el valor de mercado, la venta se anula, y en este caso Ësav vendió en 100 algo que vale 1000.
A lo que contesta el Or Ha´Jaim que Ësav sabia que estaba vendiendo su estado de primogénito a un precio absurdamente barato, e igual así estuvo de acuerdo en hacer el trato, y así fue establecido para la halajá en el Shuljan Aruj [Joshen Mishpat, siman 227, seif 9] que si es que alguien vendió algo por estar muy necesitado económicamente, y lo vendió a un precio tan barato que no existe lugar para decir que “ha´daät toä” (que la persona se equivocó en le precio), sino que se nota que lo esta haciendo porque necesita urgente el dinero, resulta que después no puede revertir al venta, dado que se considera que él sabia e igual así perdono la diferencia de precio”. Y eso es lo que dice la Guemará en Baba Kama [9]: Jaitá De´Kitré sabartá ve´kabeltá – lo cual significa que si una persona de acuerdo en comprar un saco amarrado sin saber que hay adentro, demostró que estuvo dispuesto a arriesgar su dinero y no hay vuelta atrás.
Es por esto que para la Halajá, por el hecho de Ruben supo que el precio que estaba pagando por le gato era absurdamente alto, e igual así acepto comprarlo, resulta que la venta del gato se mantiene en pie y Ruben no posee el derecho de exigir su dinero de vuelta.